El PPH
Un antiguo director de prensa de la Presidencia tiene un equipo de personas, que se encuentra en las nóminas del Estado, cuya misión es responder y atribuir militancia pepehachista a todos aquellos que desaprueban los grandes escándalos de corrupción registrados en los gobiernos del doctor Leonel Fernández. Usan seudónimos –una misma persona tiene hasta cinco nombres– y llaman a los programas de radio y televisión; también, mediante un lenguaje difamatorio e injurioso, dan respuesta a todos aquellos que ofrecen declaraciones y escriben artículos periodísticos en los diarios impresos y digitales. Y todo el que disiente del PLD –sobre todo de Leonel Fernández– es del PPH, es un frustrado y es un amargado. Exhorto a los amigos lectores a que lean los adjetivos usados en contra de Juan Bolívar Díaz, el periodista dominicano de mayor prestigio y crédito público. Sus palabras tienen más peso en la población que la de un presidente. Si eso es con Juan Bolívar, que procura siempre proximidad con la objetividad, ¿qué puede esperar el autor de este artículo? Siempre me atribuyen ser del PPH, pese a que no formé parte del gobierno de Hipólito Mejía ni tengo ningún vínculo con ese ex presidente. Mi última conversación con Mejía se produjo en el 2009 y fue breve y desagradable, por su carácter grosero e irrespetuoso. De todos modos, Hipólito Mejía es mil veces más honesto que Leonel Fernández, sobre quien pesa todo un rosario de imputaciones de hechos delictuosos, que involucran miles de millones de pesos provenientes del Estado. Esta gente del PLD, del grupo de Fernández, rompió todos los récords de corrupción y pretende desviar la atención con un expediente gastado como el del PPH. Y con su modernismo gansteril piensan (¡la verdad que lo creen!) que todo el que no se ha robado dos mil o tres mil millones de pesos del Estado o los ha obtenido en el bajo mundo del narcotráfico y la industria del crimen organizado es un amargado y un frustrado, al que hay que descalificar moralmente por su supuesta militancia en el PPH. Todos sabemos de las fortunas que amasa el grueso de los miembros del Comité Político del PLD. Ninguno obtuvo herencia económica, no jugó béisbol en las Grandes Ligas ni se ha sacado premios millonarios en loterías locales e internacionales. ¿Se puede deducir entonces de dónde salen los cuartos? No es un secreto que funcionarios civiles y militares, por lo menos del gobierno de Leonel Fernández, están involucrados en la comisión de múltiples actos dolosos en desmedro del Estado y también han conseguido mucho dinero con el criminal negocio del narcotráfico. Nadie de esa corporación ha sido procesado judicialmente porque se sabe que los poderes públicos, al igual que en todos los regímenes dictatoriales, están centralizados. Y esa Suprema Corte de Justicia, particularmente, es una hechura de Leonel Fernández para garantizar su impunidad e intentar retornar al poder en los comicios del 2016, como en efecto lo está haciendo. Pero Leonel Fernández está desacreditado moralmente, como también lo está la mayoría de su círculo político, aunque algunos de ellos tengan la cara dura de compararse con un prócer que responde al nombre de Juan Bosch. De todos modos, para el doctor Fernández regresar al poder basta con que Danilo Medina decline la reelección. De ser así, Fernández sólo tiene que ganar las primarias del PLD, lo que lograría con su enorme poder económico. Lo demás es protocolar, porque la mayoría de los miembros de los órganos electorales también tienen acciones en la corporación. Son activistas peledeístas. (Inclusive hay uno aspirando públicamente a un puesto electivo). Si el descrédito y la mala imagen pública de Leonel Fernández no serían obstáculo para un eventual retorno al poder político, ¿para qué se insulta y se agravia a todos aquellos que, con sobradas razones, disienten de él? Además, es una estupidez pensar que a estas alturas de juego el ataque a la sigla PPH genera beneficios políticos.