El ron: hijo alegre del cañaveral
El ron es el mejor ingenio del ingenio. Ese hijo alegre del cañaveral hace a muchos olvidar las penurias y gozar la vida. No es una medicina pero parece curar las enfermedades del alma. Ciertamente, algunos prefieren –gran error- endulzar en su aroma sus amarguras. Mientras que otros, hasta con una tercia ya sueñan despiertos.
En época de Colonia, hace más de 500 años que los ancestros del ron, convertidos en canutos, llegaron desde las islas Canarias a nuestras tierras. Refieren los cronistas que al agotarse las minas de oro en la Española, emergió la agricultura. Los precios del azúcar subían en Europa, y producirla aquí podría ser un buen negocio para los dueños de plantaciones.
En ese ámbito se sembraron las llanuras de caña de azúcar. En poco tiempo, las gramíneas crecieron como hierba silvestre, impresionando con la belleza de sus pendones. La larga y agridulce historia es muy conocida para ser contada: trapiches, negros esclavizados, alzados, cimarrones, contrabando, alambiques, destiladeras, aguardientes, ron, piratería, bateyes, bueyes, carretas, ingenios, camiones, rieles…
Como ignorando los pasos de la modernidad, todavía en ciertos lugares del país, la caña de azúcar llega al ingenio, a su última morada, acompañada por el canto de los bueyeros, que con el sonido de sus fuetes suelen disimularle la muerte. Cumpliéndose así la profecía: “Y bagazo serás y en ron te convertirás”.
Antes de nacer, el “hijo alegre del cañaveral”, igual que una criatura en la “barriga” de la madre, pasará un buen rato en la “barrica”. Y con los años saldrá al mercado. Se conocerá por sus apellidos: Brugal, Bermúdez, Barceló, Macorix. En otros casos por sus apodos: Pitufo, Beeper, Lavagallo, Mallita, Triculí…
De este modo, habrá marcas licoreras con historias e historias sin marcas licoreras. Y en el mejor de los casos, las Mamajuanas: botellas con extrañas hojas, palos y raíces, que de manera conciliadora ligan en su interior todos los rones, que sumados a “las sustancias”, sirven para levantar “los caídos”.
jpm