Hacia la mesa de negociaciones
Por NORIS VICIOSO
Las tácticas para negociar se han utilizado siempre. Desde el principio de los tiempos el hombre ha utilizado mecanismos para arribar a cuerdos que les permitan salir si no airosos por lo menos con ciertas ventajas ante determinadas situaciones.
La capacidad para negociar del individuo será la clave que determine los resultados finales de su causa.
Hay miles de historias que evidencian que cuando la capacidad intrínseca de negociar del ser humano se cultiva, hasta el mismo Dios es movido a ceder llegando incluso a variar posiciones y crear nuevas carpetas para llevar a cabo sus planes.
Un negocio digno de citar fue el llevado a cabo por el Padre de la fé, Abraham, con el todo poderoso Jehová de los ejércitos en el encinar de Mamre.
Allí, luego de haber recibido la promesa de un hijo, el Dios de poder le contó al patriarca sus planes de destruir la ciudad de Sodoma y Gomorra, a partir de ese momento inició la ruta de negocio entre el hombre y su hacedor.
Las líneas sobre las cuales se apoyó el diestro negociante y hombre de fé Abrahám, fue la Actitud, la justicia, y la misericordia, y aunque no pudo evitar lo inevitable, al menos con sus palabras logro salvar la vida de su sobrino lot, y de las hijas de este.
Hoy más que nunca es puesta a prueba la capacidad de negociar de los políticos dominicanos, en momentos en que la palabra división e intereses se levantan como emblema a lo interno de las fuerzas políticas.
Es necesario que se vaya a la mesa de las negociaciones con actitud y deseos sinceros de arribar a acuerdos, apoyados en la fuerza de la justicia y abrazados de la misericordia para evitar que el pueblo salga lastimado por las ambiciones desmedidas que ha cegado a algunos sectores y actores que sin piedad son capaces de arrollar la voluntad popular, pasando un rodillo a su derecho de elegir a sus representantes.