El “pueblito encantado” y su turismo

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Puerto Plata.

Puerto Plata “está viviendo un buen momento de recuperación” de su industria turística.  El exitoso empresario Roberto Casoni, actual presidente de su Cluster Turistico, comunicó la buena noticia al celebrarse Discover Marketplace 2018, su feria regional de comercialización turística. El optimismo que refleja el anuncio parece augurar un futuro promisorio para el “pueblito encantado” de Juan Lockward. Pero sería un grave error que sus líderes bajen la guardia frente a la feroz competencia del mercado turístico internacional.

Las buenas nuevas son impresionantes. Encabezando el auge esta la operación de cruceros durante todo el año de la línea Carnival en su puerto Amber Cove, lo cual produjo la llegada de más de 720,000 cruceristas en 322 buques en el periodo enero-septiembre de este ano y sigue operando con vientos muy favorables. La otra gran noticia en materia de cruceros es que, aunque orlado por disputas sobre la licitación, recientemente se concedió la obra de la recuperación del puerto de la ciudad y eso también promete un importante aumento del flujo de cruceros por parte de cualquier línea.

Sin duda, los cruceros han dinamizado la economía de la región. Pero también se reporta que Puerto Plata ha captado nuevas inversiones en el renglón hotelero, incluyendo algunas de alto nivel (p. ej. Amanera Resort). Se informa que con los nuevos proyectos la oferta total de habitaciones llegara a 19,000 en el 2020. A eso le acompaña el remozamiento del Centro Histórico de la ciudad y la reconstrucción de la carretera Navarrete-Puerto Plata, lo cual permitirá un mayor flujo de pasajeros hacia y desde otras ciudades vecinas.

Según Casoni, estos logros constituyen una “plena transformación y actualización de Puerto Plata; un destino autentico que crece, innova, y mejora su atractivo e imagen para ser cada vez mas competitivo.” Pero esa conclusión resulta a todas luces desproporcionada.  Si bien los cruceros han tenido un impacto benéfico, no menos cierto es que apenas recuperan el auge que vivió la ciudad en los años ochenta, cuando en su puerto atracaba por lo menos un crucero al día. Tampoco hay innovación con la adición de más habitaciones hoteleras.  Han sido los bajos precios (relativos) del destino lo que está ayudando más al resurgimiento en tiempos de bonanza.

Lo que ha habido es un crecimiento de la demanda turística y eso es diferente a haber transformado el producto turístico. Tanto en el renglón de la oferta de habitaciones como en el de inversiones inmobiliarias, el destino se esta beneficiando de la recuperación del turismo mundial después de la crisis financiera internacional del 2008-2012.  (A nivel mundial, las llegadas internacionales crecieron un 7% el pasado año y en el país en lo que va de año han crecido un 6.3%, mientras en el Caribe han caído un 9%.) Pero sería un error creer que la bonanza mundial continuara imbatible. De hecho ya Nouriel Roubini, el famoso economista que predijo la recesión que comenzó en el 2008, está ahora pronosticando que habrá recesión mundial comenzando en el 2020 ( file:///C:/Users/Juan%20Llado/AppData/Local/Microsoft/Windows/INetCache/Content.Outlook/CL370WJO/We%20are%20due%20a%20recession%20in%202020%20and%20we%20will%20lack%20the%20tools%20to%20fight%20it%20_%20Nourie.pdf ).

Para evitar que la actual recuperación se convierta en recesión turística a partir del 2020, entonces, se requiere que los líderes del destino tomen conciencia de que la salud permanente de su industria turística dependerá de que el producto se diferencie adecuadamente.  Esto equivale a decir que, más allá de los bajos precios, se requiere una “transformación” que apele a nichos específicos del mercado en base a los atributos del destino, El destino debe reconocer que, en materia de playas, su principal competidor en el país es Bávaro-Punta Cana y Cuba y Cancún en la región del Caribe. Ya que sus playas no pueden competir ventajosamente con esos destinos deberá trabajarse en el desarrollo de las fortalezas que apelen a otros segmentos del mercado porque sus playas son más bien, en términos competitivos, una relativa debilidad.

Obviamente, la región requiere de una estrategia de especialización turística. El éxito del destino con los cruceros sugiere que ese podría ser el primer segmento a ser fortalecido. Si a Amber Cove y al puerto de la ciudad se le añade otra terminal al este del puerto, el destino estaría posicionado para competir con Cuba en el liderazgo regional. Hace un par de años la línea Norwegian estuvo interesada en adquirir la estatal Playa Bergantín para establecer ahí una terminal. Esa posibilidad debe perseguirse ahora con cualquier otra línea interesada. Asimismo, hay que buscar la forma de atraer a los miles de veleristas y yatistas que pasan de largo hacia las islas más pequeñas del Caribe.

Un segundo renglón de desarrollo es el de los eventos. Este podría ser donde exista mayor espacio de desarrollo porque solo requiere gestión y promoción. En deportes acuáticos, por ejemplo, ya Cabarete está bien posicionado como un centro mundial de surfing, pero el empuje promocional continúa siendo pobre. Además, debería crearse otros eventos que apelen a los surfistas y que puedan mercadearse para inducir la visita a los atractivos aledaños. Algo similar pasa con el golf, un deporte que podría ser trabajado junto a las ofertas de otros destinos nacionales.  No es suficiente, por otro lado, con tener un festival del ron si eso no logra convertirse en una leyenda al estilo del Octoberfest alemán.

Un tercer renglón prometedor es el territorial. Puerto Plata debe trabajar para convertirse en el epicentro de las excursiones que complementen el todo incluido.  Ahí están las ciudades del Cibao Central para proveer variedad y esparcimiento, mientras el cercano Cabo Haitiano espera para que se desbrocen los escollos que no permiten un mayor flujo de visitantes. Para lograr explotar ese potencial territorial hace falta que el todo incluido evolucione hacia las experiencias auténticas, una tendencia de la demanda mundial de turismo que está ganando mucha fuerza actualmente.

Debe crearse la conciencia de un nuevo reto de supervivencia y desarrollo. El liderazgo puertoplateno debe tomar muy en serio la grave amenaza que significaría una nueva recesión mundial, en tanto su impacto más inmediato y deletéreo será sobre los destinos más baratos. Para que la diversidad de su producto turístico le blinde contra los vaivenes del mercado procede un ejercicio de planificación estratégica, revisitando el estudio del 2008 de la consultora International Travel Communications (“Regarding Niche and Market Segment Development and Air Route Marketing Expansión”) y definiendo cursos de acción a ser acometidos con seriedad.

Puerto Plata no puede repetir la historia reciente de acudir al gobierno para que le saque las castañas del fuego si sobreviene una recesión. El gobierno tiene otras prioridades regionales (Bahía de las Águilas, Montecristi) que demandan una urgente atención para detonar el desarrollo turístico. Los líderes regionales tienen que tomar el toro por los cuernos y, ayudados por la tecnología digital, hacer una mejor gestión de su destino. Solo así lograran atrapar la curiosidad de los turistas del futuro, un reto mayúsculo en el competido escenario del turismo internacional.

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