Grandes retos de RD en la inclusión social y el empoderamiento
Por GUILLERMINA MARIZAN SANTANA
En las metas actuales que nuestra nación se debe trazar para orientarse hacia horizontes que les faciliten alcanzar mejores niveles socioeconómicos y sociopolíticos, la visión estratégica del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) entiende que los cambios que ameritamos para estos propósitos los podemos hacer posible con la inclusión social y el empoderamiento de la población en torno a los diversos problemas que les afectan.
Sostiene al respecto que el empoderamiento cuya filosofía tuvo su origen en el enfoque de la educación popular, desarrollada a partir de los años 60 del pasado siglo por el prominente educador brasileño Paulo Freire, quedando muy ligada a los denominados enfoques participativos, presentes en el campo del desarrollo desde los años del 1970, hoy en día su rol es incuestionable como factor motorizador del desarrollo social y del espíritu emprendedor de las personas y de los grupos.
Al efecto, resalta la importancia hacia el presente y el futuro del mismo, por ser un proceso mediante el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo en cuanto que forman parte de un grupo social para impulsar cambios positivos en las situaciones en las que viven, además, por definirse como un proceso en que las personas y los grupos organizados cobran autonomía en la toma de decisiones y logran ejercer control sobre sus vidas, basados en el libre acceso a la información, la participación inclusiva, la responsabilidad y el desarrollo de capacidades.
Añadiendo, que el empoderamiento se ha constituido en un instrumento fundamental para la solidificación de una sociedad como la nuestra impactada por continuos cambios y reclamos, además, de un Estado con mayores cargas y exigencias, al estar éste relacionado con el acceso y control de tres tipos de poderes: a) el social, entendido como el acceso a la base de riqueza productiva; b) el político, o acceso de los individuos al proceso de las decisiones sociales y estatales, sobre todo, aquellas que afectan a su propio futuro; y c) el sicológico, entendido en el sentido de potencialidad y capacidad individual.
Para el CRD esta realidad obliga a que las dominicanas y dominicanos no solo tengan que empoderarse, sino también hay que procurar empoderarlos de sus proyectos y acciones, proveyéndoles de la capacidad que les permita resolver sus problemas, los de sus familias y la sociedad, dotándoles de los recursos que requieren, para que puedan desarrollarse por sí mismos.
TAREAS QUE PROPONE EL CRD
Entre sus retos, en el rumbo que sugiere, llama a darle sentido a los beneficios que arroja la práctica del empoderamiento, a fin que cuando por ejemplo, hablemos de seguridad ciudadana o de mejorar la educación, si bien es cierto, que debemos ponderar las medidas que ejecuta el gobierno sobre las mismas, procuremos enfocarnos en lo qué podemos aportar para resolver estos problemas.
Lo cual para la entidad de desarrollo, nos llama a reflexionar, para comprender en su mayor dimensión, que la seguridad ciudadana y el aumento de la calidad en la educación, entre otras tareas, no son exclusivas de los estamentos gubernamentales, sino una responsabilidad compartida de todos los componentes de la sociedad dominicana, haciéndose una obligación imperiosa, que hay que empoderar a la gente.
Por tanto, considera de importancia capital, que nos alejemos de los protagonismos y los egoísmos, para cambiarlos por una actitud, que nos conduzca a la inclusión de los diferentes grupos y personas que componen nuestra sociedad, para que desarrollen un rol más proactivo en las acciones que benefician a todos, además, para que a través del desarrollo de sus talentos y su capacidad, contribuyan hacer menos vulnerables los valores en que nos fundamentamos como sociedad civilizada.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), se requiere de la unión de esfuerzos y voluntades, al entender que el correcto gobernar rebasa las acciones de diseñar grandes estrategias y de dar poder a los diversos estamentos estatales para su ejecución, por tanto, se hace imperativo educar a la gente y más que todo empoderarlas, otorgándoles más poder de acción al pueblo y a sus instituciones, a fin de que sean entes activos y protagónicos de los grandes cambios que se urge implementar en República Dominicana.