Haití: Un Alacrán Insular

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El autor es economista y catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

Observación: Aunque no suelo adentrarme en temas que podrían resucitar controversias de índole chauvinísticos o patrioteros, considero necesario llevar ante ustedes este planteamiento geopolítico, en base a una fábula literaria que le ha dado la vuelta al mundo durante décadas.

Existen varias versiones sobre el accionar de la ingratitud y la fatalidad carmática de los individuos dentro de  la sociedad que nos toca vivir. La enseñanza anecdótica es el instrumento ideal para ilustrar esta condición humana que tanto daño le ha proferido a las relaciones entre los pueblos.

Una versión hace alusión a un maestro del Oriente que se percata de que un alacrán se estaba ahogando en la ribera de un riachuelo y El, en un gesto de compasión, trato de sacarlo del agua, pero el Alacrán le pico. Su  hijo, que estaba observando lo acontecido, le pregunto por qué el Alacrán había procedido de esta manera y el sabio le contesto: “Mi aventajado alumno, la naturaleza del alacrán es morder…. Y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar”.

Otra versión, de esta misma fabula, se le atribuye a Esopo, famoso fabulista de la antigua Grecia, donde un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula “¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos” ante lo que el escorpión se disculpa “lo siento, no lo tomes a mal, es mi naturaleza“.

De ahí que de estas dos versiones, de estos connotados arácnidos,  se desprende la Moraleja siguiente: no trates de engañarte con alguien creyendo que es o puede ser diferente, hay personas que sacaran sus peores instintos sin importarles las consecuencias de sus actos ni dañar a quien le tendió la mano.

He querido plasmar, en esta entrega, con estos dos ejemplos, un marco de referencia plausible  para poder comprender la actitud avasalladora, ingrata, altanera y procaz que ha exhibido la Republica de Haití, durante más de setenta años ,con respecto a nuestro legitimo reclamo de defender nuestras fronteras, geográficas, económicas y políticas.

De acuerdo a un Informe de BBC/MUNDO del 30 de Junio del 2015, la Republica Dominicana invirtió, en servicios de salud y educación, brindados a ciudadanos haitianos, los montos siguientes:

1-  US$57,6 millones en servicios sanitarios a inmigrantes haitianos.

2- un gasto de unos US$60 millones en estudiantes preuniversitarios haitianos.

Además:

1- El Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, al que se acogerán  unos 458,233 haitianos, implicó para el Gobierno dominicano un gasto de unos 25 millones de dólares (más de mil cien millones de pesos), pero a su vez le podría generar ingresos al gobierno haitiano por unos 60 millones de dólares (RD$ 2,680 millones de pesos).

2- un estudio recientemente publicado por el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (OMLAD) del Ministerio de Trabajo, arroja cifras sorprendentes concernientes al flujo de divisas de nuestro país hacia Haití: “Según los datos del estudio del OMLAD, los haitianos que trabajan en el país, tanto en el campo como en la ciudad, envían  en promedio unos US$68,000,000.00 (RD$3,000,000.00 pesos) al mes, hacia su país de origen, lo que a la tasa actual de 44 pesos por dólar, arroja un aproximado de 77 dólares por haitiano, la mayoría (37.2% en la ciudad, 46.6% en el campo) remitidos a sus hogares paternos”. Esta suma astronómica nos da una población  de unos 883,117 haitianos que remesan a su país, desde nuestro territorio nacional.

“El 93.3% de los haitianos encuestados en el interior, en el sector del cultivo de guineo, respondió que enviaba remesas, la mayoría (49.8%) de manera mensual. En el caso de las ciudades y el sector construcción, 87.3% dijo enviar remesas, de los cuales la mayor parte (37.2%) enviaba dinero mensualmente también”.

“Estas cifras, extrapoladas a una población haitiana total, también conjetural, de casi un millón de personas en suelo dominicano, arroja como resultado que los haitianos envían en promedio unos 68 millones de dólares mensuales a sus hogares del otro lado de la frontera. Esto lleva a la respetable cantidad de 816 millones de dólares por año”.

NOTA: Estos datos los actualice al 05/2015.

3-La respuesta Humanitaria a Haití, a razón del sismo de Enero a Junio del 2010, fue de:

a)-Sector Privado: RD$200, 216,374.84

b)-Sociedad Civil: RD$1, 313,338.87

C-Gobierno Dominicano: RD$813, 966,041.33

Total de la Respuesta Humanitaria de la Republica Dominicana frente a la catástrofe haitiana, por el terremoto, durante el periodo de Enero/Junio del 2010: RD$1, 015, 495,754.84.

FUENTE: https://www.segib.org/iberoamericaporhaiti/documentos/publico/informacion/AH_RDOMINICANA.pdf

Si tenemos en cuenta que el Producto Interno Bruto del país, en el 2010, fue del orden de unos RD$1, 978, 851, 900, 000.00; entonces la “Respuesta Humanitaria” consumió el 5.2% del PIB de eses año, casi igual a su tasa de crecimiento que fue de un 8.2%.

Estas cifras, estimadas muy conservadoramente, nos muestran el inmenso aporte de la economía dominicana a la sostenibilidad económica y política del vecino Haití.

Sin embargo, el accionar de las elites plutocráticas haitianas, conjuntamente con sus marionetas vocingleras, siempre han tratado de minimizar nuestra solidaridad oportuna y desinteresada.

Las motivaciones son variopintas:

a)-Luchas intestinas creadas por el arribismo y el afán de lucro.

b)-Una política de odio, hacia nuestro país, a través de un adoctrinamiento inclemente y cargado de prejuicios que han minado con perjuicios ancestrales nuestras relaciones.

c)-Una actitud irresponsable dirigida a “desentenderse” de la problemática social, política y económica.

d)-Compromisos con estamentos foráneos, cómplices del desorden institucional, para obtener beneficios dolosos a través de concesiones comerciales y financieras.

e)-Un empeño malsano de unificar la isla de la “Hispaniola”  para poder así resolver el problema de los compromisos contraídos después del terremoto del 2010. El fundente para este despropósito lo componen varios organismos internacionales, potencias geopolíticas y territorios adláteres del establishment internacional.

Podrían existir otros factores incidentes en este estado de desconcierto y pugnaz, sin embargo creo que los mencionados son los más importantes. De ahí que nuestro país debería, ante esta actitud que hace honor a la fábula reseñada, esgrimir con valentía y perseverancia los términos expresados en el Acuerdo dominico-haitiano, suscrito en la ciudad de Washington, D. C., Estados Unidos de América por los Plenipotenciarios de la República Dominicana y 1os Plenipotenciarios de la República de Haití, en fecha 31 de enero del año 1938, por el cual se ultima transaccional y definitivamente el diferendo que existió entre ambas Repúblicas con motivo de los sucesos ocurridos entre nacionales de ambos países en los últimos meses del año mil novecientos treinta y siete.

Entre otras previsiones,  este Acuerdo estableció, en su Articulado X, lo siguiente:

Para impedir en lo porvenir toda posibilidad de nuevas dificultades, las Altas Partes acuerdan:

1º— Que cada uno de los dichos Gobiernos adoptará las medidas que sean necesarias para impedir que sus nacionales se introduzcan por las fronteras en el territorio del otro Estado, sin el correspondiente permiso de la autoridad competente de éste.

2º— Que en conformidad con las buenas normas del derecho internacional, se procederá a la repatriación de los nacionales de cada Estado que se encuentren en el territorio del otro Estado en violación de las leyes de éste, o que fueren declarados indeseables por las autoridades competentes del mismo.

3º—Que cada uno de ellos hará aplicar, por sus propios tribunales, las correspondientes sanciones a sus nacionales que, habiendo cometido hechos delictuosos en e1 otro Estado, se encuentren refugiados en e1 territorio patrio.

4º— Las Altas Partes consignarán, en un Modus operandi quo se obligan a concluir rápidamente después de la ratificación de este pacto, la reglamentación adecuada para asegurar e1 cumplimiento de estos tres compromisos recíprocos.

En su Articulado XI, también deja bien claro lo siguiente:

XII.  “El presente acuerdo cierra todo diferendo que haya existido o que exista entre los dos Gobiernos con ocasión de los sucesos sobrevenidos en territorio dominicano durante los tres últimos meses del año 1937, y asimismo liquida y termina, definitivamente, por vía transaccional cualquier clase de reclamación del Gobierno haitiano o de personas de nacionalidad haitiana contra e1 Gobierno dominicano o contra personas de nacionalidad dominicana, que tuvieren su causa mediata o inmediata en dichos sucesos”.

El Estado Dominicano tiene el deber insoslayable de difundir profusamente este acuerdo, que está vigente, como plataforma incuestionable para la defensa de su soberanía. Hacer lo contrario, seria plegarse a los intereses más espurios que están detrás de la disolución del Estado Dominicano.

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José Cabral Abud
José Cabral Abud
1 Año hace

interesante el enfoque, muy certero y oportuno el analisis. pienso que esa refleccion ayuda a mantener la cabeza fria, a reglexionar, a pensar buscando buen juicio.