El voto obligatorio

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El autor es politólogo. Reside en Nueva York

En la República Dominicana cada proceso electoral se convierte en un mercado persa donde los ciudadanos son reducidos a clientes,  comprando  y vendiendo su voto al mejor postor, sin reparar a quien se lo venden o quien se lo compra.  Este deterioro de la conciencia nacional, no sola limita la participación política de los ciudadanos en el proceso electoral, sino que erosiona substancialmente los cimientos de la democracia al reservar la actividad política, no a los más capaces y honestos, sino a aquellos que tienen el dinero para comprar voluntades, sin importar como lo obtuvieron.

Ese acto vulnera de manera dramática la vida pública nacional, doblega la voluntad ciudadana e invierte la categoría del ciudadano a cliente, y más aún, convierte nuestro sistema en una democracia inconclusa y meramente electorera clientelar, con toda la secuela de pobreza, desigualdad, injusticia social y corrupción que esta práctica arrastra.

En República Dominicana, bajo este modelo clientelar casi el 40% de los electores inscritos no ejerce su derecho al voto, y del  restante 60% casi la mitad hay que pagarle para que lo ejerza. Se ha creado un círculo vicioso del ciudadano que dice “tengo que aprovechar ahora y quitarle todo lo que pueda al candidato porque solo aparecen en tiempo de elecciones”, eso se traduce en que el individuo necesita una logística para llevar su gente a votar, amén de aquellos que sacan diez (10) duplicados de cedulas para venderlas, así como las famosas “recetas” que nunca están ausente.  Esta situación es lo que ha permitido que los candidatos ya convertidos en representantes oficiales no vuelvan a la comunidad hasta las próximas elecciones, y cuando se le encrespa sobre su ausencia, solo atinan a decir “yo page mi campana, no tengo compromiso con nadie”.

Para disminuir estas imperfecciones de nuestro sistema electoral actual, el país y la sociedad civil, debe propugnar por una reforma constitucional que convierta el voto no en un derecho sino en un deber obligatorio, como existe ya en muchos países de américa latina como Uruguay, Argentina, Perú, Chile solo por mencionar algunos; y posteriormente a la reforma establecer las leyes o códigos reglamentarios para normarlo.

En mi opinión el voto obligatorio, no solo es una herramienta efectiva y eficaz para combatir el clientelismo político, y democratizar el voto, sino que beneficiaria económicamente a los partidos políticos y a los candidatos,  al no tener que pagar a los electores para que ejerzan su derecho y deber al voto.

Con el voto obligatorio se desmantelarían los carteles de la politiquería  y la comercialización del voto en la Republica Dominicana. Además, fortalecería la condición de ciudadanías en los individuos, produciendo de esta manera verdaderos representantes de la comunidad, al tiempo que permitiría que más ciudadanos honestos y capaces participen de la actividad.

El objetivo fundamental de este análisis busca que, el ciudadano cumpla con el deber de votar, y formar la voluntad política de este en la sociedad. Si bien es cierto que el ciudadano tiene derechos, no es menos cierto que también deberá tener obligaciones que cumplir con la sociedad en las elecciones de sus representantes.

El voto no debe ser sólo un derecho de los ciudadanos, sino también una obligación cívica. El ser parte de una sociedad so solo implica el ejercicio de derechos, sino también el cumplimiento de obligaciones con la sociedad de la que formamos parte. 

 

gilleonardo@hotmail.com

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