Divagaciones del azar o cisne negro

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El AUTOR es empresario turístico. Reside en Santo Domingo.

Señores, esto ya es el colmo!. Pronto aparecerá en el mercado un antídoto contra la mala suerte cuyo descubridor se convertiría en millonario en cuestión de segundos sin tener que jugar la Loto. Y es que por primera vez en la historia de la medicina la mala suerte es objeto de estudio a lo interno del ser humano, lo que coloca al descubridor del antídoto en el carril de adentro para optar por el Premio Nobel de Medicina por tan importante descubrimiento en bien de la humanidad.

Según el artículo de Tony Raful titulado «!Cisne Negro, cáncer y mala suerte!», publicado en el Listín Diario de fecha 6/1/2015, doctores de la Universidad Johns Hopkins, de los Estados Unidos, publicaron un trabajo en la revista «Science» donde explican que dos tercios de todo el riesgo del cáncer se debe a «mutaciones aleatorias que suceden durante la división normal de las células madres, cuando estas se producen en genes que intervienen en el desarrollo del cáncer», resultados que relacionan con la «mala suerte». (Ref./Google: Bad Luck of Random Mutations Plays Predominant Role in cancer).

Según los doctores, la mala suerte juega un rol determinante en dos tercios de todo riesgo de cáncer que revela la investigación. En su artículo Tony Raful refiere este “hallazgo o razonamiento científico de mala suerte” para recordar su tesis del azar en términos de categoría histórica. En tal sentido dice lo siguiente: «Quien escribe ha postulado y suscrito la tesis del azar en términos de categoría histórica, y podría decirse, al igual como lo aseguran los científicos en alusión al cáncer, que el azar yugula dos tercios del riesgo dentro del conjunto de causas y efectos sociales, económicos y políticos, que explican los cambios, revoluciones y sucesos históricos». Se soltó el fucú!

Pero hoy no entraremos en materia sobre una cosa o la otra ya que no es nuestra costumbre divagar en el mundo de lo desconocido o sobre lo que desconocemos con tal de predecir lo que pueda suceder al instante y no después, de lo contrario me convierto en brujo. Siempre me limito a honrar lo que escribo basado en el análisis objetivo al abordar temas relacionados con las ciencias sociales con tal de mantener la fidelidad de las conclusiones. Pero esta vez haremos una excepción en vista de que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, creador del Universo.                                                                                                            Puede que sí, que sea puro azar las «mutaciones aleatorias que suceden durante la división normal de células madre, cuando estas producen genes que intervienen en el desarrollo del cáncer». Pero ese «azar anatómico o biológico» no puede catalogar de mala suerte el «aleatorio comportamiento» a lo interno del ser humano en perjuicio de sí mismo. Debido a esta antítesis puede decirse que dentro del ser humano no existe la mala suerte o que «el cuerpo humano no tiene mala suerte», simple y sencillamente porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios.

En cambio la mala suerte o negatividad del azar (en sentido inverso, a lo externo), es solo un invento de la mente tratando de explicar el fracaso o desgracia del ser humano durante el transcurso de su existencia como forma de justificar las tangibles y/o visibles miserias humanas. Lo tangible y/o visible es parte del mundo que nos rodea, contrario a lo intangible y/o invisible implícito en el razonamiento lógico o luces de divinidad cerebral que en muchos casos revierten positivamente las miserias y desgracias del propio hombre o de la propia humanidad.

En esto último lo «aleatorio o el azar» opera en sentido positivo a lo interno del propio ser dependiendo del grado o madurez de razonamiento y de la fe, y hasta del «trial and error» (ensayo y error), como en los casos donde la ciencia o la medicina no encuentran la solución, a diferencia de la solución que por cuenta y riesgo encuentra  el ser humano en búsqueda de respuestas a la incertidumbre y todo aquello que le rodea o perturba.

Quiere decir que no se pueden descartar soluciones consecuencia de designios divinos relacionados con el grado de fe, o en ausencia de ella, en este caso para hacernos renovar nuestros votos religiosos o divinos, al menos que sigamos siendo reincidentes pecadores. Y aún así el Señor nos ama, no nos odia, para ver si entre nuestros tropiezos aleatorios o intencionales entramos en razón. Todo eso porque nadie es perfecto, solo Dios.

El Azar o Cisne Negro no aplica al mundo en que vivimos cuando de relatos o sucesos históricos se trata o como parte de las ciencias sociales. Es divagar ante lo desconocido. Es preferible verlo desde esa perspectiva para no caer en el error de la ciencia médica pues imaginar la mala suerte a lo interno del ser humano es negar la existencia de Dios. Por tanto no tiene sentido sacar el azar fuera del cuerpo humano para justificar un mundo que se rige por sus propias leyes, de lo contrario se trata de un cuento de hadas.

Introducir el azar en cualquiera de las ciencias es divagar ante lo desconocido, por eso hay que destacar el razonamiento de John Forbes Nash, ganador del Premio Nobel de Economía, prodigioso matemático que comenzó a desarrollar esquizofrenia paranoide y a sufrir delirios, quien se dio cuenta que las alucinaciones no eran reales por lo que, usando la teoría de que «todo problema tiene una solución», decidió resolver por su cuenta su problema psiquiátrico y así, con el paso del tiempo, aprendió a vivir con sus alucinaciones ignorándolas por completo. Murió recientemente en un accidente automovilístico junto con su esposa.

eduardofranjul@yahoo.com

 

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