La aparición de los Estados


El Estado habiendo salido del encuentro de un pueblo, de un suelo y de un poder, su nacimiento, como institución, es a menudo imposible exactamente de fechar.

Ordinariamente, los elementos primarios se encuentran desde mucho tiempo reunidos. Es su llegada al punto de madurez que determina la aparición del Estado. El debe tener estabilización de la población, delimitación de las fronteras, individualización y desempeño de una autoridad propiamente política. Esos fenómenos no son siempre concomitantes, ni susceptibles de constatación en un instante preciso.

A veces, hay propiamente una verdadera fundación.

 Una autoridad política, reuniendo bajo ella un grupo de hombres, toma contacto con un espacio vacío o poco habitado.

Así, se establecieron, por migración, en América del Norte, los futuros Estados Unidos y, en África del Sur, las repúblicas boers Naranja y Trasvaal.

Parece, también, que ese modo de creación haya sido bastante frecuente en la antigüedad, donde las tierras aun vírgenes y las poblaciones eran escasas, en la parte reducida de la ciudad, se reunió una iniciativa de un hombre. La fundación de Roma, tal como la tradición la informa, es por excelencia el ejemplo de una tal  creación. “Aquí todo es nuevo: la nación, que nace de la unión bajo un jefe común de los escombros de cepas diversas llegadas de todas partes; el desierto sin amo, del que remitirá al mismo tiempo la posesión, donde establece la ubicación de la Ciudad Eterna… La organización de la muchedumbre no precede de un instante el establecimiento sobre el territorio y la fundación de la ciudad. Los hechos coinciden y la Ciudad nueva es inmediatamente consagrada por la oración, y fortalecida por la ley fundamental que el rey da al pueblo, que el pueblo aprueba…El pensamiento de la leyenda es de presentar una creación nueva hasta en sus fundamentos. El genio creador del rey y la voluntad colectiva de la nación se encuentran aquí en un acto único de constitución”.

Los antiguos mismos dudaban que ese acto solemne haya tenido realmente lugar, pero figura perfectamente la idea romana del Estado, creado por organización de la nación.

En todo caso, la época contemporánea no comporta más de iniciativa similar. Nuestra época es, según la expresión de Paul Valery, el del “mundo finito”. La tierra está cubierta de Estados diversos y depende de ellos como territorio propio, o, a veces aun, como dependencia colonial.

La creación de una autoridad política no debe nada, pero sí es ahora obsoleto fenómeno. En el siglo XIX, algunos aventureros aun han tratado de fundar Estados. Sus tentativas no tuvieron ninguna seriedad. Ellas han hundido en el ridículo o han permanecido a penas redactadas. En cuanto a la creación de Liberia y del Estado libre del Congo, el apoyo que le aportaran respectivamente los Estados-Unidos y Bélgica los ligan estrechamente a los fenómenos de colonización.

No hay más lugar, en el derecho constitucional actual, para la creación de poderes estáticos a titulo inicial sino, solamente, para las formaciones segundas procedentes de Estados o de regímenes ya existentes.

Ambas situaciones que llaman una organización constitucional nueva son la creación de un nuevo Estado o la aparición de un nuevo sistema político. El problema de la formación de los Estados o de la modificación de su extensión es levantado á la continuación de una secesión, de un desmembramiento, de una absorción. Viene en virtud del derecho internacional o, más exactamente, el «derecho internacional incautado debido al nacimiento de un nuevo estado cuando se lleva a cabo este hecho.» El problema del cambio de régimen depende, por contrario, del derecho constitucional. La transformación de los cambios de titular en el marco de instituciones existentes, o, aun, una modificación importante de estas. Hay mutación de las reglas de establecimiento, la sucesión o el funcionamiento del poder; pero la desaparición de los modos anteriores no implica que borra la propia o las autoridad política sobre los que se ejerce: regiminis forma no Mutatá mutatur ipse populus.

Dos grandes categorías de mutaciones políticas deben ser distinguidas. Las autoridades nuevas pueden nacer:

-sea del consentimiento de la autoridad existente;

-sea de la destrucción violenta de esta y de su remplazo por otro régimen.

Las modificaciones del orden politico existente pueden provenir de una decisión de los poderes establecidos. Por convicción, por espíritu de previsión, o aun bajo una presión que no es aun irresistible, pero que podría devenirlo, los gobiernos emancipan ciertos territorios que dependen de ellos o revisan más o menos espontáneamente las reglas que le conciernen.

La creación de un Estado puede provenir de una ley interna, de un tratado internacional, o de la decisión de un órgano internacional. El cambio de régimen puede tener lugar por renuncia o por reforma. El titular del poder absoluto, existente hasta entonces, procede el mismo a su límite y a su desarrollo mediante la concesión de una Acta constitutiva.

Más normalmente, en la época actual, un régimen se reforma por evolución costumbrista o aun por implementación del poder constituyente derivado. Este puede, mientras se realiza con regularidad formal aparente, equivaldría a una revolución innoble. Es lo que se ha llamado el fraude a la constitución.

Las rupturas violentas.-

No obstante la terminología no sea absolutamente fijada, se puede distinguir disímiles modos de liquidación violenta de los Estados, de modificación o de decadencia de los regímenes.

1º. En el plano internacional: La conquista causa la absorción total o parcial de un  Estado en otro Estado. La derivación puede ser la  adopción de una nueva constitución, mejor en relación con el nuevo orden de cosas.     

Puede también haber extensión de una constitución existente a todo el país. La rebelión es una insurrección o un golpe de estado de  repente forzada no tocar esa parte del país y gran mayoría de los TBI conducen á la secesión con la formación de un nuevo estado, bajo una nueva constitución.

2º. Internamente: La insurrección es una revuelta popular contra el régimen politico establecido. Ella procede de un descontento general. De carácter espontaneo, afectivo, irracional, el azar juega un rol preponderante. Sus manifestaciones soportan una amplia parte de anónimo y de imprevisibilidad. Inicialmente, ella no tiene plan; ella se libra a los actos contradictorios; ella comete, por ejemplo, las destrucciones inútiles o peligrosas para sí misma; ella es raramente formada de elementos homogéneos; ella reúne fracciones diversas que a menudo devienen hostiles, una vez el éxito adquirido. Es por lo que ella puede prolongarse por “jornadas” donde ciertos insurgentes se esfuerzan de continuar la acción revolucionaria, mientras que otros, ya instalados en el poder, los reprimen drásticamente. Así, los hombres de julio aplastaron los numerosos disturbios de los comienzos de la monarquía de Luis Felipe.

Un poco más tarde, los hombres de Febrero dirigen la represión de las jornadas de Junio de 1848.

La insurrección que aborta es generalmente calificada de agitación.

El golpe de estado, llamado a menudo hoy putsch, para distinguirlo mejor de la insurrección anónima, es, como ella, de origen privado. Pero es ejecutado por un hombre o un grupo de hombres que asumen la dirección, según un plan preparado ampliamente y metódicamente en sus  detalles. Nada debe ser dejado al azar pues la operación, para triunfar, debe ser brutal y corta. Obra de conspiradores, unidos no solamente por las opiniones es, sino por una disciplina común, exige además la homogeneidad intelectual, la maniobra en las manos del jefe. Los ejecutores, cuidadosamente escogidos, son agrupados en formación generalmente restringidos y deben sujetarse a directrices dadas con método y precisión.

Babeuf y Blanqui han formulado la teoría del golpe de estado y llevado ellos mismos las acciones de ese tipo. En Rusia, Lenin y Trotzky acentuaron su carácter técnico. La lucha armada contra la policía y la tropa se convierte en subsidiaria.

Lo esencial es de paralizar los medios de acción del adversario, para obtener los centros neurálgicos de la actividad principal del estado, principalmente los nexos de transmisión y la comunicación. Los gobiernos in situ son entonces aislados en la cima del Estado. Cortados de sus órganos de acción y de información, se agitan en el vacío y no dirigen más a nadie, ellos son barridos sin gran pena, a menos que ellos ya no hayan abandonado la partida.

Es así como se desarrolló la revolución rusa de 1917, durante “los diez primeros días que sacudieron el mundo”.

El golpe de Estado tiene grandes analogías con el golpe de fuerza. Se confunde a menudo uno y otro. Pero, desde el punto de vista del constitucionalista, hay entre ellos una diferencia capital. El golpe de Estado no emana de particulares. Es el “acto violento de una parte de los podres públicos contra el otro”. Puede también emanar de un cuerpo público subordinado, como el ejército que se erige entonces en poder politico. Es operado bajo la dirección de oficiales generales o superiores, así como de suboficiales. Se le da entonces el nombre de pronunciamiento, la historia de España ha suministrado muchos  ejemplos de ese modo de transformación política.

El golpe de Estado puede no el golpe de Estado de no apuntar al fin del régimen establecido, sino a su defensa como fue exclusivamente,  el caso de los golpes de Estado en cadena del Directorio de la Revolución francesa.

Más a menudo, sin embargo, el golpe de Estado es ofensivo y tiende a la creación de un nuevo sistema politico. Así nacieron el Consulado y la República autoritaria, luego el Imperio.

3º. En los dos planos interno e internacional:

La acción extranjera se aproxima, tanto en sus efectos que como manifestación de fuerza, de la insurrección o del golpe de Estado. Arruinar el orden constitucional existente, sea por intervención directa, sea por simple contragolpe, ella provoca la instalación de un nuevo régimen.

El fin del primer Imperio resulta de la negativa de los aliados de tratar con Napoleón y de la invitación de Alejandro a los Franceses de darse nuevas instituciones.

La capitulación de Sedan la capitulación de los mayorazgos Sedan, conlleva sin violencia, la caída del Segundo Imperio. El armisticio de 1940 es seguido de la revisión de Vichy y de la Revolución llamada “nacional”. La ocupación rusa en Europa central y oriental permite el nacimiento de las democracias populares. La guerra subversiva, llamada también guerra popular (Mao Tsé Tung) o guerra de estilo indirecto (general Gambiez), combina a la vez la rebelión interna y la acción extranjera. Hay como una dilución clandestina, en el seno de las poblaciones cómplices o intimidadas, de las fuerzas regulares exteriores. El poder legal es puesto en estado de inferioridad por las acciones de guerrilla que la usan materialmente y la dislocan moralmente provocando finalmente su liquidación o su abdicación. Los más hábiles desemboca a menos gastos; el más débil gana dejando por su incautación y en propaganda repugnante por un rival aparentemente más poderoso que él.

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