De Trujillo a Leonel Fernández

El servicio
exterior de la República Dominicana ha vivido
dos momentos de esplendor en la historia de las relaciones
internacionales dominicana: el primero,
durante el régimen de Rafael
Leónidas Trujillo (1930-1961) y, el otro en el mandato presidencial
encabezado por doctor Leonel Fernández
Reyna (1996-2000).

Hay que
destacar, que ambos gobiernos se
desenvolvieron en contextos geopolíticos
muy particulares y complejos, pero que a pesar de eso, hubo un común denominador en ambos liderazgos
dominicano en la conducción de las relaciones internacionales: la salvaguarda de la dignidad y el interés nacional sobre todas
las cosas.

Durante esos dos
periodos presidenciales, uno dictatorial y otro democrático, es cuando la República Dominicana define
una verdadera política
exterior y articula unos de los
cuerpos diplomáticos y consulares más agresivos, preparados y profesionales que
registre la historia de las relaciones internacionales dominicana.

Con sus luces y
sobras los servicios diplomáticos en la “Era de Trujillo
y Leonel Fernández” es donde más se evidencia
una articulación de propósito hacia la realización de una política
exterior eficaz y eficiente ante los
demás países en el ámbito internacional.

La política
exterior desarrollada por Trujillo
obedecía más bien a un interés personal
que nacional, de tener “calibrado y
espiado el mundo” para de esa manera
evitar con tiempo cualquier elemento perturbador internacional que impidiera la estabilidad y
continuidad de su régimen, pero era eficiente y modélica en
la región y el mundo.

En tanto que, en las conducciones de la política exterior
dominicana en el reinado del presidente Leonel Fernández se desarrollaron estrategias
diplomáticas y comerciales agresivas de
integración regional y mundial a los fines de sacar al país del aislamiento
internacional para convertirlo en una “Marca” de interés para los actores internacionales. Analizando esa realidad
y mirando al futuro, es penoso ver, que
en el actual periodo gubernamental que encabeza elpresidente Danilo Medina, no se haya
articulado de manera definitiva un servicio exterior tan o más competente,agresivo y hábil como los arriba mencionados.
Hayque recordar que el jefe del Estado
prometió en la campaña electoral pasada la transformación del actual servicio
exterior del país.

Avergüenza, por
demás, la falta de direccionalidad en la
política exterior del Estado dominicano mostrándose ante la comunidad
internacional como una nación inexperta
carente de defensores auténticos del
interés nacional, y más aún como si no
existiera un conductor eficiente en ese ámbito.

Finalmente, como
lo refiere el analista de las
relaciones internacionales, Horacio
Vicioso Soto, en su libro “Diplomacia,
Ciencia y Arte” la diplomacia
debe ser entendida como instrumento de diálogo, armonía y equidad entre
Estados, por lo que su actuación oportuna, cobra carácter redituable e incide
en el desarrollo de las naciones.

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