Delitos peledeístas
Cuando Reinaldo Pared Pérez manifiesta con vehemencia que no se debe desmayar ante los actos delincuenciales que azotan al país, parecería que quiere aislar de la República Dominicana, los asomos de delitos cometidos por las principales figuras del partido en el poder.
Sería justo cumplir a pie juntillas con lo expresado por el dirigente y precandidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), pero observando que para conjurar los delitos, así como se previenen las enfermedades, también habría que anticipar medidas que prevengan la secuela de corrupción que dejan los delitos peledeístas.
Porque no sólo los actos delincuenciales de otros, al margen de los oficiales, deben ser prevenidos y castigados. Por ejemplo, una buena medida sería que las autoridades apliquen los certeros mecanismos de investigación que determinen, si efectivamente, la campaña presidencial del expresidente Leonel Fernández Reyna, del 200 al 2004, fue financiada por el capo, Quirino Ernesto Paulino Castillo.
Como los delitos tienen un amplio espectro-no sólo se circunscriben a robos y asesinatos- que también “arropan y mortifican” como dice Pared Pérez, si resultasen ciertas las imputaciones de que se prestó unos 200 millones de pesos en la citada candidatura; esa “inversión”, que ahora está cobrando Quirino con sus intereses, constituye un acto delictuoso.
¿O es que ése financiamiento no constituye delito, porque en él se involucra a Fernández Reyna? No se pueden exonerar los delitos del PLD, con relación a los demás que se suceden en República Dominicana. Crímenes, asesinatos, lavados de activos y otros, aunque con diversos matices y otras penas, también forman parte de nuestro rosario delictivo.
Aunque se deplore el asesinato del viceministro de Energía y Minas y heridas a su hijo en Cotuí, por parte de encapuchados, en una acción condenable, ello no entraña que no pidamos con vehemencia que también se diluciden otros delitos y crímenes. La selectividad es cómoda, pero muy perjudicial a la sociedad.
Sin contarlos, son varias las prominentes figuras sospechosas de delitos, que cierran filas en el partido en el poder. Ya esto constituye un récord. Y vamos a sostenerlos así, sin mayores detalles y ambages. Ahí están los hechos de datas recientísimas.
Y si, irresponsablemente, se quiere denunciar sobre otros actos delincuenciales de pasados gobiernos mirando con prismáticos los del pasado, para justificar los del presente, entonces vamos a emplear los mecanismos que desmadejen sobre cuáles son los expresidentes y exfuncionarios que se han que han incurrido en latrocinios y han recibido beneficios del narcotráfico.
Olvidémonos de aquello de que el que formula imputaciones es el que tiene que querellarse, o del sainete o mito de algunos desorejados, que entienden que los hombres presuntamente inteligentes, no tienen actitudes compatibles con actos bochornosos que lesionan a la sociedad.
Es esta una teoría que sólo podrían asimilarla fanáticos, incautos, o los que obedecen a mesadas clientelares. Y donde se involucra un exmandatario que todavía aspira, en perspectivas, está en juego la misma democracia y, en consecuencia, el bienestar social.
Vamos a no desmayar en frenar la delincuencia. Estamos de acuerdo. Pero sobre todo, vamos a ser sinceros y lo suficientemente transparentes; actuemos contra todo tipo de acción criminal, y en ese expediente también cotejemos los delitos peledeístas que han colmado al pueblo dominicano.
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