Disfrutemos nuestra ciudad romántica
Santo Domingo, a pesar de los pesares, sigue siendo una ciudad romántica. No importa que en su seno se quieran imponer como temas fundamentales el escándalo ODEBRECHT y sus posibles sobornados, las supuestas subvaluaciones de obras civiles y el caso sin definir de los Tucanos.
Nuestra media Isla caribeña con todo y sus flaquezas, miserias e injusticias sigue manteniendo su aspecto de colectivo social encantador y sobrecogedor no solo para propios, sino también para extraños.
No importan las marchas verdes, las inconductas de los partidos políticos y sus representantes, las corruptelas, las complicidades, pactos de silencios, las mafias y los carteles, aquí se sigue siendo un pueblo noble, romántico y soñador.
El escritor dominicano Tulio Manuel Cestero y el político e intelectual Joaquín Balaguer, hablaron sobre el tema en el siglo pasado, el primero en su obra ¨La Ciudad Romántica¨, en 1911 y el segundo en su ¨Guía Emocional de la Ciudad Romántica¨, en 1944
Hoy en los albores matutinos de este nuevo Siglo XXI, y guardando las distancias, este mismo sentimiento humano sublime narrado por esos dos escritores dominicanos es perceptible al hacer contacto con la Zona Colonial y la Plaza de la Cultura en la recién inaugurada Feria Internacional del Libro.
Creo que en estos momentos en el país no hay mejores escenarios para la familia o para una pareja que inicie o mantenga una relación amorosa ardiente, que visitar en horas de la noche los referidos lugares. Es un verdadero derroche de romanticismo que se vive.
Tenemos que vivir nuestra agenda, disfrutar nuestras bellezas, mujeres, vinos y todas esas sensualidades de la vida que muchas veces se aplazan solo por estar inmersos en la vorágine política, el chisme y la intriga cotidiana.
Vamos a darnos un chance y disfrutemos nuestra ciudad romántica, son de las pocas cosas que aún nos quedan. No dejemos que también nos roben los pocos espacios de felicidad que aún nos merecemos. Quezada.alberto218@gmail.com
JPM