Iniciaré con una interrogante, ¿nos estamos volviendo idiotas o locos?, ya que, más ha impacto mediáticamente el despecho de Shakira, que la guerra de Ucrania; más ha impactado sus berrinches —tipo la «Chilindrina»— convertidos en «música», que temas vitales para las diferentes sociedades.
Sencillamente, se ha mediatizado un asunto de la vida privada. Incluso, diferentes instituciones, ya tomaron como eslogan la catarsis de una mujer despechada. La corriente feminista, también se hizo sentir. La «cantante» dominicana «Toskischa», ya respaldó a la colombiana.
Es lamentable por la situación que atraviesa, ya es parte de la vida, sencillamente, toca adaptarnos y más adelante vive gente. Quién no quiere sentir el amor, pasión y adrenalina y dopamina en todo el cerebro y ese flujo de sangre y vibraciones recorrer todo el cuerpo. Sencillamente, hasta los dioses quisieran. Dejemos de estar con estas máscaras: somos seres hechos para amar y no estar solos.
De seguro, Shakira y las que actúan como ella, publican un mensaje y, luego, se echan a llorar en sus camas. En el día, «guerreras», y en las noches, llorar hasta más no poder, y al lado, solo la almohada. Manipulan y fingen fortalezas y, luego, van ante amigas y familiares con paños empapados de lágrimas.
Cualquiera siente tristeza por la pérdida de seres queridos. Negarlo, significa chocar con la realidad. La vida privada es íntima y hay que reservar muchas cosas, y no dejarse arropar por este falso feminismo. Estos papelones que han convertido en un negocio, nos recuerdan los shows de Antony Ríos y Yolandita Monge, una buena estrategia de mercadeo. Pero ya, bájenle algo.
El feminismo es tan perverso, como el machismo. Somos seres muy diferentes e interdependientes. Para que tengan una idea, de todas las partes del cuerpo, en todas existen diferencias entre hombres y mujeres, destacándose la fuerza física en el hombre. La forma de pensar y analítica de la mujer y el hombre, también son distintas. En lo que somos iguales, es ante las leyes y derechos, cosas que no se pueden negar.
Lo que apena, que la humanidad quiera conocer e investigar sobre extraterrestres, cuando no nos conocemos ni nos respetamos entre naciones o entre hombres y mujeres, sino, observen la guerra entre Ucrania y Rusia. No nos comprendemos, estamos divididos hasta para seguir a un solo Dios. Las relaciones funcionales de pareja cada vez son más escasas. La culpa es lo económico o pasar factura a todo y, cada día, alejarnos del cristianismo y la espiritualidad.
Se puede monetizar la música, pero jamás el amor maduro. Se puede pasar factura a cosas baratas que el dinero puede comprar, más no, a una pareja que te ame, quiera y respete. Tanto dolor, que ya las indirectas, ya son directas. Debe ya buscar un psicólogo que trabaje la mente, ya que, necesita dosis de serotonina y orientaciones profesionales, porque tiene que sanar; o un pastor, que sane su alma, por el hecho de que, dice la Biblia, al que a hierro mata, a hierro muere. De La Rúa sufrió mucho…
Despecho es la sensación de frustración profunda, desesperación y agonía por la pérdida de algo realmente querido. Mientras se busca monetizar basándose en un ex amor, otra lo disfruta. Debe tener amor propio y respeto al padre de sus hijos. La diva colombiana presta más atención a su ex, que a sus propios hijos. El verdadero feminismo, no haría lo que hace, arrastrándose a ser aceptada.
Mientras el dolor mezclado con rencor, colma el alma, la que no «factura» está llena de felicidad, alegría y pensando en aquel hombre que no usa Rolex, sino, Casio. Cuanta humildad en Piqué. Cuanta Soberbia —con mayúscula— en la nueva feminista-ultracapitalista. Tan perversa canción, que destruye al prudente padre de sus hijos, sin embargo, a la inversa, fuera «violencia de género». Lo importante, que Piqué y su novia (no feminista), están muy ocupados para prestarle atención al despecho de una feminista como Shakira.
No se puede seguir incentivando la destrucción de los valores sociales. No se puede seguir destruyendo la familia y mucho menos por despecho. El fin del despecho, más que volver con su ser amado, es que la otra persona no lo tenga o envenenar el hombre que la dejó. Ahora con su música busca crear seres amorfos y vacíos. Seres incapaces de amar, pero sí, de «facturar», esos terminan solos, vean el otro caso de Andrés Garcia.
Al ser humano en sentido general se le hace difícil aceptar el rechazo, un ejemplo vivo ha sido el despecho que va para dos años. Shakira merece ser feliz, y la sociedad por igual. La que lloraba desconsolada cuando tenía esperanzas —ya que la perdió—, dice que factura. Debe existir responsabilidad y madurez en lo que se canta y en lo que se escribe. Cantar es un arte que debe edificar, no destruir. Hay mil maneras de escribir canciones y hacer poesía sin tener que destruir.
El peor año de su vida, según dijo hace un tiempo, la cantante, ahora, pasó a monetizar la desventura y desdicha. El feminismo debe desarrollar lo mejor de la mujer y sus grandes cualidades. Se busca crear un «feminismo testosteronico» y los hombres cada vez buscando mujeres con fuertes estrógenos y buenos ovarios.
La forma rara de buscar aceptación social de muchas mujeres del siglo XXI, es parecer más fuertes que el hombre, cuando hay que ser fuertes ante las adversidades de la vida, que son muchas. Muchas siguiendo los pasos, al parecer, de Madonna y la «Chica material» —otra fracasada del amor que, a sus más de 70 años, todavía está sola y más inmadura que antes—.
Las nuevas feministas pro Shakira y pro Tokischa deben revisar que ni su fama, ni su dinero, ni los movimientos de sus caderas les ha permitido retener a un hombre, ni siquiera a una de su mismo género. Sencillamente, porque la fiebre no está en la sábana.
El feminismo es tan macabro, como el machismo. Este tipo de acciones, en vez de influir y fortalecer las relaciones funcionales, la debilitan y apoyan; incluso, generando adeptos al pansexualismo, asexualidad y sus derivados, y afectando la funcionalidad de las relaciones heterosexuales.
El mismo feminismo que ataca a los que dicen que los niños u hombres no lloran, ahora dice que las mujeres no lloran. Bien lo plantea Agustín Laje sobre la «Generación Idiota».
Shakira se hace cómplice de idiotizar y descarrilar a la mujer y toda la sociedad, sin duda habrá más como ella. Está fortaleciendo la existencia de una sociedad profundamente enferma, basada en el materialismo, amargue y en la competencia extrema. La cantante, también tiene una cuota de responsabilidad en la constante degradación humana.