De Judas a Miguel; coincidencia y nada más

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Con relación a la conmemoración en el país de la Semana Santa, período de intensa actividad litúrgica dentro de distintas creencias religiosas, y en el cual se evoca la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret, quien en sus prédicas por toda Galilea dejaba impregnada entre la población y seguidores de su plataforma político religioso, en lo que llamó Enrique Pérez Escrich, en la obra el Mártir del Gólgota, su programa de hermandad y justicia social. Como todas actividades religiosas y políticas generan muchas pasiones, una en pro y otra en contra, Jesús de Nazaret no fue la excepción, porque sus prédicas dirigidas a labradores, pescadores, en fin, a sectores pobres, le granjeó malquerencia entre los grandes jerarcas de la comunidad judaica llamada fariseo, cuyos integrantes le dieron connotación de partido política durante la revuelta de los macabeos contra los invasores seleucidas en el año 167 antes de la era cristiana y que mantuvo su hegemonía hasta que estos, convertidos en mercaderes y defensores de la ley mosaica, fueron expulsados del Templo de Jerusalén por un Jesús indignado. La cúpula política romana, el Senadrín que también lo conformaban los partidos saduceos, fariseos y zelotes, los cuales juntos a los sumos sacerdotes y mercaderes defendían la ley mosaica, al entrar en pánicos por la amenaza a sus intereses que representaban los ideales revolucionarios de la época, tramaron deshacerse de los que ellos entendían un peligro; y para materializar su propósito, buscaron a la persona ideal que recayó en la funesta figura de Judas Iscariote, tesorero y hombre de entera confianza de Jesús, quien pagó su osadía al enfrentar a la aristocracia sacerdotal, la nobleza y el poder económico, crucificándolo tras hallársele culpable de sedición al considerarse que se había proclamado rey, lo que significa la aplicación de la Lex Iulia Lesae Maiestatis. Judas fue uno de los apóstoles de Jesús, no se menciona sobre su llamado ni cuándo se unió a los apóstoles, pero el evangelio de Juan pone un antecedente importante de la felonía de Judas, ya que él era el tesorero, y según el evangelio de Juan, Judas se apropiaba del dinero destinado a los pobres. Este siguió a su maestro durante su predicación por Palestina y, según los Evangelios, fue el traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían apresarlo sin que sus seguidores interfiriesen, tal como el propio Jesús había anunciado en la Santa Cena. Él mismo fue quien dirigió a los guardias que arrestaron a Jesús y les indicó quién era besándole. Por su traición fue recompensado con treinta denarios, pero al poco tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó en el templo. Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó ahorcándose de un árbol. Por ello, la figura de Judas ha pasado a la tradición cristiana posterior convertida en la del traidor por antonomasia. Según relatos, recién nacido Judas fue arrojado al agua por sus padres Rubén y Ciborea, tras ser advertidos de que su hijo causaría la ruina de su pueblo. Sin embargo, el niño logró sobrevivir, quien arrastrado por las olas llegó a la isla Iscariot ( de ahí su apellido Iscariote), cuyo cuerpo fue rescatado por la reina del lugar. Ya un hombre, Judas huyó a Jerusalén tras asesinar al hijo de la reina que le protegió, en donde le ofreció sus servicios a Poncio Pilatos, quinto prefecto de la provincia romana de Judea, entre los años 26 y 36 d.C, por lo que tuvo un papel relevante en los acontecimientos de la provincia en esos años, siendo el más célebre de ellos el suplicio y condena a muerte de Jesús de Nazaret, a pesar de que el jefe de Pilato, Herodes Antipas no quiso intervenir en la ejecución del acusado alegando problemas jurisdiccionales. Después de la traición, su azarosa vida le jugó malos momentos, como la de matar a su padre y luego casarse con la viuda de su víctima, que resultó ser su madre, a quienes no conocía. Tras indagar su verdadera identidad, trató de expiar su culpa convirtiéndose en uno de los apóstoles de Jesús pero, lejos de redimirse, acabó traicionando a su maestro. Repudiado por todo el mundo, tomó la fatal decisiónahorcarse. Este drama que se le atribuye haber vivido Judas Iscariote forma parte, de que muchos especialistas de la conducta humana entienden, que los seres humanos tienden a compartir una serie de características distintivas inherentes, que incluyen formas de pensar, sentir y actuar. El existencialismo de Jean Paul Sartre dice que “La cuestión de qué origina estas características distintivas de humanidad y cuán fija es la naturaleza humana tiene importantes implicaciones en la ética, la política y la teología, debido a que pueden proveer normas o estándares para que los humanos juzguen cuál es la mejor forma de vivir”. Judas Iscariote, actor de su propia existencia, eligió su modo de vivir y como quiso al final poner fin su pobre y despreciable vida. Como él, centenares de mortales continuarán enganchados en la ruleta del destino, como es caso del Presidente del Partido Revolucionario Dominicano, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, quien llegó a esa organización de la mano del doctor José Francisco Peña Gómez, de quien fue su secretario de Finanzas, su tesorero. Nadie conoce las reales o supuestas razones que movieron al ingeniero Vargas Maldonado a ingresar al PRD, al no ser la ambición que sienten algunos ricos de probar suerte en la política con la finalidad de ampliar sus horizontes y su fortuna, aunque se ignoren los principios elementales de la ciencia política, un mundo muy frágil que suele tragarse a aquellos osados que intentan invadir su territorio.

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