ESTADOS UNIDOS: Cuarto día de manifestaciones contra Trump
En Los Ángeles (California), más de 8.000 personas salieron la calle este sábado para participar en una marcha organizada por organizaciones inmigrantes locales para expresar su rechazo a la victoria del magnate.
«California siempre ha sido tierra de hispanos y por eso era importante que nosotros hiciéramos el llamado. Necesitamos salir como una comunidad unida, migrante y diversa, que nadie va a detener», ha dicho a EFE Ron Góchez, director de Union del Barrio, organización comunitaria que convocó la marcha.
En Nueva York, de acuerdo a NBCNews, por lo menos 11 personas han sido detenidas la mañana del sábado, mientras que miles de personas se concentraron frente al edificio Trump Tower durante la tarde.
Por otro lado, un hombre ha resultado herido de bala en un tiroteo durante una protesta en Portland (Oregón).
Marchas del movimiento «Not my president» (No mi presidente) -un lema que nació como etiqueta en las redes sociales cuando se conoció el sorprendente resultado electoral en la madrugada del miércoles- también en Chicago y Las Vegas.
Gran parte de las manifestaciones que se han registrados en los últimos días en las grandes ciudades del país han sido en bastiones demócratas en los que la candidata presidencial de ese partido, Hillary Clinton, ganó este martes a Trump con grandes márgenes.
El cineasta Michael Moore entra en la Trump Tower
Por otro lado, el cineasta Michael Moore ha entrado este sábado en el edificio Trump Tower de Manhattan para intentar hablar con el presidente electo, Donald Trump, pero los servicios secretos le impidieron subir hasta las oficinas del magnate neoyorquino.
«Señor Trump. Estoy aquí, quiero hablar con usted», ha escrito el polémico director en una breve nota que pudo entregar al portero del edificio, durante una protesta en la que han participado cientos de personas frente al rascacielos del empresario.
Moore, que ha grabado la escena con su teléfono móvil retransmitida en directo a través de Facebook Live, ha logrado acceder hasta el interior del edificio y subir por las escaleras mecánicas hasta llegar a la cuarta planta.
Ha sido entonces cuando agentes de los servicios secretos han frenado el paso al cineasta y le han indicado que no podía subirse al ascensor que conduce a las plantas altas del rascacielos donde Trump seguía reunido con sus principales asesores.
«No queremos que la policía nos expulse. Hay una protesta, pero está siendo en la calle. Pensé que a lo mejor podía entrar en la Trump Tower y subir por las famosas escaleras mecánicas», se oye decir a Moore durante la grabación.
En otro momento, asegura que el Colegio Electoral debería ser eliminado porque es «irónico» que 240 años después de su creación «para apaciguar a los dueños de esclavos», ahora un «racista» vaya a ser el presidente «sin haber obtenido la mayoría del voto popular».
«Vamos a ver qué pasa, a lo mejor me dejan subir a sus oficinas», insiste el cineasta, quien recordó que la semana pasada ya estuvo en la Trump Tower y ese día sí pudo hablar con la jefa de campaña del entonces candidato republicano, Kellyanne Conway, «y todo fue bien».
Unas semanas antes de las elecciones del pasado 8 de noviembre, el polémico director estrenó por sorpresa la película «Michael Moore in TrumpLand», que gira en torno al magnate y que se basa en una obra de teatro escrita por el propio Moore.
En la cinta, el ganador de un Óscar al mejor documental en 2003 por «Bowling for Columbine», se adentra directamente en «territorio hostil» en el corazón de la «tierra de Trump» poco antes de las presidenciales.
Moore fue uno de los más de un centenar de músicos y artistas, en su mayoría del mundo de Hollywood, que durante la campaña firmaron un manifiesto titulado «United Against Hate» («Unidos Contra el Odio») para evitar que Donald Trump llegara a la Casa Blanca.
«Debemos usar los medios a nuestro alcance para alertar sobre los peligros de una presidencia de Trump. Quiere devolver al país a una época en la que el miedo justificaba la violencia, la codicia alimentaba la discriminación», aseguraban el manifiesto.