Daniel, el canal y los chinos

DANIEL EL PRESIDENTE: Si hay algo que siempre ha caracterizado a los socialistas, a los cuales yo prefiero llamarles comunistas (no me simpatizan los eufemismos políticos), es que siempre viven en un mundo utópico y muy irreal. En otras palabras: viven soñando y nunca (en buen dominicano) logran aterrizar. Son bien idealistas y son muy dados a «inventar» un mundo que tan sólo existe en sus mentes. Ejemplos tenemos muchos, como es el fracaso de la revolución cubana de Fidel Castro, la cual ha sumido a la isla en una empobrecida nación durante 55 años de férrea dictadura. La revolución bolivariana, que ha colocado a Venezuela, la otrora meca de la migración latina en la década de los 70-80, en una nación arrabalizada, carente de todo, con la mayor ola de criminalidad y en donde han desaparecido los poderes en los cuales descansa una verdadera democracia; y, por último, está Corea del Norte, donde su pueblo se muere de hambre, pero tienen un enorme ejército que se traga todo el presupuesto. Pero, desde el 1989 al parecer la realidad les ha dado bien duro a sus fantasías políticas y es la razón por la cual se desintegró la ex-Unión de Repúblicas Socialistas (URSS), cayó el Muro de Berlín que dividía en dos la Alemania y la República Popular China sepultó las ideas de Mao Tse Tung junto con él en la Plaza de Tiananmen. No obstante ello, aún hay «comunistas» que siguen soñando despierto y es el caso del presidente eterno de Nicaragua e inverecundo José Daniel Ortega y Saavedra, al que se conoce mejor como «El Pederasta», por haber violado a su hijastra Zoila América Narváez Murillo. Veamos el «sueño» del carcamán Daniel rodeado de una aureola de idealismo y grandeza. EL CANAL: Los medios informativos han venido dándole seguimiento a un proyecto de un «inversionista» chino (de la exChina de Mao) y el inefable presidente de Nicaragua Daniel Ortega, de hacer un nuevo canal interoceánico que una el océano Atlántico con el Pacífico atravezando el territorio nicaraguense. Dicha inversión costaría unos US$40,000 millones de dólares y su construcción se estima ser concluída en unos 10 años. Daniel está muy contento con el proyecto, pues se estima que generaría más de 180,000 nuevos empleos y, como él se considera un presidente eterno de Nicaragua, al igual que Correa en Ecuador, Evo en Bolivia y el colombiano en Venezuela, espera inaugurar y disfrutar en su gobierno ese mega proyecto. El punto de partida del canal sería desde la comunidad de Punta Gorda, atravesería el Lago de Nicaragua y concluiría en la localidad de Brito en la patria de Augusto César Sandino. Tendría un largo de unos 278 kilómetros y afectaría unos 8,624 Km de agua dulce del Lago Nicaragua. Tendría una profundidad de unos 27 metros. Si Daniel está contento con esa megaconstrucción, imagínense como estará Fidel (Hipólito) Alejandro Castro Ruz y su hermano Raúl Modesto. Ya no habría necesidad de llenar un barco repleto de azúcar y tratar de pasarlo inadvertido con aviones y armas de guerra como hicieron hace poco por el canal de Panamá, sin pagar los impuestos y violando normas internacionales y la soberanía del canal que le pertenece a la tierra descubierta por Vasco Nunez de Balboa. Ahora con su pana ideológico podría pasar lo que se les ocurra por su retorcidas y protervas mentes. Aunque, pensándolo bien, yo creo que el tiempo no le alcance a Fidel de verlo y aprovecharlo. EL CHINO INVERSIONISTA: De acuerdo a informes dados por la prensa nicaraguense, la persona que va a realizar la inversión en ese megacanal, lo es el ciudadano chino Wang Jing, un hombre de negocios con apenas 41 años de edad y del cual se conoce muy poco. Es evidente que ese cuento no se lo creen ni los chinos de Bonao que viven en la Rep. Dominicana. Esa es una inversión bien disimulada por el gobierno chino de Xi Jimping, el cual sigue en plena competencia en el mercado capitalista y las inversiones en latinoamérica. Dudo mucho que un solo hombre se arriesgue a realizar tan cuantiosa inversión de su propio peculio. Por otra parte, hay serias duda sobre la factibilidad de este proyecto. Varias son de orden naturales las cuales ponen en riesgo semejante obra. Nicaragua es una zona de alta actividad sísmica y proclive a huracanes poderosos y eso no es aconsejable en un proyecto de esa envergadura. De igual manera, hay críticas ambientalistas que han dicho que su construcción afectaría el medio ambiente no sólo a nivel local sino global. Perjudicaría sensiblemente el agua dulce que consume gran parte de la región, la fauna, la flora y los propios humedales de la tierra de Félix Rubén García Sarmiento. Pero, aparte de todo ésto, hay un alto costo político que es sorprendente que se haga en un gobierno «revolucionario y soberano» como se estilan en llamarse los populistas. Resulta que la «compañía» que preside el Sr. Wang ha recibido ya del gobierno «revolucionario» una consesión de usar el suelo nicaraguense por 50 años y renovable otros 50 más, o sea, un total de 100 años. La futuras generaciónes de Nicaragua nacerán con una parte lascerada de su territorio al nuevo «imperialismo» chino que lucha de tú a tú con la tierra del Tío Sam. Como bien sabemos, ya es tradición que los gobiernos «socialistas y revolucionarios» nunca han hecho nada por sí mismo bajo el marco de la filosofía y la economía socialista. Eso es mera utopía y así ha quedado demostrado en la historia política. La revolución cubana sobrevivió gracia a la ex-URSS y sigue respirando por el petróleo venezolano; la revolución bolivariana, gracias al cash del «imperialismo yankee» y a la ayuda en préstamo de los chinos; y los demás populistas como Evo de Bolivia y el propio Daniel a su vez han vivido pegado a la ubre venezolana, la cual ya no da para más y, como sabemos, los chinos «comunistas» (en teoría más no en la praxis), se pueden dar el lujo porque dejarón atrás la economía marxista y se insertaron en la economía capitalista. En una entrega de esta naturaleza al nuevo imperio económico chino, no hemos visto a los populistas y «revolucionarios» socialistas de otras partes «protestar» por esa cesión de gran parte del territorio nicaraguense a los chinos y por tanto tiempo. Esta pasividad no hace recordar los versos del afamado poeta español Ramón de Campoamor y Campoosorio, cuando escribió su «Humorada» y manifestó: «En este mundo traidor, nada es verdad, ni mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira», y nosotros ya deducimos con cual cristal José Daniel Ortega y Saavedra (a) «EL Pederasta» ha visto el proyecto. Es dable señalar que cuando los norteamericanos se decidieron construir el canal de Panamá en virtud del tratado «Herrán-Hay» el 22 de enero del 1903, ya antes habían visualizado si era factible o no construirlo en Nicaragua, algo que fue desestimado por las razones naturales que más arriba indiqué. Vamos a ver si este nuevo «guiso» económico del «revolucionario» Daniel «El Pederesta» y el nuevo zarpazo geopolítico chino de extender sus garras política y económica en la américa morena son posibles. El tiempo nos dirá,

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