Cuidado con la mentira

El político y escritor romano Marco Tulio Cicerón expresó: La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo.»

La falsedad es una manifestación de la mentira. La mentira, se puede definir diciendo: «Cosa que se dice sabiendo que no es verdad con intención de engañar» Dicc. L. E. 2000. Se debe tener sumo cuidado al hablar, escribir, o comunicar por cualesquier formas una información, un conocimiento, un mensaje, Etc. debido a que se puede pensar que está diciendo la verdad, cuando realmente es mentira.

El hombre se deja conducir fácilmente hacía la mentira, por causa del miedo, el interés pecuniario, por venganza, por encubrir la verdad en complicidad, o por encubrir un hecho que le afecta. Antes de comunicar debemos saber con certidumbre lo que hemos de decir. Nunca se debe ser una cotorra, que dice lo que otros dicen, sin tener juicio de lo que repite.

Los que consideran que la Biblia es un cuento, que Cristo es un invento están equivocados. Sólo repiten lo que muchos han dicho. En mi artículo sobre «El nacimiento de Cristo,» algunos comentaron con argumentos falsos. Sabía usted que los evangelios no fueron escritos por simples pescadores, Lucas era un médico, además investigó lo que escribió: «me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad en las cuales has sido instruido» Lc. 1:3, 4. Médico, Col. 4:14.

Mateo, o Leví, era uno de los cobradores de impuestos de la época, en otras palabras conocía de economía, y era un trabajador a favor del Imperio Romano. «Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió» Mt.9:9. El simple hecho de que le siguió, indica que era una autoridad en el puesto de trabajo.

Marcos, fue un convertido a Cristo, quien tuvo la bienaventuranza de ser compañero de los apóstoles Pablo ( de quien además era sobrino) y Pedro. Pablo quien era un hombre muy culto de la época, conocedor de la cultura helénica y celoso de la religión del judaísmo, conocedor de varios idiomas, convertido por el diálogo con Jesús en su aparición a él, Hech. 9:1- 22.  Pedro era un pecador, pero con el Espíritu Santo, quien llama a Marcos mi hijo, quien le acompañaba en su misión, I Ped. 5:13. También fue compañero en viajes misioneros de Bernabé Hch. 15:38, 39.

Trece, a catorce epístolas del Nuevo Testamento, fueron escritas por Pablo, quien había sido educado a los pies de Gamaliel, Hc. 22:3. ciudadano romano, nacido en Tarso, Hch. 22:3. Pedro escribió de Pablo, diciendo: «Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición» 2 Ped. 3:15, 16.

Los escritores del Nuevo Testamento, fueron hombres seguros y certeros al escribir, porque escribieron por inspiración del Espíritu Santo, y los conocimientos expresado proceden de Jesucristo y del Espíritu Santo. El Jesús histórico es aceptado, que existió, avalado por historias de la época y escritos vinculantes. Por consiguiente, no darle el carácter divino que tiene, simplemente es una falsedad, pues él es el Jesús divino e histórico.

Un elemento importante es que los los escritores escribieron lo que vieron y oyeron de Jesucristo. Juan, dice: «Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida…eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros»… Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido»  I Jn. 1:1- 4. Pedro escribió que vio y oyó  Cristo y la voz del Padre cuando lo declaró su Hijo 2Ped. 1:16- 18.  Dios le bendiga.

jpm