El trabajo del Presidente Medina
Ciertamente el Presidente tiene trabajo gigantesco: Restablecer credibilidad y confianza gubernamental ante el sofocante clima político existente catalizado por pésimos desempeños en materias neurálgicas como combate a la corrupción.
El periódico El Día, en primera página, edición 16/06/17, comentó sobre nuevos aires gubernamentales. Diario Libre, columna AM 20/06/17, destaca necesidad de superar la “avergonzada modorra” gubernamental. El pedido de intelectuales sobre renuncia presidencial no hubiera trascendido si la ya sensible epidermis peledeísta no se hubiera rasgado las vestiduras y si el Presidente de la JCE no hubiera incurrido, con su destemplada declaración, en un pecado original progobiernista.
El ejercicio gubernamental luce dando bandazos: el mismo día que ganaderos denuncian que no pueden vender la leche que producen por importaciones lácteas autorizadas y toleradas por el gobierno, el Presidente, en visita sorpresa, dispone RD$ 11,4 millones en Azua para aumentar producción de leche.
Este accionar errático se repite: El Ministro de Educación, en lugar de procurar personal calificado para superar la calidad educativa, se regodea consultando qué hacer a estudiantes producto de esa mala calidad. Se siembran arbolitos para posar en medios mientras negligencias y permisividades aumentan deforestación.
Los partidos (opositores?) siguen desconectándose de la sociedad, ahora desplazados por la Marcha Verde. Sus prioridades-luchas internas y focalización alrededor de leyes electorales y de partidos, sobre todo sobreseyendo financiamiento electoral- no concitan entusiasmo. Hasta el Foro de Partidos recién constituido reconoce que estos se encuentran en “horas bajas” y “parecería que el sistema de partidos políticos dominicanos está condenado al fracaso y la desaparición”.
Los esfuerzos del gobierno tampoco ilusionan ni entusiasman. Sus decisiones, declaraciones y acciones, caen en el vacío. Gobernados no lo apoyan: Su accionar anulando licitaciones y enjuiciando casos de corrupción menores que ODEBRECHT no genera aplausos por interpretarse como evasivas para no encarar la mega-corrupción emanada de Brasil. Luce, ya no solo dentro del lodazal que sus personeros reconocieron, sino en arena movediza: se hunde más en la medida que se mueve.
Se percibe una imagen de un gobierno agotado, divorciado de preocupaciones y aspiraciones ciudadanas; que acrecienta brechas en encrucijadas en lugar de procurar puntos de confluencia, que desentona en lugar de sintonizar.
Todo ello enrarece y sofoca cada día más el clima político reinante hasta hacerlo de pronóstico reservado para sostener y perfeccionar nuestra democracia, sobre todo si agregamos otros ingredientes como inseguridad ciudadana, descontrol migratorio, caos demoterritorial y ambiental, déficits fiscales y financieros, endeudamiento, etc.
Encarar éste pronóstico constituye imperativo para instancias genuinamente preocupadas por nuestra democracia; incluyendo un buen trabajo del Presidente Medina.
A esto contribuiremos publicando una Guía para restablecer confianza y credibilidad gubernamental.