El coronavirus aumentó las vulnerabilidades

La República Dominicana ha estado sumergida en un dilema de cambios que no han logrado los objetivos en la búsqueda de lograr que cada ciudadano tenga igualdad de oportunidades porque las decisiones políticas no toman en cuenta los derechos ciudadanos.

Vemos que cada funcionario público quiere aplicar su librito y desde que es nombrado en una posición se cree que el presupuesto es de su propiedad y lo dedica a satisfacer sus apetencias personales, nombrando y quitando empleados a su antojo y sin cumplir con meros requisitos de ley y de gobernabilidad. En esta etapa vulnerable por la que estamos pasando, eso debiera corregirse.

En un país como el nuestro debemos comprender que siguen latentes las causas de aumento de la pobreza y las desigualdades: El Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, en colaboración con la Universidad de Oxford, ha dirigido una investigación participativa internacional titulada «Abordar las dimensiones ocultas de la pobreza.

«La falta de dinero en el hogar significa que los padres obligan a sus hijas a casarse jóvenes para recibir la dote. Es tener que usar ropa vieja, desgastada o dañada, no poder reparar la casa; no tener retretes, no tener ropa, no tener dinero suficiente para comprar ni siquiera jabón; no tener electricidad, ni keroseno, ni lámpara para estudiar; no poder ir a la escuela; es el trabajo infantil; estómagos vacíos que obligan a robar alimentos; el dolor de no poder comprar alimentos o tratamiento médico; insolvencia, préstamos con altos intereses; dependencia; sensación de impotencia; mendicidad, prostitución». Características de la dimensión ‘Falta de dinero’, fueron los resultados que arrojó la investigación.

La República Dominicana es un país catalogado de tercer mundo y aunque las situaciones descritas más arriba se dan en países como de “cuarto mundo”, también aquí se dan situaciones similares y los creadores de políticas públicas y manejadores de fondos públicos deben tomar en cuenta las condiciones socioeconómicas de las personas que trabajan antes de proceder a su cancelación para sustituirlos por otros y, mandarlos a casa.

Los políticos de gabinetes deben darse una vueltecita por algunos barrios de las provincias de Santo Domingo, San Cristóbal, San Juan de la Maguana, Santiago y Pedernales y observar cómo viven tanta gente en estado de pobreza y pobreza extrema y valorar la necesidad de crear espacios para darle empleo, aunque sea de subsistencia a esas personas. La pobreza y pobreza extrema han aumentado durante la pandemia entre un 25% de pobreza y un 21% pobreza extrema, por lo que la pobreza en República Dominicana anda por un 46%. El grado de vulnerabilidad es muy alto y las políticas públicas deben incluir a todos.

Todavía estamos en el borde de cumplir mínimamente con la Declaración de los Derechos Humanos establecidos ya hace más de dos siglos donde se preveía acabar con la barbarie y la exclusión (opresión), cumplir derechos como: confianza, igualdad, libertad, esperanza, justicia, derechos, dignidad, prosperidad y paz. Algunos funcionarios hay que mandarlos a estudiar la libreta de moral y cívica que se daba en las escuelas.

El actual presidente de la República, Luis Abinader, tiene un gran reto frente a esa cultura que existe entre los dominicanos que cuando llegan a un puesto público creen que el presupuesto de la institución es de su propiedad, incluyendo los recursos humanos que son manipulados de manera arrogante y llevando maltratos incensarios a las familias que se ganan su sustento, así como también se creen que los bienes de la institución son de su propiedad asignándoles sin ninguna prioridad a su usufructo.

Se observa de cómo algunos funcionarios, ya sea por su ignorancia o por su arrogancia, que están cancelando empleados por el solo hecho de no pertenecer a su bancada política y son sustituidos como ovejas al matadero y enviados a sus casas sin tomar en consideración su capacidad profesional, su historial de servicio y los aportes que ha hecho en todos los años de trabajo en las instituciones que prestan sus servicios. Esto se ha convertido en una traba para el desarrollo institucional y por eso el país no termina de arrancar y montarse en el carro del desarrollo.

Aunque tengo mis preferencias partidarias, siempre he escrito sobre el cambio que debe producirse al seno de la sociedad dominicana, para que haya un país más solidario, más inclusivo y más próspero, utilizando los mejores recursos humanos para ponerlos al servicio de los mejores intereses de nuestro país, un país equitativo, progresista y que incluya a todos por igual en el acceso a las políticas públicas de empleo, salud, educación y participación.

Esa debe ser la política del cambio y, el cambio implica la adopción de una nueva cultura de distribución y administración de los fondos públicos.

of-am

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Martha Morla
Martha Morla
3 Años hace

bueno, cada cual con su tema,no es la primera vez qué hay un cambio de gobierno, ni es la primera vez qué hay cancelaciones de empleados públicos, por eso es que desarrollar fuentes de trabajos para acabar con esa situación.