Efervescencia en el PLD

Cuando se padece de algún problema estomacal por desordenada ingesta de comida o bebida, la mayoría recurrimos a cualquiera de dos  emblemáticos laxantes, uno en tableta y el otro en polvo, que se vuelven efervescentes al colocarlo en agua, por lo que se recomienda esperar a que el líquido en el vaso se tranquilice, antes de consumirlo.

La efervescencia que producen esos laxantes al mezclarlo con agua es temporal y se produce para bien, no para mal, aunque no es prudente  cuando parece que el brebaje está hirviendo, porque  en vez de aliviar,  empeora   el malestar.

Algo similar parece ocurrir en el Partido de la Liberación (PLD) con el debate  sobre la reelección y la candidatura presidencial del doctor Leonel Fernández, solo que sectores, básicamente extra partido, procuran crear la falsa percepción de que la efervescencia en el vaso tiene efecto de un tsunami.

El presidente Medina y el doctor Fernández, además de líderes y estadistas, son dirigentes políticos muy bien entrenados, en quienes las emociones no se desparraman sobre la objetividad y cuyas cabezas permanecen frías como glaciar, aunque  sus corazones ardan como volcán en erupción.

Lo que se percibe como un huracán o maremoto no  son más que  vientos  alisios en la atmósfera de un partido que produce oleajes fuertes, sin impedir que naveguen  las ideas  en un mar abierto de unidad en la diversidad.

Si en algo están claros y contestes Danilo  y Leonel es  en su irrenunciable  e ineludible compromiso, no solo de preservar, sino de  fortalecer la unidad  en el PLD, aunque para ello sea preciso renunciar o postergar legítimas aspiraciones.

En términos estratégicos, los enemigos de Leonel, los son de Danilo o viceversa, aunque  por inexperiencia política o exceso de entusiasmo, gente de uno y otro litoral permitan el abordaje de filibusteros  con propósito oculto de hundir la nave, junto a la cual  zozobraría la gobernanza y la economía.

No ha sido casual que  desde  aceras opuestas  escogieran a Leonel como su  primer blanco de ataque desde retretes de infamia. El propósito siempre ha sido el de  divide y vencerá,  en el entendido de  que  después de uno, el objetivo ha de ser  el otro.

La efervescencia política que se observa hoy al interior del PLD no pone ni debe poner en peligro la unidad  de esa organización, sostén principal de la democracia política. Es  simplemente  el alboroto de agua en vaso, cuando  se le agregan laxantes, que alivian  el malestar estomacal.

 

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