Extravío de adolescentes: trauma social 

La muerte en el mes de mayo de un adolescente correcto y ejemplar, en un sitio de diversión del distrito nacional, por otros jóvenes que supuestamente se dedicaban a  hacer atracos y otras fechorías y en el que resultó imputado el hijo de un influencer, fue un suceso que en ese momento acaparó la atención de toda la sociedad y puso de relieve el grado de descomposición  social y los factores que inciden en la construcción de una identidad negativa de los adolescentes, relacionada con rebeldía, drogadicción y delincuencia.

La gran cantidad de jovencitos desviados, con edades que oscilan  entre 14 y 20 años e involucrados en actos que riñen con la conducta humana, es un desafío para las familias, autoridades actuales y pasadas que hicieron poco o nada, en contra de esos factores que afectan el proceso de maduración física, psicológica y social de los adolescentes,  como: el contenido de ritmos urbanos que incitan a la violencia, consumo de drogas y sexo desenfrenado, así como la actitud de promover falsos valores apegados al consumo, dinero fácil y poder.

Antes de profundizar en éste análisis,  considero oportuno para una mejor comprensión de los lectores, definir el concepto de identidad y sus elementos, por ser la piedra angular de éste problema.

Para la psicología, la identidad es el conjunto de características que definen a un individuo y le permiten reconocerse a sí mismo, como un ente distinto y diferente a los demás; también,  dicha en pocas palabras, es el proceso mediante el cual la persona crea con el devenir de los años, una imagen de sí misma que da respuesta a la pregunta de ¿Quién soy?

Sus elementos son: identidad de género, elección política, valores morales, religión, costumbres y tradiciones populares, estilo estético, expresión verbal y conductual, protección, estudio.

Definido el concepto, pasemos ahora a la construcción de la identidad, que es un proceso dinámico y paulatino que se inicia en la niñez y se consolida en la adolescencia, mediante la socialización del sujeto con su entorno: casa, escuela, medios de comunicación y sus semejantes.

Es probable en este proceso, que jóvenes de hogares correctos, sean arrastrados en la calle, por otros de mucho carisma y mala conducta; pero el mayor problema radica en que la fuerte influencia de medios no regulados por el estado, hace que terminan negando lo que se le ha tratado de inculcar en el hogar.

Los jóvenes representan el recurso humano más importante dentro de una comunidad, ya que actúan como agentes de cambio social, desarrollo económico y progreso.

Éste  evento en que muere un joven y otros van a prisión, es un acontecimiento que causa tristeza por ambos lados y desasosiego e intranquilidad en los hogares. Es importante resaltar que este tipo de sucesos en esas zonas marginales, son parte de la cotidianidad o diario vivir y que solo adquieren connotación, cuando los afectados son o están vinculados a personas públicas.

Para concluir, quiero decir, que la situación de los adolescentes dominicanos, principalmente de los barrios pobres, es deplorable y si a esto le agregamos la mala calidad de la educación y la cantidad de puntos de drogas en toda la geografía nacional, la situación es más dramática.

El gobierno está conminado a salir en defensa de los jóvenes, es una problemática que no se resuelve a corto o mediano plazo, pero hay que enfrentarla con un plan integral; una medida que el gobierno podría  adoptar  sería  actualizar o reformar el reglamento de espectáculo público y radiofonía, adecuándose a estos tiempos de redes sociales, lo cual serviría  de muro de contención o amortiguamiento a todo lo tóxico que viene de ese litoral y que afecta a los jóvenes.

En una colectividad todos los grupos sociales, no importa si influencers o músicos  urbanos, tienen que estar regulados por normas y reglas que guíen el comportamiento y ejerzan control sobre las conductas de las personas.

jpm-am