El viejo CONEP
Los empresarios proponen un pacto para el empleo formal. Es interesante, pero tengo algunos reparos. En el papel es una solución inteligente, pero en la práctica se trata de un afilado cuchillo puesto en la yugular de los sectores populares. Es un caramelo envenenado. Los empresarios quieren acabar con el empleo informal, con los chiriperos, los vendedores ambulantes, los que producto del desempleo tienen que ir a la venta a voz en cuello. El gran empresariado, sin justificaciones, se ve amenazado por ese vendedor sin local. Pero en un país sub-desarrollado y muerto de hambre es una afrenta plantear que el gobierno deje a un lado la asistencia social y se embargue en lo que ellos estiman que es una reforma estructural, mayores beneficios para el gran capital, y eliminacion de los subsidios a los pobres y la clase media empobrecida. El Consejo Nacional de la Empresa Privada es un organismo viejo, que quiere plantear un discurso nuevo, pero no es así. De nuevo solo tienen el nombre, antes era Consejo Nacional de Hombres de Empresa; también la juventud de sus dirigentes y que las mujeres pueden dirigir la organización. Pero en cuanto se refiere a programas estructurales, de que el Estado sostenga la maquinaria privada sin recibir pago de las ganancias desorbitadas que obtienen, -ni ellos dar su contribuición a programas de bien colectivo-, se encuentran en la etapa de Don Payo Ginebra, cuando era la punta de lanza de las reformas empresariales de hace varias décadas. Para el CONEP hay nueve pilares que deben conformar un pacto para el empleo formal. Todos los puntos favorecen a los empresarios y ni una coma va a fijar al menos promesas de ayudar a bajar los cuadros de miseria del país. No puede haber desarrollo empresarial, con un aumento de los cuadros de miseria. Los pilares del desarrollo de los empresarios son reforma del sistema educativo; reforma laboral; reforma eléctrica; pacto fiscal; rediseño de política cambiaria; política crediticia orientada a la producción; estrategia de financiamiento a las exportaciones; transformación del servicio exterior y mejorar los procedimientos para reducir costos. Si se aplican a rajatabla estos nueve puntos del gobierno que quieren los empresarios, la desigual distribución de la riqueza se ampliará y habrá un sólido puñado de ricos, y una inmensa multitud de hambreados. Imposible de llevar a cabo este programa de gobierno, salvo que el sector empresarial patrocine a su propio candidato presidencial para que aplique esta cartilla. Tiene que haber convivencia entre el sector público, los sectores populares y los empresarios, pero nunca una charla en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio debe ser una esquela para mayor sacrificio de los dominicanos.