El Gobierno de Danilo y la invasión ilegal de haitianos
La «haitianización» del territorio dominicano parece haberse acelerado desde que Danilo Medina asumió la Presidencia.
Y es que, a pesar de su bla bla bla en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada hace poco en La Habana, nuestro Mandatario cedió a las presiones del gobierno de Haití y la comunidad internacional.
Además, una frontera imaginaria de más de 300 kilómetros, «vigilada» por unos 800 soldados mal pagados y corruptos en su gran mayoría, facilita el cruce al «paraiso» sin el menor percance.
Por esas y otras razones que mencionaremos más adelante es muy común ver a diario camiones y autobúses repletos de nuevos inmigrantes ilegales transitar por las carreteras del Cibao y otras vías del país sin que nuestras autoridades hagan nada para frenar esa oleada de enfermedades, malas costumbres, analfabetismo, mendicidad y un sin número de mezquindades sociales que no merecemos y que no nos permiten avanzar como nación.
Responsabilizo a «nuestro» presidente de esa invasión debido a que esos «desagradecidos» vecinos llegan invitados por él y su política prohaitiana, a expensas del bienestar y la seguridad de los dominicanos, cuyos problemas parece no importarle, ya que se ha concentrado más en su inconstitucional Plan Nacional de Documentación, una medida rechazada por el 90% de la población.
La presencia haitiana, sin dudas, ha aumentado los crímenes violentos y destruido el medio ambiente en la República Dominicana, ya que estos «invasores» han deforestado gran parte de nuestra porción de la isla. Además, se han concentrado en zonas turisticas, como Punta Cana y Bávaro, donde fomentan la mendicidad, insalubridad y el desasosiego, lo que ha creado una percepción negativa y equivocada de la idiosincrasia del dominicano ante los ojos de los turistas, principalmente europeos, que no saben diferenciar a un nativo de un haitiano.
Lo anterior amenaza al sector turismo de la República Dominicana, principal «punta de lanza» de la economía criolla.
El grito de ayuda de millones de dominicanos en desacuerdo con la «haitianización» de su territorio no ha encontrado eco en ningún dirigente importante de los partidos mayoritarios (PLD y el PRD), que le huyen al tema como el Diablo a la cruz.
Por un lado, el PLD no ha hecho más que aumentar y fomentar la presencia de haitianos ilegales, ofreciéndoles atención médica y educación gratuitas. Además, y debido a que trabajan más barato, ha reemplazado la mano de obra dominicana, en clara violación a las leyes laborales del país.
Esa «dominicanización» de haitianos que promueve el partido morado, con Danilo a la cabeza, podría provocar enfrentamientos violentos entre nuestros «desagradecidos» vecinos y los dominicanos que intentan proteger a toda costa su derecho a una salud, educación y empleo de calidad, que ven amenazado por la «marcada» preferencia de su gobierno hacia los «invasores».
Realmente, la mayoría de los dominicanos se sienten traicionados por su propio gobierno, que, al parecer, piensa más en las ganancias financieras que obtienen de los contratos para «reconstruir» a Haití, que en la protección y bienestar de su propia gente.
Por otra parte, resulta irónico que siendo República Dominicana el único país que ha cargado «pesado» con los problemas de Haití, hayamos sido tildados de racistas y xenófobos por los mismos países que deportan a los haitianos que llegan a sus costas.
jt/am