Héctor Mateo: in memoriam…..
Por JOSE DIAZ
La semana pasada falleció el destacado cardiólogo don Héctor Mateo, de prolongado ejercicio gracias a su longevidad, que fue, fundamentalmente, gracias a que tuvo un saludable estilo de vida y por sobre todas las cosas una permanente actitud positiva.
A pesar de la diferencia de edad, logré cultivar una bonita relación de amistad y era la figura que despedía cada año nuestro programa de televisión “Algo más que salud”. Lamenté su partida, pero el mismo me contagió a comprenderla con su valoración de la muerte contada al periodista José Pimentel Muñoz en su biografía: “Héctor Mateo: inmortal de la Cardiología”.
Mateo expresó: “…No soy un súper dotado ni he sido invulnerable a los pecados capitales, entre los cuales se incluye la vanidad y la soberbia que con frecuencia se ocultan en la modestia con que los humanos enmascaramos nuestra prepotencia.
Lo positivo que yo he logrado en el curso de mi vida es minúsculo en comparación con el aporte de las grandes personalidades y figuras de la convivencia humana, pero lo que yo he alcanzado tiene algo en común con esas grandes realizaciones: la pasión con que he abrazado mis causas. ¿Por qué muchas personas programan por anticipado su funeral? No lo sé ni trato de analizarlo, pero, ¿por qué hacer esas exigencias si no sabemos cuándo, dónde ni en qué circunstancias va a ocurrir? ¿Por qué crear problemas a los que nos sobreviven? Pienso que todo eso es producto de nuestro egoísmo, cuestión de vanidad que se esfuma con nuestro último aliento.
Traspasado el umbral de la muerte solo trasciende el bien que hayamos hecho en la vida. Solo deseo dejar algunas encomiendas: ser solidarios con el prójimo, recordar que el trabajo honrado es el único camino digno para el éxito y tener siempre presente que lo único que nos une y nos hace felices es el amor. Me llevaré la ilusión de un mundo pacífico, compartiendo el pensamiento del escritor argelino Yasmina Khadra: “La violencia es el fracaso del sentido común. El sueño que nos debe unir a todos es vivir en paz”.
Vaya en paz, don Héctor.