Interpretaciones
El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, criticó los bajos salarios y expresó que a la población hay que hacerla partícipe del crecimiento y de la hegemonía de la economía para frenar la delincuencia.
Esto fue visto por el Consejo Nacional de la Empresa Privada como una insinuación de que los pobres son delincuentes, más que como una imperiosa necesidad de aumentar los sueldos.
Sin embargo, el planteamiento del funcionario no es nuevo.
Antes y después de que hablara otros habían sostenido lo mismo. Lo acaba de hacerlo, por ejemplo la Sociedad Dominicana de Siquiatría, que entiende que la falta de oportunidades influye en el auge de los delitos.
Claro que en el caso de Valdez Albizu, debe también sugerir que el Estado no pague tan alto el servicio que prestan algunos de sus “servidores”. Que esos ingresos onerosos que reciben no sean vistos por la inmensa mayoría de empleados públicos como una bofetada.
Obvio que las empresas deben asumir también su parte, sin tratar de distorsionar la verdad con las interpretaciones, porque lo que está a la vista no necesita espejuelos.
Tal vez es que cuando las cosas no están muy claras, sea más fácil entender o hacer creer que entendimos lo que nos conviene para crear una marea de confusión que nos beneficie.
Algo parecido ha ocurrido con la decisión del Papa de que sean absueltas las mujeres que abortaron y que estén arrepentidas. Ese indulto ha sido visto por sectores como una ventana para que la iglesia católica acepte el aborto.
Como el jefe del Vaticano no ha explicado que quiso decir con esto, las interpretaciones son libres e igual podría pensarse que hace referencia a que esas mujeres, muchas de las que arrastran su acción como una pesada carga, no sean lapidadas, que su dolor sea entendido y ellas aceptada.
Es que vamos de interpretación en interpretación, para acotejar una verdad que podría hartarse de que no la dejen salir a flote.