El transitorio constitucional

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LA AUTORA es psicóloga. Reside en Santo Domingo.

Literalmente, un transitorio significa algo que caduca por su temporalidad. Por esto, cuando la Asamblea Nacional Revisora restableció en el año 2015 la reelección presidencial para que el presidente Medina pudiera optar por un nuevo período, incluyó un artículo transitorio que lo limitaba a futuras aspiraciones.

Visto desde la sencilla óptica de los que no somos abogados ni expertos en materia  constitucional, lo podemos entender como un impedimento legal a una nueva reelección, con un peso tal por lo grave de sus consecuencias.

“Además, al apoyar la enmienda de la reelección también estaba tomando la decisión de cerrar mi carrera política, porque está sobreentendido que, después de estos cuatro años adicionales, si el pueblo me premia con su voto, en mayo de 2016, no podré ser candidato nuevamente a la Presidencia de la República”, dijo el presidente en su momento.

Es decir, así como esa modificación le permitió aspirar a un nuevo mandato para el período 2016-2020 también lo conminó a no presentarse a elecciones presidenciales de ahí en más, que no significa su inhabilitación como político.

Sabemos que esa modificación fue pactada mediante acuerdo firmado en el grupo de los 35 de aquella reunión en Juan Dolio, que hoy Felucho Jiménez lo define como “pecado original”. La Constitución fue modificada -a pesar del pecado que se sabía iba a cometerse- con ese último transitorio que vence después de las elecciones del 2020.

En su intervención del pasado domingo, el presidente Medina respondió a la pregunta de si piensa en reelección. Contestó poniendo fecha tope para responder en marzo del 2019. Y él no puede ponerle fecha a ese tema porque ya la última modificación constitucional lo hizo.

Es otra manera de dar largas para evitar una estampida de los funcionarios en apoyo al precandidato que mejor marca en las encuestas, y así mantener el gobierno cohesionado.

Buscando el lado amable de la intervención del Presidente del pasado domingo creemos de que en varias ocasiones se “despidió”: cuando termine, cuando me vaya, yo hice, yo dejé, si me da tiempo, falta la…etc., etc.

Pero lo que no entendemos es cómo personas con cierto criterio en el manejo de lo elemental, promueven desaciertos jurídicos que ponen en juego la credibilidad y el  fortalecimiento de las instituciones.

Además de ahuyentar la inversión extranjera, crea un ambiente de inseguridad jurídica; lacera la democracia interna de los partidos violentando los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.

Algunos analistas políticos sostienen la tesis de que el presidente Medina solo busca una salida negociada, con poder, voz y voto para incidir en las decisiones de envergadura nacional a futuro, resistiéndose al ultimátum constitucional de cerrar su carrera política definitivamente.

Por lo anterior, y porque las condiciones de hoy no son las del 2015, todos sabemos que no es prudente hablar de otra modificación constitucional y mucho menos de reelección.

Ayudemos al Presidente a terminar con buenas notas este período de gobierno peledeísta, para poder continuar por las sendas del progreso que el pueblo merece

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