El legado pesaroso de la izquierda revolucionaria
Sin tomar en cuenta los fracasos históricos de las revoluciones comunistas en Rusia, China, Vietnam, Camboya, Corea del Norte y Cuba, entre otras, Hugo Chávez y Daniel Ortega, insistieron en continuar con el mal ejemplo de esas irrepetibles experiencias genocidas.
Todos los regímenes implantados en esos países provocaron gigantescas tragedias humanitarias que dejaron como legado millones de muertos, producidos por la violencia represiva aplicada sistemáticamente contra los opositores, la violación constante de los derechos humanos, y por las intensas hambrunas provocadas por políticas económicas destructivas del aparato productivo y la macro economía.
Sin embargo, eso no fue suficiente prueba fehaciente para que esos despistados fanáticos del marxismo insistieran en repetir la funesta experiencia que les mostraba la historia como ejemplo que no debería copiarse por sus destructivos resultados.
Es así que hoy vemos como sufren las inclemencias desatadas por tales desgobiernos en Venezuela y Nicaragua, donde se enseñorean el hambre y la muerte diseminadas sin compasión alguna al interior de cada uno de esos dos países, tiranizados por los déspotas y criminales, Nicolás Maduro y Daniel Ortega.
Un ejemplo papable de la debacle producida por esos regímenes despreciables, es el genocidio sufrido por los venezolanos por parte del autoritario chavismo destructor, y la barbarie que se está cometiendo actualmente en Nicaragua contra un pueblo valiente que resiste indefenso a las fuerzas del mal enviadas a las calles a asesinar impunemente, por el dictador genocida Daniel Ortega, que ha dejado ya, un saldo mortal de unos 300 nicaragüenses, más de mil heridos y cientos de detenidos.
Desde que se iniciaron las protestas en abril pasado, el régimen las ha reprimido sin piedad, violando el derecho a la protesta pacifica, enviando a violentas turbas oficiales comandas por la “Juventud Sandinista” a apalear, tirotear, asesinar y masacrar, llenando de terror las calles, con el apoyo de las fuerzas policiales.
Y la violencia criminal allí no da signos de detenerse, pues día tras día se producen los asesinatos a mansalva de niños, jóvenes, mujeres y ancianos y la pareja dictatorial solo responde con perverso cinismo, culpando a las víctimas del genocidio provocado por su régimen de fuerza.
De manera que estos regímenes sanguinarios se suman al legado que han dejado históricamente los revolucionarios seguidores de Marx, Lenin, Mao, Fidel Castro, El Che, entre otros, que no ha sido otro que el de la destrucción y división de las sociedades donde han desgobernado, haciéndolas sufrir lo inimaginable.
Hay que evitar que esos experimentos malvados se vuelvan a reproducir en ninguna parte de este bello planeta, educando en las escuelas y en los hogares a nuestros jóvenes, concientizándolos con respecto a la necesidad de implementar y preservar el estado de derecho, contra la corrupción pública e individual y el respeto a los derechos inalienables de los seres humanos y los animales.