El trabajo informal se agudiza

Investigaciones realizadas en los últimos dos años dan cuenta de que en República Dominicana la alta tasa de informalidad en las actividades laborales obedece a la complejidad del sistema impositivo y sus crecientes tasas, poca transparencia en el manejo del Presupuesto General del Estado, concentración de las inversiones en sectores de la conveniencia del gobernante de turno y robo de los recursos del erario y bajos salarios en el sector laboral formal.

Este fenómeno ocurre en buena parte de la República Dominicana: hay un desempleo relativamente manejable, pero un subempleo considerable. Se acostumbra llamar así al empleo que tiene muy malas condiciones: sin prestaciones, sueldos muy bajos, demasiado tiempo de trabajo, sin seguridad social, ni fondo de pensiones que garantice al trabajador un retiro digno.

El empleo informal es el que se genera en la economía del mismo nombre, también llamada economía subterránea. Se trata de un conjunto de actividades económicas que actúan al margen de las leyes.

Por lo regular, en este tipo de economía hay muchas personas que no tienen interés en ser ilegales, pero que el mercado ha desplazado: vendedores ambulantes y prestadores de servicios en las calles.

Conforme un estudio reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que evacuo el informe: “Formalizando la Informalidad Juvenil” revela que 27 millones jóvenes latinoamericanos entre 15 y 24 años pertenecen al mercado laboral informal.

En el año 2012 la República Dominicana exhibía un mercado laboral informal equivalente a un 57% de su población pero en el 2014 la tasa de trabajadores informales se colocó en un 78%, conforme cifras de la OIT.

En el país la baja calidad laboral formal lleva continuamente a muchos trabajadores a la  informalidad. Se habla de que existe también informalidad laboral en el sector público causado por la tercerización, el no control institucional y de que una empresa pública contrata a otra privada y ésta a sus vez no declara a sus propios trabajadores.

Los trabajadores informales no sólo no contribuyen al bienestar común del país, sino que éstos tampoco se benefician de él, al carecer de protección social.

La situación del país, en ese sentido, es grave pués no solo se tiene una alta tasa de informalidad sino también de desempleo la cual ronda el 16% de la Población Económica Activa (PEA), es decir, población entre 12 y 65 años de edad que tiene interés en trabajar y no el caso de estudiantes y amas de casas, que por estar estudiando y atendiendo sus hogares  no forman parte de la PEA.

El Gobierno de Turno del Partido de la Liberación Dominicana se pavonea al informar que cumplirá su meta de crear 400 mil empleos en  el cuatrienio 2012-2016. Lo interesante es saber si serán más botellas o parásitos en el sector público o serán nuevos empleos del sector privado.

Qué triste es ver dominicanos y dominicanas que salen bien temprano en la mañana de sus moradas alquiladas a sus centros de trabajos formales sin nada en el estómago y con tan solo el dinero para el pasaje,  sin saber que comerán durante el día y al retornar a sus hogares ver que no hay dinero ni alimentos para preparar la cena y tener que acostarse con el estómago vacío y repetir la acción todos los días sin esperanza de que se vislumbre mejoría en el futuro mediato e inmediato, solo por decir que están trabajando.

El hecho de ir a un centro de trabajo formal requiere no solo presentarse a trabajar  todos los días  sino incurrir en gastos en ropa, maquillaje en el caso de las mujeres, zapatos y ropa en buen estado, pago de comida, pasajes,  meriendas y dejar un diario en el hogar para que sus dependientes directos pasen el día en el hogar preparando algunos alimentos y cuidar de la prole.

Mayormente, el trabajador para poder almorzar en sus centros de trabajo tiene que hacer serrucho o compartir sus alimentos con aquellos trabajadores que no se les facilita llevar  o comprar alimentos día por día.

Realmente, el trabajador labora para estar cansado pues este continuamente tiene que financiar al empleador para que se le mantenga laborando pues el hecho de buscar dinero prestado al módico 20%  0 40% para cubrir el déficit presupuestal familiar y poder llegar puntual al centro de trabajo esto no es más que  un subsidio que llega indirectamente al dueño de empresa del parte del trabajador y arriba de ello se le regatea un pírrico aumento salarial ya devaluado, solo para que el empleador se haga más rico a costa del trabajador.

De manera que hasta tanto las autoridades no se empleen a fondo para facilitar la formalidad del sector laboral informal y no se creen las condiciones favorables para que el sector privado genere más empleo de calidad las autoridades seguirán  vendiendo falsas ilusiones o sueños que quedarán en más sueños y el país continuará transitando por el mismo derrotero del subdesarrollo, mientras muchos funcionarios se convierten en nuevos millonarios.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

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