¿El fin justifica los medios?

Estoy convencido que quizás muchos o algunos se sientan mal por lo que hoy escribo. Lo lamento en verdad pero, es lo que pienso y creo. Lo que piensen o crean los demás es solo eso, lo que cada quien piensa con todo su derecho, los mismos y por los cuales escribo lo que creo. Si a otros les gusta bien, y si no, también. No estoy en contra de nada ni nadie, me gusta la libertad y la disfruto y si estoy en contra de algo, es porque ese “algo” no me da la libertad de elegir y como estoy en contra de todo lo que cohíba mi pensar o libertad, estoy en contra de ese “algo”. Al leer un artículo sobre el llamado “Poema contra Stalin” del escrito ruso Osip Mandelstam, que nunca pudo publicar, pero basto una denuncia de la existencia del mismo para que fuera deportado a Siberia, muriendo en el camino, decidí escribir este artículo. Estamos frente al comunismo marxista que tiene un discurso exitoso porque gira en torno al problema de la opresión de los pobres y se valen de él, con tintes más o menos populistas, para ganarse las masas. Los acontecimientos del año 1989 y la desintegración de la Unión Soviética, fueron prueba contundente de que, en varias naciones, la utopía comunista llegó a convertirse en uno de los peores y mas hipócritas crímenes de lesa humanidad. Y para muestra un botón: el sistema del Gulag-administración suprema de campos y correctivos de trabajos- en la Rusia comunista, se cobró un número de muertos mucho mayor al del régimen nacional socialista (nazi) en Alemania. En los regímenes comunistas de China (72 millones de muertos) y de Rusia (51millones de muertos) murieron más personas que en la segunda guerra mundial (70 millones de muertos) y la primera guerra mundial (15 millones de muertos). Los muertos de las guerras mundiales eran personas con cierta educación, al menos alfabetizados (con excepción de una buena parte de los rusos), y fueron convencidos de una u otra manera a unirse a los ejércitos de sus respectivos países, murieron con un fusil en las manos, peleando. Pero los muertos por Mao Tse Tung y José Stalin eran pobres campesinos y obreros en su mayoría analfabetos, murieron de hambre o asesinados, y lo mas que tenían en sus manos, si estaban alfabetizados, era un libro prohibido por el régimen. ¿Por qué el comunismo está imposibilitado para dar el bienestar que promete? La respuesta es sencilla: porque tiene una concepción equivocada del hombre, lo concibe como una pieza que forma parte de una máquina; la máquina es la sociedad, y lo importante es que la sociedad funcione, cueste lo que cueste. Y para ésto suprime derechos fundamentales para el hombre: derecho a la vida, derecho a la libertad, derecho al honor, a la vida privada y a la información, derechos políticos, derecho a la administración de justicia, derecho de los detenidos y presos… Se olvidan de que al ser humano se le ayuda cuando se aprecia primero como persona y luego se le promueve como un ente social. El comunismo no promueve auténticamente al ser humano al que ni siquiera entiende o no quiere entender, y le entorpece el camino para construir una auténtica comunidad humana. Y con su discurso seudo liberador es que enamoran, pero sólo conducen a las peores esclavitudes. Un sistema que no considera a la familia, el matrimonio, las creencias religiosas, termina fracasando en todos sus proyectos políticos en el sentido de aceptación popular. Son instituciones que vienen de siglos, de generaciones, y de su aceptación y reconocimiento han sobrevivido en nuestro planeta en constante evolución. Un sistema que inhiba y penalice dos de las actitudes y comportamientos que más influyen en la voluntad de trabajar y con la consecuente creación de riquezas: la búsqueda del triunfo personal y la protección y el mejoramiento de la familia, suprime las motivaciones mas enérgicas que tienen las personas para trabajar con ahínco. El estímulo es sustituido sometiendo a la obediencia a los ciudadanos mediante la coacción y le cortan las alas para que no puedan pensar, organizarse, ni crear riquezas por cuenta propia, convierte a las personas en unos improductivos parásitos que esperan que el estado les proporcione todo. ¿Cómo logran los comunistas ese grado de control social? Lo consiguen por medio de una desagradable sensación física omnipresente en las sociedades dominadas por el totalitarism mediante el miedo. Miedo a la represión. Miedo a los castigos físicos y morales. Miedo a la cárcel. Miedo a las golpizas. Miedo a los paredones de fusilamiento. Solo que el miedo, como todo refuerzo negativo es un estímulo precario con reacciones contraproducentes: fingimiento, simulación y ocultación. A esta represión del espíritu de competencia, hay que agregar la fatal supresión de las libertades implícitas en toda forma de organización social montada sobre la existencia de dogmas inapelables. En el marxismo como en el método escolástico medieval las verdades ya son conocidas y aparecen consignadas en los libros escritos por las autoridades. Pero sucede que la libertad para informarse, examinar la realidad y proponer cursos de acción no es un lujo espiritual prescindible, sino una de las causas de la prosperidad de las sociedades modernas. Pero existen personas que, no obstante el fracaso comunista, insisten en el marxismo, tal vez porque el marxismo, aunque falso, aporta un diagnóstico sencillo, elemental y comprensible de los males sociales, al alcance de cualquier persona por limitada que sea su educación o por escasa que resulte su capacidad de análisis. También porque las utopías son siempre seductoras para un porcentaje de la sociedad que prefiere delirar, a observar y reflexionar. Sin embargo, el hecho de que algunas personas insistan en el error es, simplemente, una muestra de terquedad irracional. Durante la juventud nos llenan la cabeza de insensateces ideológicas, que luego nos da trabajo sacarlas del cerebro. Hay gente que no lo consigue nunca. Marx fue un gran pensador y filósofo, no convencional. Apostó de forma fuerte por una reconstitución de lo humano, con la convicción de que había descubierto nada menos que un nuevo continente científico. Y es claro que su equivocación es, por eso mismo, una de las más trágicas de la historia del pensamiento. En las primeras etapas del movimiento comunista sobre todo cuando el partido no posee un influyente órgano de prensa propio, escribir para la prensa burguesa es para los marxistas una necesidad política y los cuadros, que son personas destacadas dentro de las estructuras del partido, que ejerzan el periodismo, son las encargadas de realizar esta tarea para lograr la expansión del partido. ¿Creen los comunistas que la libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales del ser humano? ¿Puede uno de sus cuadros ser paladín de la libertad de expresión? tommymejiapou@hotmail.com

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