De la caverna política, nacimiento y muerte de Cristo
para la reflexión como recuerdo y conmemoración de la muerte de
Cristo, y también la resurrección que creen se sucedió como designio.
Yo por mi parte, como un político que no concibe que se sucedan
algunas líneas de conductas, me adentré en dos libros de Juan Bosch
relacionados con la vida y muerte de Cristo, como una forma de
responder a ciertas actitudes de algunos políticos.
Me refiero a los libros “Judas Iscariote, el Calumniado” y “Cuento de
la Navidad”.
Y me animé a escribir estas líneas porque en “Judas Iscariote, el
Calumniado”, el maestro utiliza el concepto “señores de la caverna
política”, en la “aclaración para la edición dominicana”, que se
publicó en 1977, ya que la primera edición del libro circuló en Chile
en 1955.
“Lo que sí puede ver cualquiera de los lectores de Judas Iscariote, el
Calumniado, es el afán de hacerle justicia a un personaje que tenía
cerca de dos mil años de vida en la infamia”.
Y ahí es cuando Juan Bosch se refiere a los “señores de la caverna
política” quienes creyeron haberlo atrapado “con la mano en la masa”
al confirmar su afiliación comunista por haber publicado el citado
libro.
“Se adelantaron un poco, porque mi conocimiento de Marx y Engels vino
a darse por el 1969, después de haberme instalado en Paris, y fue de
ese conocimiento, no muy amplio, por cierto, de donde salió mi
afiliación al marxismo”.
“Cuento de la Navidad” refiere las circunstancias y el vientre que
debía concebir su hijo, la condición de pobreza material de su
nacimiento, y hay que destacar el emisario que llevó el mensaje al
matrimonio que formaban María y José.
Este emisario llamado Arcángel San Gabriel “pensó que talvez él estaba
equivocado, a lo mejor se había confundido y el Señor Dios no le había
hablado de choza ni de mujer pobre ni de asno ni de botijos de agua”.
Más aún cuando “había dicho el Señor Dios que su hijo estaba llamado a
mostrar al género humano el camino de la paz, del amor y del perdón, o
había el oído mal”.
De ahí que el Arcángel San Gabriel llego a entender que el Señor Dios
estaba muy equivocado. Que su hijo debía nacer en cuna de reyes,
rodeado de millares de soldados quienes se atendrían a recibir
órdenes, por lo que le sería más fácil imponer la paz.
Y es ahí cuando el Señor Dios sorprende al Arcángel San Gabriel, le
reprende, y le advierte que “estas pensando mal. Te dijo lo que te
dije, no lo que tú crees ahora que debí decirte”.
Y la ratifica lo que había concebido como legado para la humanidad:
“Mi hijo nacerá en casa pobre, porque si no es así, cómo habrá de
conocer la miseria y el padecimiento de los que nada tienen que son
más que los poderosos…
“Cómo quienes tú que Mi Hijo conozca el dolor de los niños con hambre
si él crece harto.
“Mi Hijo va a ofrecer a la humanidad el ejemplo de su sufrimiento, y
quieres tú que se lo ofrezca desde el lujo de los palacios”.