Infecundo “Cuatrienio del Agua”: sequías, inundaciones, contaminación, salinización
El Presidente Medina fracasó en su “rescate integral del sector eléctrico” de su primer periodo. Perpetuó apagones con altas tarifas y nos castigó dilapidando un subsidio eléctrico de 13,000 millones de dólares en 7 años. Danilo, siendo economista de profunda formación habrá releído “La Riqueza de las Naciones” y ponderado lo dicho por Adam Smith en el siglo 18 de que “Nada es más útil que el agua; pero ésta no comprará gran cosa; nada de valor puede ser intercambiado por ella. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso; pero una gran cantidad de otros bienes, pueden ser intercambiados por éste”. Ante esta clásica “paradoja del agua y el diamante” y ya con su fracaso eléctrico, Danilo bautizó su segundo mandato como “Cuatrienio del agua”, y contravino a Adam Smith queriendo atribuir un valor de cambio a su promesa de agua, para intercambiarla por votos para la aprobación de la fracasada reforma Constitucional, para su re-reelección.
El agua tiene un sentido místico, contrapuesto al fuego. San Juan el Bautista mientras bautizaba con aguas de ríos sacramentales anunció la llegada del Mesías: “Yo bautizo con agua para arrepentimiento… quien vendrá detrás de mí… os bautizará en Espíritu Santo y fuego… Detrás de mí vendrá alguien que purificará con el fuego”. El agua bautismal nos convierte en cristianos y nos libera de la carga del pecado original. Jesús, crucificado, no pidió diamantes. Lo único material que pidió fue agua, clamando, “Tengo Sed”. El Génesis relata el “Diluvio Universal” que fue el juicio de Dios contra pecados de la humanidad, provocando el anegamiento de toda la tierra salvándose, por voluntad divina, Noé y su familia y parejas de animales seleccionados. El dominio de Dios sobre las aguas se relata en el Éxodo cuando los israelitas, rumbo a la Tierra Prometida, desarmados, estaban siendo alcanzados por el Faraón y su ejército: “Moisés extendió su mano sobre el mar, y Jahvé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar. Se dividieron las aguas. Los israelitas pasaron en seco por medio del mar”.
Esta exégesis se anticipa a la infundada exculpación de que el fracaso del “Cuatrienio del Agua”, se debió a que Danilo no es Tláloc, dios de las aguas en Mesoamérica y no puede caminar sobre ellas. Como distracción, Danilo invitó al prestigioso teólogo Leonardo Boff, correligionario de Lula, para ensayar el modelo “Agua Buena”, de resultados desconocidos. No es de esperar que Danilo imite a Bolívar que estando ocasionalmente derrotado en el terreno militar, fue acosado por sacerdotes partidarios del dominio español, endilgándole que el terremoto de Venezuela del Jueves Santo del 1812 era castigo divino por sublevarse contra España. Como respuesta Bolívar replicó: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. En Diciembre del 1999, en medio del Referéndum para sojuzgar a Venezuela hubo un deslave en el Estado de Vargas y “la montaña se tragó al mar”. Advertido de la desgracia, Chávez no suspendió las votaciones y, cual liliputiense contemporáneo quiso, afrentosamente, emular a Bolívar, Gulliver histórico. “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. La naturaleza no lo obedeció, pero él se impuso en el Referéndum que consolidó su régimen despótico.
Retornando a España la “Armada Invencible”, diezmada por tempestades, Felipe II dijo: “Yo envié a ´pelear contra los hombres, no contra los elementos”. No se le pidió a Danilo, como sacrilegio, que venciera los elementos sino que mitigara sus efectos con acciones efectivas: reforestar cuencas, construir presas, canales, acueductos, cloacas, tratar aguas negras, generar hidroelectricidad, proteger manglares, márgenes y lechos de ríos, combatir erosión de playas y legislar para el buen uso de las aguas.
Danilo ataca verbalmente el cambio climático, pero se va del poder habiendo aumentado la contaminación quemando carbón en Punta Catalina y sin haber construido e inaugurado, en sus 8 años, ni siquiera una gran presa, las cuales mitigan significativamente sequías e inundaciones causadas por “El Niño” y “La Niña”. En el “Cuatrienio del Agua” no se han tratado las contaminantes aguas residuales y la sobreexplotación de pozos, en zonas costeras, ha incrementado la fatídica e irreversible intrusión salina. El “Cronograma Gerencial de Obra” del “Proyecto Múltiple Monte Grande” muestra que su construcción comenzó en enero del 2018 y que los 1,006 días de ejecución habrían de culminar el lunes 26 de octubre del 2020, pero eso no será así y Monte Grande tendrá retrasos similares a los de Punta Catalina. No se cumplió la ilusión de Danilo de inaugurar esa presa, como propaganda de su frustrada segunda re-reelección y su habilitación para el 2024. La ineficiencia y el continuismo serán derrotados en las urnas y el Gobierno del Cambio de Luis Abinader garantizará luz y agua a la población.