De perversos y desesperados
La desesperación que muestran esas mentes calenturientas — ‘intelectualoides’ y ‘figuras’ frustradas y ‘descorazonadas’ por sus fracasos en descollar en la vida, junto a otros que medran en la oposición política sin oportunidades— que se muestran acogotadas por sus continuos de errores, parece empujarlos al camino de la sedición y de incitar a acciones que pretenden desbordar un clima de paz y libertades que disfrutamos desde hace muchos años.
Con el surgimiento del movimiento ‘marcha verde’, en enero del 2017, esos grupos y pseudo dirigentes políticos creyeron haber logrado consolidar una organización importante de la sociedad para enfrentar, y hasta desplazar, a los peledeístas del poder.
Pero sus díscolas apetencias y el desenfreno de sus egos y odios provocaron que se enredaran en las patas de sus propios caballos al poco tiempo de haber alcanzado algunos peldaños con una corriente de opinión favorable a sus planteamientos de enfrentamiento a la corrupción y la impunidad.
Pese a las provocaciones, el Gobierno ha respondido con expedientes contundentes a casos espinosos, como el escándalo Odebrecht y de los Tres Brazos, al tiempo que se asegura encamina otros casos, en base a investigaciones sobre denuncias de casos de corrupción y/o de acciones que violentan las leyes.
La Procuraduría General no ha cedido a las provocaciones y ha actuado conforme a la ley. Y lo ha hecho con resultados tangibles, con expedientes depositados en los tribunales, mientras la bullanguería mediática y de esos grupúsculos y políticos desesperados insiste en pretender trazar las pautas de como el organismo debe actuar, de a quienes debe culpar y a quienes no. Claro, señalando, en uno y otro extremo, a sus favoritos para ser encarcelados y sus favoritos para no ser tocados.
Sin prisa, pero sin pausa, de acuerdo a las investigaciones, la Procuraduría sigue firme la ruta trazada.
Ahora los sediciosos necesitan ingredientes para el caldo planeado de degustar el 12 de agosto con su denominada ‘marcha del millón’, en que parecen jugarse el ‘todo por el todo’. Por ello, entonces, no extrañan los desesperados intentos por provocar un sentimiento, que no existe, de rebeldía que pudiera convocar a las calles a gente de clase media, empresarios y no políticos.
Por eso, esa bullanguería mediática, de políticos e ‘intelectualoides’ frustrados, ponen a circular especies sobre corrupción en la elección de nuevos incumbentes para el Ministerio Público, en una pretendida doble jugada: acusar al Procurador de torcer las evaluaciones en favor de sus pretendidos al tiempo de mostrar una defensa ardoroza de determinados incumbentes con los que dicen hacer empatía.
El partido oficial, encerrado en sus absurdas luchas intestinas, deja espacio franco a estas pretensiones, conspiraciones e intentos sediciosos, que agonizan según sigan sufriendo más y más derrotas.
Es tiempo de que los que apostuestan por la paz, las libertades y la democracia los enfrenten en su propio terreno, sin miedo a las pretendidas descalificaciones con que esos perversos suelen tildar a los que se atreven a enfrentarlos y desdecirlos.