El horno no está para galletitas
Ahora que se han caído todos los santos, de todos los altares políticos -en especial, en los partidos tradicionales- cabe afirmar que, en este momento de indefiniciones, solamente hay tres líderes en los que se pudiera confiar. Lo único malo es que no hay manera de hablar con ellos, pues Peña Gómez, Joaquín Balaguer y Juan Bosch, ya no están para responder.
Por eso, hay que cambiar un poco el refrán y especificar que, “los que se han caído son los santos menores, los mas pequeños”. Esa caterva de buenos para nada que estuvieron al lado de ellos, pero que solamente aprendieron las malas mañas.
Las buenas aptitudes, el sentido patriótico y el deseo por la mejoría de las condiciones de vida del pueblo trabajador, ese sueño de los Trinitarios, parece que nunca la pudieron entender y asimilar.
Parece que los tres eran muy malos maestros o los alumnos eran muy brutos, porque no han podido pasar los exámenes. Y ahora es que nos damos cuenta de que ninguno de los que estaban en la misa sabe rezar.
El PLD está en el poder, no porque hayan hecho gobiernos buenos sino, porque no hay alguien que sepa oponerse a ellos con determinación. Pero, tenemos que reconocer que, en materia de infraestructura, los gobiernos peledeístas le han lavado la cara al país.
El problema es el precio que vamos a tener que pagar, porque el país está endeudado hasta la tercera generación de la gente que está por nacer. Los hijos míos y los nietos de los mayores que yo, nacerán debiendo el dinero que estos bandidos se han llevado del Estado.
El presupuesto es grande, grandísimo, pero, se roban la mitad por lo menos; y nosotros tenemos que pagar el valor real de las obras, mas lo que se les queda entre las uñas. Y cuando hablo de pagar, no es sólo el valor capital de los préstamos, también hay que pagar los altos intereses.
Con una situación tan desesperante, las fuerzas de oposición tienen que juntarse en un frente común, con todo aquel que le duela la patria y hacer una propuesta electoral que desaloje a esta plaga que está en el poder y que está tratando de hacer pasar la reelección.
Si eso sucede, hay que contar con un sector del mismo PLD, que se opone a que Danilo Medina siga en el poder y que no se puede dar el lujo de apoyar esa barbaridad, porque si lo hacen, el mismo poder acabaría con ellos y los aniquilaría políticamente.
Pero si el pueblo derrota la reelección, algo que puede suceder, entonces ese sector que hoy es anti reeleccionista, pero que por miedo o presión apoyó a Medina por tercera vez, sería tan responsable como él mismo y por tanto, también tendría que responder la justicia popular.
Aquí es donde la oposición tiene que ser inteligente y entender que cuando no se puede con el enemigo, hay que tratar de dividirlo. No podemos venir con ñoñerías y rechazar a alguien porque simplemente sea peledeísta.
Lo importante es que quiera sacar del gobierno del país a esta gavilla de trúhanes facinerosos, que va a acabar con el pueblo dominicano, si es que nosotros no conseguimos acabar con ellos primero.
Hay que empezar a trabajar para construir esa Gran Alianza Nacional contra el gobierno de los come solos y dejarnos de blandenguerías y de divisionismo. Si no nos juntamos todos los opositores, mas los peledeístas que les duela su patria, en un frente común, no hay chance de que los hijos nuestros tengan futuro.
La consigna tiene que ser: Gran Alianza Nacional contra la corrupción, por la recuperación de nuestro territorio, casi en manos de los haitianos, contra la inseguridad ciudadana y la delincuencia (venga de donde venga) y por la aplicación de una correcta ley de migración, que imponga el 80/20 para todos los extranjeros trabajadores y la deportación para todos los delincuentes.
Tenemos que echar a un lado el antagonismo, el yoísmo, la competencia, las rivalidades sin sentido, el egoísmo, y sobre todos, olvidarse de la cuota monetaria que puedan obtener los partidos por los votos obtenidos.
Hay figuras valiosas en abundancia, gente comprometida con la lucha democrática y que no puede fallarnos. Gente que hoy se encuentra en la oposición, pero, con capacidad no sólo de unificar la oposición sino, de sacar adelante una nación en estado de descomposición como es el caso de nuestra república. Vivimos en estos momentos en un estado fallido, con características dictatoriales y las evidencias sobran.
Contamos con todas las herramientas necesarias para expulsar de Gazcue y de la Feria, esa trulla peledeísta que tanto daño social le ha provocado a este país y a sus instituciones. La estructura política de los opositores multiplica por dos a la del gobierno, pero debemos usarla a plenitud y sobretodo, unificarla.
¡Manos a la Obra, que sí podemos!