EU y su caballo de Troya infantil

En las obras épicas de la literatura antigua como son «La Odisea» de Homero y «Eneida» de Virgilio, se hace alusión al artilugio de lo que se conoció como «EL caballo de Troya», medio del cual se valió el ejército griego para poder penetrar la fortificada y amurallada ciudad de Troya y tomar el control de la misma. Fue la manera inteligente en que después de nueve años de intensas luchas, Grecia logró vencer a los bravos y aguerridos soldados troyanos. Es el relato místico que nos relata la historia. Traigo esto a colación, ante la inusitada, creciente y arrolladora oleada de migración infantil proveniente de centroamérica y México, que está traspasando por este último país, la frontera norteamericana y que han colapsado los albergues y diferentes centros que han tenido que ser preparados para acoger a los niños que han llegado a cruzar al lado norteamericano solos o acompañados con sus familiares. Bajo ninguna circunstancia pretendo decir o comparar per se, lo relatado en torno a la lucha entre troyanos y griegos con la inmigración infantil hacia los Estados Unidos. Es sólo a manera alegórica de la forma sopresiva, ingeniosa, ilegal e insensible con lo cual se pretende vulnerar por todos los medios, la frontera de la gran nación americana por padres y adultos irresponsables, los cuales ven en la patria de Thomas Jefferson la única salida a la vida digna y el poder alcanzar el sueño americano tanto para si como para sus descendientes. Las migraciones de los seres humanos ha sido una constante desde los inicios de las propia civilizaciones, cuando los individuos se desplazan desde sus lugares de orígenes en busca de una mejor vida y de un porvenir estable. Ahora bien, lo que constituye una iniciativa válida y aceptable en la lucha por la propia existencia, la misma no puede verse como un derecho a traspasar los linderos y violar las leyes migratorias de una nación determinada. Hacer eso, es violatorio, ilegal e inadmisible bajo cualquier circunstancia. No hay ninguna nación en el planeta, que haya recibido y siga recibiendo un desplazamiento humano desde todos los confines de la tierra, como lo ha padecido los Estados Unidos. Hasta el momento se estima que residen de manera legal e ilegal unos 45 millones de ciudadanos de diferentes partes del mundo. Eso demuestra la opinión favorable y el concepto que se tienen de éste país, de que aquí los sueños de las personas pueden ser realidad y de que el cielo es el tope para alcanzarlos. Eso es una bofetada sin manos, a los que apuestan lo contrario y a los que desean ver aniquilada a esta ejemplar nación que ha cobijado a tantos seres humanos. Este peligroso y arriesgado viaje en los que han participado estos menores de edad, está llegando a un nivel muy crítico para la seguridad de los Estados Unidos y que han puesto en jaque a las autoridades que se han visto sorprendida ante el ímpetu de los mismos. Obviamente, aupado y apoyado por padres irresponsables que no han reparado en poner las vidas de sus vástagos en peligro y por gobiernos de la región, que se hacen de la vista gorda, buscando con ello abrir una válvula de escape ante la presión de una niñez que le niegan una infancia digna y que están lidiando con la inseguridad, el miedo, el hambre, y las desigualdades sociales en sus propios lugares de orígenes. Pero, ante esta situación inaudita, a mi juicio hay un gran culpable: el musulmán nacido en Hawai de nombre Barack Hussein Obama, quien no ha tenido la gallardía, la autoridad, la sensatez y el arrojo de un estadista, para defender a la nación que gobierna, de la penetración masiva de ilegales, entusiasmados por sus discursos de permisividad, premio y estímulo a los inmigrantes ilegales, que violan las leyes migratorias sobre la materia. Es el precio que paga el país por el populismo barato de este presidente demócrata. No se hasta cuando los inmigrantes tienen que entender que la visa o residencia que nos otorga una nación, no debe nunca considerarse como un derecho, sino más bien, como una gran privilegio. Si el gobierno populista de Barack Obama sigue jugando al presidente gracioso y no toma al toro por los cuernos, y sigue siendo complaciente y tratando de premiar con ciudadanía y residencia a las personas que han violado la frontera, han usado documentación falsas, han mentido a las autoridades y se han valido de medios deshonestos para entrar y permanecer en la patria de Lincoln, esta gran nación va a llegar un momento que podría perder su propia identidad cultural y tendrá la apariencia con el discurrir de los años de una nación bananera de latinoamérica. No es que me oponga a la inmigración legal, sino en aquella que no cumple ni con las exigencias más mínima para ello. Hasta el momento y de acuerdo a las estadísticas registradas entre el mes de octubre 2013 y mayo 2014, han ingresado más de 47,000 niños por la frontera y se tiene un estimado para finalizar el año que la cifra podría llegar alos 90,000, la mayoría de ellos procedentes de México, Guatemala, El Salvador y Honduras. No hay justificación alguna, ni moral, ni social, ni política ni de derecho, para querer llegar a una nación soberana y, sobre todo, a la brava y sin miramiento o respeto alguno hacia las autoridades y las leyes vigente que regularizan la entrada de ciudadanos extranjeros. Detrás de todos estos niños, hay adultos, traficantes de indocumentados, padres irresponsables y personas astutas y muy vivas que quieren pescar en río revuelto. Los Estados Unidos no tiene que ver con la dejadez, la irresponsabilidad, la corrupción y la desverguenza de los políticos de turno que han gobernado y gobiernan esa naciones que son desde donde parten los inmigrantes ilegales, sean adultos o menores. Creo que toda nación debe merecer respeto en su frontera y cumplir con las leyes que ellos han establecido. En esta oportunidad, los padres han utilizados a su hijos menores de edad como una especie de «Caballo de Troya». Con toda sinceridad, puedo decir que Barack Hussein Obama y su gobierno, ha sido lo más ineficiente que ha pasado por la Casa Blanca y creo que ha superado al tristemente recordado presidente número 39 de los Estados Unidos, James Earl Carter Jr. Con justa y sobrada razón, fue que recientemente el multimillonario Donald Jhon Trump dijo de Obama lo siguiente: «Barack Obama ha sido el peor presidente de la historia y predice que pronto llevará a cabo alguna acción realmente mala y estúpida intentado demostrar su hombría» (cierro la cita). Y yo me pregunto, ya terminando este modesto artícul qué se puede esperar de una administración que haga lo indecible por complacer a los que violan las leyes inmigratorias, que haya enviado a la Rep. Dominicana a un embajador homosexual junto a su «marido», que apoye los matrimonios de parejas del mismo sexo y que le haya dado la espalda a sus tradicionales amigos ?

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