El PLD sepultado
Si echamos la mirada hacia atrás y revisamos los fundamentos doctrinarios dados a conocer por el profesor Juan Bosch el día de la fundación del Partido de la Liberación Dominicana, nos daremos cuenta de que estamos frente a “dos PLD” muy distintos. “Un PLD” fue el que nació oficialmente el 15 de diciembre de 1973, en los salones del desaparecido centro de convenciones conocido como Fiesta de Luxe, en la capital. Este evento se conoció como el “Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte”. Ese PLD nació ese día y murió con Juan Bosch el 1 de noviembre de 2001 a las 3:15 de la madrugada. Está sepultado en La Vega. El otro PLD es el de ahora. Todos lo conocemos, pues muchos de sus dirigentes –no todos– han acumulado grandes fortunas, fruto de la actividad política. Para que vean la diferencia entre uno y el otro, a continuación copio una parte del discurso de Bosch, dando a conocer los principios morales o la base de sustentación del nuevo partido, integrado por renunciantes dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). “Quedarnos en el PRD era lo más cómodo y lo más seguro, pero no era lo más patriótico. Para algunos de nosotros ha llegado la hora de descansar; pero retirarse de la lucha es una manera de traicionar, y nosotros no tenemos madera de traidor. Decía hace poco que no debemos aplicar al PLD las ideas y la manera de actuar que predomina hoy en el PRD, y eso significa que no podemos reproducir en el PLD al PRD. Si hacemos del PLD lo que ha llegado a ser el PRD tendremos en fin de cuenta un PLD que más tarde o más temprano terminará siendo lo que es el PRD. Cuando el PRD llegó al país trajo el lema de ‘Libertad y Justicia Social’, que eran en ese momento las dos más vivas aspiraciones del pueblo dominicano; ese lema podría ser ahora ‘Que el partido me resuelva mis problemas’, porque esa es la aspiración más sentida de una mayoría de los dirigentes del PRD. Pero la consigna de los peledeístas deberá ser esta:‘Servir al partido para que el partido pueda servir al país‘.Mujeres y hombres capaces de sentir eso que acaban ustedes de oír es lo que necesita el PLD, y con esas mujeres y esos hombres cumpliremos el propósito de terminar la obra que empezó Juan Pablo Duarte. Pedimos para el PLD gente dispuesta a hacer sacrificios por el partido y por el país, y advertimos que desde hoy vamos a exigir en nuestra organización una disciplina estricta pero consciente; una disciplina que prepare a los peledeístas para hacer frente con entereza a todas las adversidades. Reclamaremos dedicación al estudio para poder desarrollar la conciencia política; pediremos una vida pública y una vida privada que se correspondan, porque nadie puede ser al mismo tiempo luz de la calle y oscuridad de la casa, o al revés. No nos proponemos levantar un partido de santos, pero tampoco uno de diablos. Aspiramos a que el PLD sea un partido de dominicanos serios, de dominicanos capaces de hacer sacrificios por su país, entre ellos, el pequeño, pero fecundo sacrificio de estudiar para conocer cuáles son las causas de nuestros males y cómo deben ser combatidas, y el grande, pero hermoso sacrificio de luchar por las ideas aprendidas mediante ese estudio. Queremos en el PLD dominicanos que ofrezcan, no que pidan, que a la hora de la verdad den un paso al frente para combatir, no para beneficiarse. No nos importa que sean pocos, que el pueblo tiene razón cuando dice que vale más estar solo que mal acompañado”. Lo dicho por Bosch hace 40 años resuena en los oídos de muchos dirigentes del PLD como una canción de cuna, no una pieza para bailar en la fiesta de la política nacional.