Inutilidad del dinero
Si los polos se descongelaran a la velocidad que sucede, no quedaría una gota de agua potable en nuestras reservas fluviales. Ni que corriera a través del manto freático, un vaso de oro no podría comprar a un vaso de agua. Podemos vivir hasta la última centésima de segundo de nuestras vidas sin un vaso de oro, pero no podemos vivir sin un vaso de agua. Como modo de atenuar la carga del trueque o intercambio de mercancías apareció el dinero. Los mercaderes, los que más almacenaron, se convirtieron en terratenientes o señores feudales. Los terratenientes, además de poseer tierras o latifundios, poesían esclavos que compraban con el dinero del almacenaje. El procedimiento se ha sofisticado hoy, los esclavos aún existen en proporción alarmante. Han sustituido el látigo y la rueda dentada de la esclavitud, la cual había que empujar hasta el exterminio, pero existe el trabajo infantil que relizan los niños en los basureros y en las minas, como mulos en miniatura estigmatizados por la esclavitud actual, provocada por la aparición del dinero. Si los estados satisfacieran las necesidades de sus súbditos que se esforzaran, en vez de pagarles con dinero, les remuneraran sus esfuerzos mediante el socorro de sus necesidades vitales, no fingiríamos amar por dinero, no nos declararíamos la guerra innecesaria, puesto que nuestro planeta ya se ha repartido. Pareciera que el hecho subasanarse no se pudiera, dada la sobrepoblación mundial, la llegada de los invertebrados, los que descubrieron a la Tierrra sin voz en el asunto. Al final de la historia de la humanidad habrá que analizar que el dinero ha procurado más daño que bien. Cómo puede un billete manoseado valer más que un niño o un vaso de agua, cómo contraer matrimonio por la lujuria de obtener a un objeto humano en cuanto a comprarlo como se compra una casa. Si la inutilidad del dinero resulta aberrante a los que piensan con el estómago, más aberrante resulta la aparición del dinero como medio de sojuzgar a la voluntad ajena. El almacenaje es el caldo de cultivo donde prolifera la larva de la mosca de la duda, de donde surgió el dinero. Son muchos los que viven adormecidos detrás de la felicidad en busca de atrapar a esa larva que provoca más confusión que bien, más deterioro mental que júbilo. Lo peor de todo es que la riqueza es enemiga de los pobres, casi siempre se distribuye entre la clase dominante. Sin dinero nos evitaríamos la presencia de los terratenientes, la explotación de los poderosos, la vida no sería aburrida, nos sobrarían las obligaciones: la conservación de la naturaleza, el cuidadado de los desvalidos, la protección de la niñez, la defensa de nuestro planeta. Los que pretenden convertirse en administradores de los bienes y derechos ajenos, son los responasables del bienestar de sus súbditos. ¡ Lo cierto es que si existen zánganos no es porque existen abejas, sino porque existen las flores! diosdado0811@hotmail.com