El Presidente y los medios
Un Presidente debe buscar –en el ejercicio del poder- un punto medio entre no ser una rutina pero tampoco una gallareta. Y creo que el Presidente Danilo Medina, en cierta forma y a su manera, ha querido ser eso: un Presidente oportuno y puntual. O mejor dicho, ha querido que hablen sus ejecutorias más que sus palabras. Es más, acaba de decirlo: “…yo soy de una escuela que le gusta hacer y no hablar’’.
Lógicamente, hay momentos en que un Presidente –desde la lógica de la opinión pública o, ciudadana- debe hablar y fijar una posición sobre tal o cual tema o asunto de interés nacional que quedaría como una postura oficial, pero habría que saber qué es aquello sobre lo que un Presidente debería o requeriría fijar una posición pública, pues hay temas y asuntos que escapan a la competencia e incumbencia constitucional de un Presidente.
Porque hay que subrayarlo, en nuestro país hay toda una tradición o cultura presidencialista que alimenta y propugna porque los Presidentes extralimiten el poder que la constitución y las leyes le consignan. Así, por esa tradición o cultura, cuando el poder judicial o el poder legislativo yerra –según la percepción pública o ciudadana- generalmente el ejecutivo se lleva la peor parte, o cuando no, todo el descrédito.
Bien hizo pues el Presidente frente a la reciente observancia del presidente de la Sociedad Dominicana de Diarios, el Periodista Persio Maldonado, cuando admitió: “Ahora me están cuestionando que no hablo mucho y es verdad, mis amigos de la prensa quieren que hable más, tienen razón, tiene que llegar el momento en el que yo pueda mejorar mi diálogo con la prensa”.
Sin duda, el Presidente Danilo Medina ha dado una respuesta digna de su investidura, y a la vez, cargada de humildad política, pero sobre todo, de una conciencia plena de que vivimos en un régimen democrático en donde prevalece el principio de la libertad de expresión, de prensa y de libre flujo de las ideas, porque el fin último es preservar y perfeccionar nuestra –todavía- frágil democracia, y precisamente el Presidente –con su respuesta- se coloca como un ciudadano respetuoso y disciplinado de esa democracia que estamos construyendo y que, en cierta forma y transitoriamente, está en sus manos defender, promover y fortalecer.
Presidente, siga actuando con humildad, conciencia autocrítica y defensa irrestricta de las libertades públicas.