Escuelas o cárceles
Sin lugar a dudas que el espacio escolar forma parte fundamental del desarrollo que debe alcanzar el niño en sus primeros años en la escuela.
En esta tesitura, el espacio escolar está definido como “el marco físico en el que se desarrollan las situaciones de aprendizaje de los alumnos. Este proporciona estímulos para el proceso de aprendizaje convirtiéndose en un poderoso factor educativo”.
Si echamos una ojeada a lo que constituye el espacio escolar en las escuelas y colegios de la República Dominicana, nos damos cuenta que muchos de ellos, por no decir casi en la totalidad, se han convertido, más que un espacio escolar, en una cárcel.
Los espacios físicos escolares deben tener adecuadas condiciones higiénicas, iluminación, aireación, climatización y facolidades acústicas.
Pero resulta que una escuela con una verja de casi cinco metros de alto y adicional a eso con una malla de alambre encima de los bloques, se convierte en un lugar totalmente inadecuado para impartir docencia, habida cuenta de que los niños son privados de ver las áreas que los rodean y su mundo exterior.
La posibilidad de proyectarse en el medio social cercano queda prácticamente eliminada ya que la noción que se le presenta es la de un entorno peligroso y desconfiado al que ellos están privados de tener acceso.
El centro escolar debe está integrado en el contexto cultural de la comunidad a través de actividades en la que participen todos los miembros de la comunidad y sin embargo cuando el niño llega a nuestras escuelas lo que se les plantea es que su comunidad es peligrosa.
La construcción de enormes verjas para cubrir las escuelas es un concepto parecido a la construcción de “Policías acostados” para controlar el tráfico en vez de hacer las señales correspondientes y obligar a que se cumpla la ley.
jpm