El beisbol de aficionados en Baní en la década del 50

 

            Bani, desde que el beisbol se convirtió en el pasa tiempo favorito de los  dominicanos, surgió como una cantera de jugadores. En principios eran un aporte de talentos para el beisbol de aficionados y hoy en día muchos jóvenes banilejos son destacados jugadores en los estadios de las Grandes Ligas en los Estados Unidos.

             Los banilejos consolidaron su entusiasmo a partir de la década de 1940 cuando numerosos jóvenes se dedicaron a la práctica del beisbol con un talento innato. Este quedaría demostrado con las competencias de intercambio que se llevaban a cabo con los demás pueblos del Sur (San Cristóbal, Ocoa, Azua, San Juan y Barahona) en una actividad atractiva que  generaba  un  entusiasmo absorbente. Los partidos solo se celebraban  los domingos, tanto por la mañana como por la tarde.

             El beisbol de la década del 40 se desarrollaba en el mismo pueblo. Y era que la II Guerra Mundial afectó todas las actividades  principalmente por la escasez de combustible y las carencias de las piezas de repuesto por lo que no aseguraban el mantenimiento  adecuado.

             El furor por el beisbol de los banilejos fue creciendo con la incorporación de los jóvenes que comenzaron  a brillar en esa década del 40 Luego algunos reforzaron a las nuevas estrellas que surgieron en la década del 50. De ahí surgió quien sería el manager por muchos años de los equipos banilejos y que en su juventud fue un buen pitcher que formaba parte de los conjuntos banilejos. Me refiero  al profesor Carlos Mckinney, que tuvo bajo su dirección al equipo de Bani que iba a competir a otros pueblos del Sur durante la década de 1950.

             Héctor Colombino Perelló, quien fuera un recopilador con una excelente prosa de la historia de Bani y de sus gentes, recoge en su Obras Completas una breve historia del beisbol banilejo. El incluye los nombres de quienes le dieron brillo al deporte en la década de 1940. También a los entusiastas fanáticos banilejos  seguidores de sus equipos en los torneos locales o el que lo representaba en competencias extra radio del pueblo. Era cuando en el país no se jugaba todavía la pelota profesional.

             Con la llegada de la década de 1950, los mismos jugadores de  años anteriores  continuaban accionando en las lides deportivas. Su presencia era muy apreciada por los fanáticos que continuaron aplaudiendo por los primeros años de la década de 1950 a Cabo Torres, Chaparra Pérez, Harold Mir Flores, Fellé Soto, Miguel Ruiz (Abejita), Bagallán Herrera, Sanguiní Pérez, hasta mi tío Francisco Herrera tuvo una breve participación en 1950 en un torneo entre los barrios del pueblo. Oscar Mir Flores jugó en la década del 40 en Bani pero para la siguiente década ya era un cotizado pelotero profesional que se destacó en los torneos de Puerto Rico.

             Para la década del 40 y de la siguiente  se popularizó un merengue compuesto por el profesor Enriquillo Sánchez que tituló La Batola. Esta composición con ritmo contagiante lo interpretaban  los fanáticos en el estadio de Bani y en los del sur cuando el equipo local triunfaba. Su principal estrofa decía: «A los teams que nos visitan/ Les brindamos Coca Cola/ luego le damos la pela/ y les ponemos la batola». Y continuaba: Con Fellé en el queche/ y Oscar Mir lanzando la bola/ le pegamos nueve ceros/ y les ponemos la batola.»

             Surgieron muchos jóvenes que se destacaron en los campos deportivos llevando alegría a la fanaticada banileja cuando triunfaban frente a sus rivales de los otros pueblos sureños. Allí se iba a los demás pueblos  en donde el fanatismo superaba las emociones que se recibían en un partido de pelota.

             Baní en la década de 1950 fue una cantera de jugadores jóvenes que con las veteranías de los más experimentados,  que todavía jugaban y se habían destacado en la década anterior, contribuyeron a afianzar la calidad de esos jóvenes como los hermanos Pimentel Castro, Luis María y Homero este un excelente centerfield, Benavides Báez, Salvador Gonzalez, Gregorio Ortiz Celado, Marion Peña, Tito Pimentel, Francisco Guerrero, Fello Soto, Bebe Pimentel, Payita Medrano. Había un fuerte muchacho de Nizao que jugaba descalzo y era un potente bateador  que causaba admiración por las largas distancias que alcanzaban sus batazos.

             Ya para 1953 me involucré en las actividades deportivas. No  como jugador, para lo cual fui un desastre cuando intenté jugar, sino como cronista deportivo. Tanto Vinicio Pimentel, que había sido un destacado jugador en la década del 40, como Mario Quirico Valdez, que laboraban en Ecos del Valle me estimularon a redactar las crónicas de los juegos que se celebraban en Bani. Luego pude ir a cubrir esa fuente informativa en los pueblos cercanos y redactar las notas de prensa para publicarse en la edición semanal del semanario banilejo.

             Con el inicio de la pelota profesional del invierno en 1955, el entusiasmo por  las competencias deportivas de aficionados decayó pero no así el interés que  comenzó a germinar en la juventud para ingresar  al terreno profesional. Hoy en día Bani ha sido una cantera de jugadores superestrellas que se han destacado en las grandes ligas de los Estados Unidos. Las excelentes presentaciones de dos estrellas como Mario Melvin Soto y Miguel Tejada le han dado brillo perenne al orgullo deportivo banilejo. Se disfrutó por varios años de las actuaciones de ellos dos, que junto a Vladimir Guerrero y otros no menos brillantes, han permitido aquilatar la formación de calidad de los peloteros banilejos.

jpm

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