Iglesia exige Gobierno aclare casos Loma Miranda y Punta Catalina

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Planta Punta Catalina

SANTO DOMINGO.- La Iglesia Católica reclamó este domingo que el Poder Ejecutivo aclare “con carácter de urgencia” la situación de “frentes ambientales pendientes que han generado incertidumbre en la sociedad” como son los de Loma Miranda y de las plantas a carbón de Punta Catalina”.

Pidió también que los puntos más urgentes de la agenda ambiental sean puestos como prioridad y sean tomados en cuenta por los ciudadanos al momento de emitir el voto en las elecciones del próximo 15 de mayo.

Los reclamos en este sentido están contenidos en un mensaje que la Comisión Nacional Para la Pastoral de Economía y Medio Ambiente de la Conferencia del Episcopado Dominicano emitió con motivo del Día Mundial de la Tierra, con el lema: “Misericordia con la casa común”.

El texto

El texto del mismo es el siguiente:

Es necesario fortalecer a los Ministerios de Medio Ambiente y Energía y Minas, así como otros que inciden en el control y mantenimiento de los Recursos Naturales y su aprovechamiento sostenible. Tenemos un compromiso generacional de entregar nuestra tierra en mejores condiciones de como la encontramos.

“En este año en el que estamos celebrando el Jubileo de la Misericordia, estamos invitados a tener una actitud de admiración y respeto por este planeta en el que habitamos todos los seres vivos. Desde las primeras palabras del Génesis en las Sagradas Escrituras el término “tierra” aparece 2,238 veces, comenzando por el primer versículo del primer capítulo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Esta dimensión, para un creyente, hace que sea prioritario el mirar con importancia el lugar donde el Creador nos colocó para vivir, “nuestra casa común”, como le dice el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si.

Iniciando esta encíclica, el Papa Francisco expresa lo que está sucediendo en la actualidad con nuestra madre tierra: “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf Gn,7)” (LS 2).

Uno de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia Católica es la búsqueda del bien común en todas nuestras acciones. Como Comisión Nacional de Pastoral de Ecología y Medio Ambiente, nos preocupa que, ciudadanos y Estado, no siempre tomamos en cuenta este criterio; continuamos nuestro diario vivir en una cultura de derroche y consumismo, sin tomar las medidas acordes para detener las diversas situaciones que degradan el Planeta. Necesitamos hacer actos de misericordia con la tierra porque: “un mundo frágil, con un ser humano a quien Dios le confía su cuidado, interpela nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder” (LS 78).

Aprovechando el hecho de que en el Día Mundial de la Tierra ponemos la mirada en el planeta y de que nuestro país se encuentra en este tiempo de elección de nuevas autoridades ejecutivas, legislativas y municipales, hacemos un llamado para que los puntos más urgentes de la agenda ambiental sean puestos como prioridad y los tomemos en cuenta al momento de emitir el voto:

– Gestión de los recursos naturales con un enfoque ecosistémico.

– Agua como derecho humano y campañas educativas de su uso adecuado.

– Políticas publicas coherentes con el desarrollo sostenible.

– Transparencia en la inversión pública ambiental.

–  Cumplimiento leyes y normas ambientales.

– Ordenamiento territorial.

– Fortalecimiento de un verdadero régimen de consecuencia ante los delitos ambientales.

– Una verdadera educación ambiental con miras a generar cambios culturales que enfrente el consumismo.

– Programas de restauración ecológica y reforestación permanentes en el que haya más integración y articulación con el sector empresarial y social.

– Uso de energías limpias.

– Implementación de un programa nacional para el reciclaje.

Luego de la celebración de la Cumbre Climática en la ciudad de París, la COP21, en diciembre del 2015, cuyo acuerdo ha sido firmado actualmente como compromiso jurídicamente vinculante por el Estado dominicano, entendemos que todas las naciones se pusieron de acuerdo para hacer un cambio de rumbo y detener los daños que alteran la temperatura en el planeta, con graves consecuencias para todas las especies. Sin embargo, si estos acuerdos no se convierten rápidamente en acciones, en vez de mejorar, la situación empeorará. Esperamos que el acuerdo de parte de nuestro país, pueda ser cumplido a cabalidad integrándonos todos a trabajar en ello.

Al Poder Ejecutivo, solicitamos aclarar con carácter de urgencia la situación de frentes ambientales pendientes que han generado incertidumbre en la sociedad, como los son el caso de Loma Miranda y el de las plantas a carbón de Punta Catalina. Es necesario fortalecer a los Ministerios de Medio Ambiente y Energía y Minas, así como otros que inciden en el control y mantenimiento de los Recursos Naturales y su aprovechamiento sostenible. Tenemos un compromiso generacional de entregar nuestra tierra en mejores condiciones de como la encontramos.

Al Congreso Nacional, le solicitamos elaborar las leyes pendientes, como son: las leyes del Agua, de Ordenamiento Territorial, de Biodiversidad, Recursos Costeros, entre otras, y que están en la Estrategia Nacional de Desarrollo; pues, sin un marco jurídico adecuado, se permite seguir atentando contra nuestros recursos naturales. El tema de la extracción de materiales y agregados de los ríos es una muestra palpable de esta debilidad legal.

A los ayuntamientos les solicitamos, lo más pronto posible, dar inicio al cambio en el manejo de los desechos sólidos, orientándolo a reciclar, reusar y reducir. Es necesario que la sociedad en general se empodere de una nueva mentalidad en del manejo de desechos a fin de sacarle el máximo de provecho. Nuestra salud depende mucho de los factores ambientales y su correcto manejo. Dependemos de que los principales elementos no se contaminen para vivir bien. El aire, el agua, el viento, los alimentos, el sonido cuando son sometidos a un uso descontrolado y sin cuidado generan males que afectan definitivamente nuestra salud. Luego de la campaña es imperioso hacer un proceso de limpieza de la propaganda electoral en el que se involucren los partidos políticos.

En el caso particular de la minería, aunque reconocemos que produce un alto porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), nos preocupa que las actividades extractivas en general suelen impactar de forma negativa y contaminar la naturaleza, siendo generalmente las comunidades cercanas las que más sufren los impactos ambientales y las más empobrecidas en el proceso. Nos preguntamos: ¿Los contratos mineros, en las condiciones actuales, son los más convenientes para el país o pueden ser revisados y mejorados? ¿Las acciones de mitigación ambiental, se están realizando con agilidad, se le está dando el seguimiento debido?

Esperamos que se pueda crear una ley de consulta previa, como ya lo tienen otros países, donde se escucha primero a las comunidades antes de confeccionar los contratos, como lo vimos en el último encuentro de las Iniciativas de Transparencia en la Industria Extractiva (EITI por sus siglas en ingles) en el que pudimos participar en Perú, buscando la transparencia de la industria minera entre gobierno, empresas y sociedad civil.

Como sociedad, tenemos el deber ciudadano de involucrarnos en mantener nuestra casa común en buen estado, y evitar lo que el Papa Francisco llama un “suicidio colectivo” por los daños que le hacemos al planeta. No esperemos que la tierra se queje, usemos nuestra inteligencia y discernimiento a través de las diversas ciencias que conocemos para lograr estos fines.

Como nos conmina el Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si: “¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra”. (LS 160)

Este es un buen momento para mirar nuestra madre tierra y pensar en el futuro, viendo como actuamos en el presente. Esta tierra se la estamos tomando prestada a nuestros hijos, que ya están entre nosotros y tenemos que enseñarles a conservarla. Es urgente reforzar la educación y eliminar comportamientos erróneos fruto de nuestras debilidades como sociedad.

Jovanny Kranwinkel                                                                 + Mons. Rafael L. Felipe Núñez

SECRETARIO EJECUTIVO                                                     PRESIDENTE DE LA COMISION

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