EEUU: Trump deja AL en segundo plano en su primer viaje a la región
Washington, 28 nov.- El presidente, Donald Trump, pisará mañana suelo latinoamericano por primera vez en su mandato para acudir a la cumbre del G20, pero su limitada agenda en Buenos Aires y su decisión de cancelar una visita posterior a Colombia han dejado a América Latina en un segundo plano del viaje.
Las reuniones de Trump con los mandatarios chino, Xi Jinping, y ruso, Vladímir Putin, prometen llevarse el protagonismo de su viaje a la capital argentina, a donde llegará mañana por la noche para quedarse hasta el sábado, cuando termine la cumbre de líderes de las naciones desarrolladas o emergentes que integran el G20.
Argentina será el primer destino en Latinoamérica de Trump durante sus casi dos años de mandato, después de que en abril pasado cancelara la visita que tenía prevista a Perú y Colombia debido a las informaciones sobre un presunto ataque químico en Siria.
Ese gesto dejó un mal sabor de boca en el continente y la Casa Blanca intentó compensarlo al convertir el viaje de Trump a la cumbre del G20 en una breve gira latinoamericana, pero este mes canceló la parada que tenía previsto hacer en Colombia el domingo, aludiendo problemas de «agenda».
Trump ha evitado hacer viajes largos desde su extensa gira por Asia del año pasado, y ahora trata de que todas sus paradas en el extranjero sean lo más «cortas» posible, explicó a Efe un exasesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Fernando Cutz.
En Buenos Aires, Trump solo tiene programada por ahora una reunión bilateral con uno de los tres presidentes latinoamericanos que integran el G20, el argentino Mauricio Macri, algo que responde a la tradición de la Casa Blanca de programar siempre un encuentro con el anfitrión de cualquier cumbre multilateral.
Es probable que Trump vea además al presidente mexicano saliente, Enrique Peña Nieto, ya que está previsto que el viernes se firme en Buenos Aires el renovado acuerdo comercial entre EE.UU., México y Canadá, conocido en español como T-MEC.
Pero «es dudoso que muchos latinoamericanos vean la reunión de Trump con Macri, o la firma de un acuerdo comercial que ha dejado un mal sabor de boca en México y en Canadá, como la demostración de un interés genuino en la región», dijo a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
La impresión de muchos en el continente es que Trump viaja a Argentina solamente porque la cumbre del G20 se celebra allí, y la Casa Blanca no se ha molestado en destacar el hecho de que esta será la primera visita del mandatario a América Latina.
«Creo que sería una oportunidad perdida si va a la cumbre solo porque resulta que se celebra en Argentina, y no reconoce el hecho de que está en Latinoamérica ni habla sobre la región», opinó Cutz.
Solo el 16 % de los latinoamericanos tenía una opinión favorable de Trump el año pasado, según una encuesta de Gallup, y la retórica antiinmigrante del mandatario ha tensado sus lazos con México y Centroamérica.
No obstante, «la mayoría de los Gobiernos en la región quieren mantener relaciones positivas, o al menos ‘correctas’ con Estados Unidos, y sus líderes tienen especial cuidado de evitar generar un antagonismo con Trump», indicó a Efe la directora para Latinoamérica en el centro de estudios Wilson Center, Cynthia Arnson.
Ese pragmatismo es más pronunciado en Sudamérica, donde no parece haber grandes «repercusiones negativas» de la actitud de Trump ante los inmigrantes, según Cutz, quien se encargó de la política hacia esa región en la Casa Blanca durante buena parte del año pasado.
En la práctica, sin embargo, EE.UU. ha endurecido sus sanciones a Venezuela y Nicaragua desde que Trump llegó al poder; y John Bolton, que desde abril es su asesor de seguridad nacional, está muy interesado en aumentar la presión contra estos dos países y Cuba, a los que ha descrito como una «troika de la tiranía».
La reunión mañana de Bolton en Río de Janeiro con el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, al que ha descrito como un líder «afín» a Trump, puede contribuir a generar un poderoso eje bilateral que, a largo plazo, sería más significativo para el continente que el fugaz viaje del mandatario a Argentina.
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