El mágico encanto de la navidad
El mágico encanto de la navidad. Por VENECIA JOAQUIN La navidad es la época del año más encantadora y significativa. Se acentúan los mejores sentimientos y acciones. De pensar en ella suspiramos, sentimos un gozo íntimo, un sustito muy especial. Surgen las añoranzas, sueños, nostalgias, ¡Bellas acciones!.
El motivo es especial, festejamos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. Vino a salvar la humanidad, armado de amor, perdón, paz. La navidad invita a darnos un baño espiritual, a recordar las lecciones de Jesús, expulsando del interior y entorno la maldad y lo que reste energía positiva. Es limpiarlo todo y sacar lo más hermoso.
Al limpiar el alma, la gente se torna generosa, hace regalos, ayuda los más necesitados, reparte sonrisas y buenos deseos. ¡Se multiplican los matrimonios, rindiendo homenaje al amor!. También limpiamos el hogar y lo vestimos con las mejores galas y colorido para que proyecte alegría. Colocamos arbolitos, adornos y luces por doquier. La mesa la llenamos o soñamos llenarla con deliciosas comidas, exquisitos dulces, frutas, bebidas. Ponemos música alegre. Queremos lucir lindos vestidos.
La ciudad la adornan, ¡se multiplican los aguinaldos!. Todos andamos con desbordada alegría, repartiendo buenos deseos, hasta el clima se vuelve cómplice de nuestro sentir. El friito, nieve, llovizna, la brisa fresca que acaricia los rostros, serenan el espíritu, motivándonos a estar juntitos. Es una época en que vienen a la memoria los seres queridos. Es un desear estar cerca de ellos.
Las familias y los amigos comparten más. Surge la melancolía por los que están físicamente lejos y por los que han pasado al mas allá. ¡La navidad es un derroche de profundos y variados sentimientos!. Todos hermosos, tiernos, significativos. Es un recordar que debemos despejar la mente de odios y rencores, que se llevan el tesoro más valioso: la paz. Es una pausa para equiparnos de amor, alegrías, esperanza y compartir lo bello y bueno que la vida nos ha dado.
La navidad es para detenernos a la reflexión profunda ¿Qué me impide perdonar si Jesús perdonó? ¿Cómo puedo ser feliz con tantas riquezas materiales, mientras tantos niños mueren de hambre? ¿Cómo vivir en paz con el poder político o económico que tengo, si lo he obtenido engañando los demás? La temporada es para imitar a quien siendo hijo de Dios, dio lecciones de humildad.
Es para comprender que el bienestar no esta en lo material sino en lo espiritual, es para fortalecer los principios cristianos y agradecer al Todopoderoso lo que nos ha dado. Con fe, le pido ¡ Felices pascuas y bendiciones para todos! La navidad es la época del año más encantadora y significativa. Se acentúan los mejores sentimientos y acciones. De pensar en ella suspiramos, sentimos un gozo íntimo, un sustito muy especial. Surgen las añoranzas, sueños, nostalgias, ¡Bellas acciones!. El motivo es especial, festejamos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. Vino a salvar la humanidad, armado de amor, perdón, paz.
La navidad invita a darnos un baño espiritual, a recordar las lecciones de Jesús, expulsando del interior y entorno la maldad y lo que reste energía positiva. Es limpiarlo todo y sacar lo más hermoso. Al limpiar el alma, la gente se torna generosa, hace regalos, ayuda los más necesitados, reparte sonrisas y buenos deseos. ¡Se multiplican los matrimonios, rindiendo homenaje al amor!. También limpiamos el hogar y lo vestimos con las mejores galas y colorido para que proyecte alegría. Colocamos arbolitos, adornos y luces por doquier. La mesa la llenamos o soñamos llenarla con deliciosas comidas, exquisitos dulces, frutas, bebidas. Ponemos música alegre. Queremos lucir lindos vestidos. La ciudad la adornan, ¡se multiplican los aguinaldos!.
Todos andamos con desbordada alegría, repartiendo buenos deseos, hasta el clima se vuelve cómplice de nuestro sentir. El friito, nieve, llovizna, la brisa fresca que acaricia los rostros, serenan el espíritu, motivándonos a estar juntitos. Es una época en que vienen a la memoria los seres queridos. Es un desear estar cerca de ellos. Las familias y los amigos comparten más. Surge la melancolía por los que están físicamente lejos y por los que han pasado al mas allá. ¡La navidad es un derroche de profundos y variados sentimientos!. Todos hermosos, tiernos, significativos.
Es un recordar que debemos despejar la mente de odios y rencores, que se llevan el tesoro más valioso: la paz. Es una pausa para equiparnos de amor, alegrías, esperanza y compartir lo bello y bueno que la vida nos ha dado. La navidad es para detenernos a la reflexión profunda ¿Qué me impide perdonar si Jesús perdonó? ¿Cómo puedo ser feliz con tantas riquezas materiales, mientras tantos niños mueren de hambre? ¿Cómo vivir en paz con el poder político o económico que tengo, si lo he obtenido engañando los demás?
La temporada es para imitar a quien siendo hijo de Dios, dio lecciones de humildad. Es para comprender que el bienestar no esta en lo material sino en lo espiritual, es para fortalecer los principios cristianos y agradecer al Todopoderoso lo que nos ha dado. Con fe, le pido ¡ Felices pascuas y bendiciones para todos!