El índice  de la historia

El liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ofrece la impresión de que no ha comprendido la trascendencia del momento político que vive la nación ni en lo que debe hacer hoy esa organización para convencer a la sociedad de que  debe continuar en su rol de conducirla hasta las mismas puertas del desarrollo.

Tampoco parece valorarse en su justa dimensión la histórica decisión del presidente Danilo Medina, de no promover una modificación de la Constitución que lo habría habilitado para una nueva  repostulación, lo que  conjuró un estrés político que básicamente amenazaba con afectar el desempeño de la economía.

El discurso del lunes ha sido interpretado como el comienzo de la distribución del  liderazgo presidencial, ante el cual por lo menos  diez dirigentes  declaran  derecho de heredad, algunos de los cuales estarían dispuestos a someterse a la prueba de ADN de lealtad.

Lo primero que deberían entender esos delfines es que  el liderazgo no se transmite por las venas ni  por las arterias y que no es jurídicamente aconsejable distribuir herencia si la persona poseedora del testamento está vivo y viable y ha expresado el deseo de continuar ejerciendo a plenitud  toda su influencia política.

A lo más que se podría llegar es  a que el Presidente frote sus manos sobre la cabeza de algún aspirante, en señal de relativo respaldo, sin llegar a ungirlo como su sucesor ni cosa parecida, porque  el mandatario bajará las escalinatas del Palacio su liderazgo en la maleta.

El PLD cometería un gravísimo error si procura  erradicar o aliviar su dilatada crisis interna con la sola ingestión de aspirinas o con la renovación del sectarismo filisteo, porque  cualquier acuerdo de aposento o de callejón, decretaría el divorcio entre el Partido y la Sociedad.

Gobierno y dirigencia peledeista debería asumir conciencia de que  en este momento historio ejercen el liderazgo esencial, fundamental, sobre el que descansa el presente y las perspectivas de futuro de la nación, por lo que sería una  tragedia, una fatalidad que tan trascendente rol se diluya entre resabios y ambiciones.

El Comité Político del PLD esta compelido a promover a lo interno de esa organización un gran acuerdo en el que participe una sociedad estresada o angustiada por lo que suceda o deje de suceder en ese partido. Solo así se salvaría su matrimonio de casi 20 años con la población.

Ese gran acuerdo  debería  garantizar  elecciones limpias, libres y transparentes en las primarias abiertas para escoger al candidato presidencial del PLD, comicios que obligatoriamente deben constituir ejemplo de pulcritud y civismo para la colectividad.

Habilitar al presidente Medina para  que pueda participar en las elecciones de 2024, sería como una misa de sanación para el PLD, como también garantizar su boleta congresual y municipal refleje una justa  distribución interna según la trascendencia de los liderazgos.  El índice de la historia  señala hacia Danilo y Leonel.

 

 

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