El respeto al derecho ajeno es la paz
Benito
Juárez, insigne prohombre mejicano y del mundo, pronunció la frase “el respeto
al derecho ajeno es la paz”, que entraña la esencia de un código ético
imperecedero.
Ya antes, en
la tabla de los mandamientos que dicen los pasajes bíblicos entregó Dios a
Moisés en el Monte Sinaí se estableció que “amar al próximo como a ti mismo” es
una ordenanza cristiana inaplazable.
El esfuerzo,
la creatividad y la voluntad humana se manifiestan a cada momento en el
surgimiento de innovaciones, unas motivadas por intereses personales o
económicos, u otras por encaminar iniciativas que marcan la impronta de
personas o empresas.
Como garantía
del respeto al derecho de la propiedad intelectual y la creatividad humana,
existen la Constitución de la república, leyes marcos para su cabal
cumplimiento, tratados bi y multilaterales con rango constitucional, y leyes
adjetivas y sustantivas.
Para todo
esto, el legislador y los gobernantes han pensado sabiamente en establecer
parámetros que garanticen a todos por igual sus derechos, para lo cual se exige
el cumplimiento de nuestros deberes.
Desde unos
cuantos años hasta nuestros días, los juegos de azar y los propios jugadores
han nadado “en sus aguas” en disfrute de la modalidad de sorteos que se conoce
como quiniela-palé, creados por empresas privadas de lotería aunque
desarrollados simultáneamente también por la lotería estatal.
Como manda la
ley, corresponde –y así es- a los creativos de esta innovación del juego la
propiedad intelectual del(os) nombre(s) y marca(s) que identifican esta
modalidad, lo que se niegan a acatar y respetar quienes más se benefician de su
uso, sin inversión alguna, como son los propietarios de bancas de apuestas que pululan,
legal e ilegalmente, por toda la geografía nacional.
En reclamo de
sus derechos, ha surgido un enfrentamiento que llega a los tribunales por la
exigencia del respeto que Benito Suárez reivindicó como garantía de paz.
Se impone, en
consecuencia, respeto al derecho de propiedad intelectual, para lo cual existe
el diálogo si las partes conciliaran, o el enfrentamiento si radicales
violadores de la Constitución y las leyes insisten en sus tropelías y/o
fechorías.