Dios y los castigos
Pensar que Dios castiga, ha sido de gran confusión para creyentes e incrédulos. Sin embargo, se debe tener en consideración que el castigo, es una reacción correcta ante una actitud incorrecta. Los padres de familias castigan a sus hijos, a pesar del inmenso amor que les tienen; ningún padre sensato, castiga a sus proles por causarles maldad, sino para enderezar el camino de los mismos. De igual manera, Dios castiga para el bien de aquellos que son sometidos a la corrección, y lo hace por amor a ellos. En la naturaleza de Dios, está incluido el castigo: «porque nuestro Dios es fuego consumidor» Heb. 12:29.
Castigo «Pena impuesta al que ha cometido un delito o falta. Tormento, daño, perjuicio.» Castigar: «imponer o infligir un castigo»… Dicc.L. Enc. 2000. Castigo, es la respuesta que debe recibir de parte de Dios, toda persona que viola las leyes y principios de Dios. Castigar, derecho que le asiste a Dios por ser Creador de sus criaturas, quienes por hecho y derecho les corresponde obedecer a él, fuente máxima de todo bien.
Justamente hablando, sólo Dios debe castigar, puesto que el único ser perfecto es él. En consecuencia, los iguales de culpables no les corresponde castigar, sin recibir otro castigo similar, ya que todos somos pecadores, y por ende hemos violentado los mandatos de Dios. Sin embargo, los hombres somos crueles cuando infligimos algún castigo a nuestro prójimo. Sólo nos duele el castigo cuando somos recipientes del mismo. Es por eso, que hay que entender a los humanos dentro de sus debilidades e imperfecciones, para ayudarles a superar.
Cada cristiano tiene un mandamiento de Dios, que es comer del cuerpo y beber de la sangre de Jesucristo, pero cuando éste se hace indignamente, sin entender lo que significa dicha conmemoración, entonces Dios castiga a esa persona, como está escrito: «Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo» I Co. 11:31, 32.
Todo castigo que procede de Dios es por amor a sus criaturas. El escritor de los Hebreos, nos da el sentido correcto de lo que venimos diciendo, cuando escribió: «Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos… pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad» Heb. 12:5- 10.
Algunas personas juzgan a Dios, porque él nos habla de un infierno, o lugar de tormento. Niegan a Dios, porque dicen qué Dios es ese que porque le desobedezcan, eche en un lago de fuego a las personas. Esa es una forma incoherente de esas personas, pues porqué no protestan contra las sentencias de 30, 40, 60, 100 y más años, que les dictan a algunas personas, porque violentas las leyes de las naciones. ¿Cuál piensa usted que es más grande la ofensa hecha a Dios, o a los hombres? Dependiendo a quién se ofenda, y al daño que hace es el castigo.
Dios no castigará en el infierno al inocente, más a todos aquellos que teniendo conocimientos de hacer lo bueno, pero en cambio hacen lo malo, y sobretodo, si escuchan el evangelio, que es poder de Dios para salvación, entiéndase, que Dios le perdona sus pecados mediante la muerte de Jesucristo, para salvarlos del infierno, pero las personas rechazan a Jesucristo, entonces están rechazando el amor de Dios para con ellos; Dios no es culpable de su castigo, por eso irán al castigo eterno.
«Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» Apoc. 3:19- 22.
El apóstol Pablo, escribió: «Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como humano.)En ninguna manera; de otro modo, ¿Cómo juzgaría Dios al mundo?» Rom. 3:5, 6. Si el hombre, desprecia lo dicho por Dios en sus leyes, entonces es justo que reciba el castigo debido a su extravío. Ahora bien, ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merece el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Heb. 10:29.
Debemos saber que Dios es amor, pero el amor no anula el castigo, ni a la severidad de Dios, sino todo lo contrario, el amor los confirma, pues son parte de ese amor. Me permito hacer esta reflexión: Una gran parte de la sociedad vive quejándose de la delincuencia e inseguridad social, entendiendo que se hace insoportable esta situación, entonces qué sería de la humanidad, si Dios no castigara a los individuos en su justo momento, para hacerlos cambiar; y ¿qué sería de una eternidad juntos con los peores delincuentes? Por eso, «E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna» Mt. 25:46. Dios le bendiga.
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