El Estado como sector económico

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El AUTOR es empresario turístico. Reside en Santo Domingo.

 

 

Las Empresas Privadas de Bienes y Servicios son aquellas «Empresas Privadas Financieras y No Financieras» del sector privado y/o sectores productivos. Las Empresas Públicas de Bienes y Servicios son aquellas «Empresas Públicas Financieras y No Financieras» del sector público.

La Cámara de Cuentas (CC) define las Empresas Públicas Financieras y No Financieras como unidades económicas del Estado que producen bienes y servicios financieros y no financieros para su venta al público.

Las Empresas Públicas Financieras y No Financieras y el Presupuesto General del Estado (PGE) son el punto de partida para que el Estado se comporte como sector de la economía como otro cualquiera. Las Empresas Públicas Financieras son: Banco Central, Banco de Reservas, Banco Agrícola y el Banco Nacional de Fomento de la Vivienda y Producción. Las Empresas Públicas No Financieras son: CDEEE, APORDOM, INESPRE, CORAASAN, INPOSDOM, INVI, CORAVEGA, Lotería Nacional, etc., cuyo número completo lo tiene disponible el Banco Central.

No hay que olvidar de las Empresas Públicas No Financieras incluidas en la Ley No.141 del 10 de junio de 1997, denominada «Ley de Reforma de la Empresa Pública», la cual alcanzó al Consejo Estatal del Azúcar (CEA), a la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), a la Corporación Hotelera Dominicana del Estado y los Aeropuertos del país. El cuadro empresarial no financiero hay que completarlo con obras de infraestructura sujetas al régimen de concesión (autopistas, muelles, etc.).

En sentido general estamos hablando de «Empresas Públicas-Privadas Financieras y No Financieras» instaladas desde el descubrimiento de América hasta nuestros días, incluyendo el «Patrimonio Empresarial Financiero y No Financiero del Estado de la Era de Trujillo», el más importante de todos pues al morir Trujillo la República Dominicana tenía el gobierno más rico de América al ser el Estado el dueño de la maquinaria productora del país.

Hay una estrecha relación entre las Empresas Públicas Financieras y No Financieras y el Presupuesto General del Estado (PGE). Es la combinación perfecta para que el Estado se comporte como sector de la economía como otro cualquiera. En 2015 el presupuesto alcanzó unos RD$630,000 millones (US$14,000 millones). Por extraño que parezca, el origen de esos fondos hay que buscarlo en las Empresas Privadas Financieras y No Financieras y en la ciudadanía en general.

Eso es así aunque parezca extraño y constituye la primera cara de la moneda sobre el origen de esos fondos. La otra cara de la moneda difícilmente muestra si los beneficios que generan las Empresas Públicas Financieras y No Fiancieras forman parte del presupuesto, lo que pone en entredicho la rentabilidad de esas empresas. Debido a eso no se sabe cual es el real aporte ambos tipos de empresas a la riqueza material de la sociedad de acuerdo con los índices del Producto Interno Bruto (PIB).

Lo que si se sabe es el real aporte al presupuesto y a la riqueza material de la sociedad de parte de las Empresas Privadas No Financieras, aunque poco o nada se sabe del aporte al PIB de parte de las Empresas Privadas Financieras. Si el Estado calcula el «PIB Estatal» (cosa que nunca ha hecho) podemos hablar del «PIB Nacional» consecuencia del PIB de las «Empresas Públicas-Privadas Financieras y No Financieras» instaladas desde el descubrimiento de América hasta la fecha. Cuando se llega a este punto el Estado se comporta como sector de la economía como otro cualquiera. En este caso el PIB Nacional se convierte en PIB 2.0 tal y como explico en la «Teoría de la Desigualdad» (PIB 2.0 – Pacto por la Productividad).

La Cámara de Cuentas (CC), en su informe de 2014 al Congreso Nacional sobre la ejecución de las finanzas públicas revela que las Empresas Públicas No Financieras gastaron RD$61,230.4 millones por encima de lo presupuestado, mientras que las Empresas Públicas Financieras gastaron RD$187,717 millones. Vistas esas discrepancias o déficits uno se pregunta por qué las Empresas Públicas Financieras y No Financieras se han quedado atrás en la creación o consolidación de una mayor riqueza material de la sociedad. Por eso es que he preguntado al analista financiero Alejandro Fernández cuál es el real aporte de las Empresas Públicas-Privadas Financieras al PIB.

Haya o no respuesta es real el insuficiente crecimiento de la productividad basada en la producción de bienes y servicios porque además del PIB Nacional hacen falta ciertos porcentajes de inversión pública y el pacto por la productividad a ser firmado entre los sectores público y privado, tal y como lo explica la Teoría de la Desigualdad.

Llegado ese punto puede decirse que el Estado es un sector de la economía que real y efectivamente crea riqueza material con capacidad para enfrentar desigualdades sociales conjuntamente con el sector privado, independientemente de los gobiernos de turno.

Hace un tiempo Licelott Marte de Barrios, Presidenta de la CC, dijo: «Con los recursos que se distraen a través de las distintas instancias del Estado se podrían hacer dos República Dominicana». Este señalamiento aplica a las Empresas Públicas No Financieras y demás instituciones del Estado.

Pero también hay que recurrir a la Superintendencia de Bancos como institución del Estado que fiscaliza las Empresas Públicas-Privadas Financieras, no solo para entender el normal desenvolvimiento financiero nacional sino todo aquello relacionado con los escándalos bancarios que hemos tenido desde 1987 hasta la fecha. Uno se pregunta: Y qué pasó ahí?

Si el Estado y el sector privado se ponen de acuerdo para fortalecer la productividad andamos por buen camino si a la vez se le busca solución a Los Tres Chiflados que ponen en riesgo nuestra economía: (1) Corrupción Administrativa (más de RD$100,000 millones al año), (2) Inmigración ilegal haitiana, y (3) Deuda Pública Interna/Externa (que según opiniones oscila entre US$22,500 y US$28,500 millones). El presupuesto siempre habla o ejecuta amortizaciones a la deuda externa pero raras veces hace lo mismo respecto a la deuda interna.

Decimos «Los Tres Chiflados» porque se habla de todo menos del comportamiento del Estado como sector de la economía como otro cualquiera, lo que convierte nuestra economía en un relajo. Debido a eso el Estado dominicano es y seguirá siendo un «Estado fallido», independientemente de las bonanzas del crecimiento económico que reflejen los índices anuales del PIB, que no es tal visto el largo camino que ese crecimiento tiene que recorrer hasta llegar al punto donde comienza el desarrollo económico sostenible.

Modestamente, tenemos en la Teoría de la Desigualdad (PIB 2.0 – Pacto por la Productividad) una de las vías o punto de partida para planificar el desarrollo económico sostenible basado en la producción de bienes y servicios. Pecaría de inmodesto si considero mi planteamiento como verdad absoluta, pero las verdades relativas desvían el curso de los acontecimientos a falta de fórmulas específicas sin las cuales toda solución queda fuera de alcance.

Es hora de que el Estado dominicano deje de ser un patriarcado de la clase política, o del mesianismo y populismo que se desprende de ella, para evitar que la desigualdad siga siendo objeto de demagogia. Sería hablar más de la cuenta el decir que nuestra Constitución debe poner más énfasis en lo económico para que la voracidad política no la saque de quicio y la convierta en un pedazo de papel.

También para que la independencia política, financiera y económica fortalezca nuestra soberanía de manera que nadie viole nuestra dignidad como pueblo. Pero eso sería hablar más de la cuenta. A donde has ido, Joe Dimaggio?

eduardofranjul@yahoo.com

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