El poder de los mensajes audiovisuales

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El autor es Magister en Comunicación y Educación. Reside en Caracas

POR EDUARDO CABALLERO ARDILA  

¿Cuántas veces ha escuchado usted que una imagen vale más que mil palabras? Este adagio popular nos recuerda la importancia de los impactos digitales que están modelando los hábitos y conductas de nuestra población joven.  

En Latinoamérica y el Caribe estamos inclinados al consumo audiovisual. Datos del Rosco del Consumo Audiovisual, de la firma consultora Barlovento Comunicaciones, indican que, durante el año 2021, las audiencias hispanoparlantes estamos teniendo un consumo promedio diario de 352 minutos en sus distintas expresiones como son la televisión, los contenidos en medios como Netflix, Youtube, o en los video juegos. Lo hacemos a través de teléfonos celulares inteligentes, tabletas, computadores y monitores de televisión.   

Por otro lado, una investigación de la Consultora Estratégica Neuromedia (2019), es todavía más contundente. En ella Saray García, representante de esta firma, indica que en este mundo hiperconectado recibimos un impacto publicitario cada 10 segundos. Eso significa 6.000 impactos publicitarios diarios.  

En el lenguaje audiovisual el componente emotivo va por delante del racional. No estamos preparados para analizar el efecto que nos produce una noticia o un drama, lo percibimos sin protección y en la enorme mayoría de veces sin percatarnos de la intención de quien lo elabora.   

El impacto de estos mensajes en los seres humanos ha sido tema de estudio de diferentes disciplinas como la neurociencia, la neurocomunicación y el neuromarketing. Esta última rama analiza la toma de decisiones inconsciente estimulando la atención, la memoria y la percepción. Ha sido un conocimiento importante para la industria publicitaria.   

Pero no solo la publicidad ha entendido la importancia de la influencia mediática, también lo han hecho políticos y gobiernos para el control de las masas. El mundo recuerda al jerarca propagandista nazi Joseph Goebbels, quien fuera Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich.

Este siniestro personaje buscó el control político de la población de tres maneras: Controlando el contenido de los mensajes que se emitian a través de los medios, motivando la producción cinematográfica para fines de propaganda política nazi, e incentivando la producción de más de un millón de aparatos radiofónicos para que la población alemana recibiera los mensajes que este régimen pretendía implantar.  

De esta manera podemos ver como distintos gobiernos y sociedades han entendido el poder de los mensajes de los medios para fines políticos, sociales y económicos.  

A Napoleón Bonaparte se le atribuye la sentencia “Los hombres son más fácilmente gobernados a través de sus vicios que a través de sus virtudes”. 

Los medios y las redes sociales establecen su red de dominación a través de contenido plenos de sexo y de violencia. Este tipo de contenido son “tiros al piso” que cautivan a las masas, y los emisores de contenido acudirán a ellos cada vez que necesiten acumular rating, visionado o cualquier otro término que indique favoritismo de su audiencia.  

Es muy difícil la lucha quijotesca contra este tipo de sitios. Es necesaria una integración de opiniones que ayude a manejar la mayoría de estos contenidos, pero sobre todo es necesaria la formación en medios de nuestros niños y jóvenes para fomentar en ellos la percepción crítica de los mensajes que reciben en la internet y en especial, de las redes sociales.  

Cada Estado de la región Latinoamericana debe formular políticas públicas que incentiven eso que los expertos denominan la educomunicación, es decir una alfabetización mediática cuyo objetivo es lograr que nuestros jóvenes se conviertan en consumidores responsables del contenido digital que devoran diariamente. 

JPM

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