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Cuba y Estados Unidos ¿fin del enfrentamiento?
Los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Estados Unidos, Barack Obama, han dado un giro histórico a las relaciones entre sus dos naciones al anunciar esta semana, tras casi 56 años de hostilidades y retórica política, la normalización de sus relaciones diplomáticas, lo que ha sido acompañado de medidas como la liberación de tres de cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos (los otros 2 fueron liberados, uno en 2011 y otro a principios de 2014) y la puesta en libertad del contratista estadounidense Alan Phillip Gross al junto de otro detenido de vieja data que la prensa no ha comentado en amplitud. Es a quien han nombrado solo por el mote de “espía misterioso”, un cubano que espió para Estados Unidos y permaneció por cerca de 20 años olvidado en las prisiones cubanas.
Este deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, podría significar el inicio de un nuevo capítulo en la difícil relación de ambos países, cuyo momento culminante lo fue en 1962 con la recordada crisis de los misiles. A medida que la revolución cubana se fue afianzando Washington fue retirando su apoyo a La Habana. Así las cosas con la reforma agraria y la nacionalización de empresas estadounidenses, Washington se distanció más. De manera que el 19 de octubre de 1960 el presidente Dwight D. Eisenhower impuso un embargo parcial al gobierno de Cuba, lo que culminó con un rompimiento de relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961.
Esta semana hablamos de como se fue enfriando la relación cubano-estadounidense, hasta desembocar en el embargo y como este se hizo sistémico. Lo que ha significado este embargo para los sectores del exilio cubano que viven en Estados Unidos, lo que significa para lideres estadounidenses. También hablamos del abanico de opciones que se abren con este anuncio; lo que significa la posibilidad de la salida de Cuba de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo. Hablaremos del «espía misterioso» y de como puede contribuir una Cuba reinsertada a la Comunidad Internacional en la agenda de seguridad hemisférica.
En 1992 el embargo adquirió carácter de ley, con la llamada “Cuban Democracy Act” conocida popularmente como ley Torricelli, cuyo propósito era mantener las sanciones contra Cuba, mientras el gobierno se negara a dar pasos hacia la democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos. Para 1996 fue aprobada la ley llamada “Helms-Burton Act”, la cual eliminó la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de los ciudadanos estadounidenses.
En 1999 el presidente Bill Clinton amplio el embargo comercial prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses hacer negocios con Cuba por valores superiores a 700 millones de dólares anuales, siendo la primera ley transnacional en el mundo. Sin embargo, un año después autorizó la venta de algunos productos humanitarios a la isla caribeña.
Durante años la política del embargo económico ha sido sostenida por sectores del exilio cubano que viven en Estados Unidos, cuyos votos han sido cruciales en el estratégico estado de la Florida. Sin embargo la influencia de estos exiliados cada vez se reduce. Si bien su voto aún es importante en las elecciones, la posición de estos cubanos-americanos ha generado la oposición de líderes estadounidenses en el sector de los negocios, quienes argumentan que el libre comercio sería bueno tanto para Cuba como para Estados Unidos.
En lo que respecta a los nuevos aires que comienzan a soplar en la región, estos sectores tienen motivos para estar alegres, pues las relaciones entre ambas naciones cambiaran en varios aspectos fundamentales, Estados Unidos y Cuba empezaran conversaciones de manera inmediata para restablecer las relaciones diplomáticas. En cumplimiento de esto se abrirá en los próximos meses una embajada de Estados Unidos en La Habana, lo que conllevará intercambios y visitas de alto nivel entre ambos gobiernos como parte del mismo proceso. El secretario de Estado John Kerry, durante los próximos seis meses, revisará la lista en la que Cuba está designada como Estado patrocinador del terrorismo.
También ambas naciones colaborarán en asuntos de interés mutuo tales como, migración, operaciones antidrogas, protección del medio ambiente y tráfico de personas. Además el establecimiento de negociaciones de ambos gobiernos con el gobierno de México para discutir la frontera marítima no resuelta en el Golfo de México. Los viajes serán ampliados, ello significa que se adicionaran nuevas categorías de viajeros para que más estadounidenses puedan viajar a Cuba, ya sea para visitas familiares, de periodistas, investigadores, educativas, religiosas, deportivas, humanitarias y ciertas actividades de exportación. Dado que la prohibición general de viajar a la isla solo la puede levantar el congreso, no se permitirá el turismo.
En cuanto a las remesas, se facilitará su envío con aumento de su nivel actual de 500 a 2000 dólares por trimestre para donaciones a ciudadanos cubanos. En cuanto al comercio, se fomentarán los emprendimientos y el sector privado en Cuba, y se facilitará capacitación a las empresas privadas y a los pequeños agricultores. También se autorizará el comercio de compañías privadas cubanas para exportación de materiales de construcción para viviendas, bienes para empresarios y equipos para pequeños agricultores. La prohibición al comercio general solo la puede levantar el congreso.
En lo que se refiere a la banca, las entidades estadounidenses podrán abrir cuentas en instituciones financieras cubanas, lo que facilitaría el procesamiento de transacciones autorizadas, los viajeros podrán utilizar tarjetas de crédito y débito estadounidenses en Cuba. Por el lado de las telecomunicaciones, se autorizará la exportación comercial de artículos para comunicarse con personas en Estados Unidos y el resto del mundo, lo que incluye dispositivos, software relacionado, aplicaciones, hardware y servicios. También los proveedores de telecomunicaciones podrán establecer infraestructuras en Cuba, para proporcionar telecomunicaciones comerciales y servicios de internet.
Ciertamente la reacción de los medios de todo el mundo ante esta noticia, ha sido reflejar el aspecto positivo del acercamiento y destacar la mediación del Papa Francisco. Pero también han mostrado los senadores norteamericanos que han criticado abiertamente al presidente Obama por la restauración de las relaciones diplomáticas. El senador Robert (Bob) Menéndez, demócrata por el estado de New Jersey, y de origen cubano, llamó a los republicanos, que tendrán el control del Senado a partir del 2015, a debatir el asunto en las cámaras legislativas.
Marco Antonio Rubio Senador republicano por el estado de Florida, también de origen cubano y uno de los férreos opositores a que se levanten las restricciones a la isla, prometió usar su influencia en el Senado para que esto no prospere. Una de las medias que pretende bloquear, en su nuevo rol de director del sub comité del Senado encargado de las relaciones con el Hemisferio Occidental es la confirmación de un eventual embajador en Cuba.
En lo que respecta al espía misterioso, este es uno de los más importantes agente de inteligencia que Estados Unidos ha tenido en Cuba y ha estado en prisión por cerca de dos décadas, el mismo suministró información a Estados Unidos que permitió arrestar a una red de agentes cubanos, de acuerdo a lo expresado por el presidente Obama, la cual incluía a los hombres que con este acuerdo han sido enviados a Cuba, así como a otros espías en Estados Unidos. Sin embargo La Habana negó siempre que fueran espías y aseguró que el castigo que habían recibido había sido desproporcionado.
La Dirección de Inteligencia Nacional (DNI) confirmó la liberación del agente y señaló que los detalles de la información que suministró se mantendrán de manera confidencial. Algunos en Miami, conjeturan que el espía misterioso podría ser Rolando Sarraff Trujillo, un antiguo agente de inteligencia cubano que fue encarcelado en 1995 bajo cargos de espionaje en Cuba y sentenciado a 25 años de prisión. Sin embargo la DNI no confirmó o rechazó esto, y señaló en un comunicado que la liberación es un cierre adecuado al capítulo de la Guerra Fría en las relaciones de Estados Unidos y Cuba.
Algunos analistas sugieren que Estados Unidos busca restaurar lazos con Cuba porque pierde influencia en América Latina. Sin embargo lo contradictorio de esto es que mientras por un lado va en la dirección correcta, al mismo tiempo en la propia región muchos perciben este paso como una señal de debilidad y esta debilidad se refleja a la vez en la pérdida de confianza hacia ese país.
Con todo este panorama, entendemos que el comienzo del fin del enfrentamiento elevará a un primer plano situaciones que han estado sumergidas durante la confrontación. En cuanto al concepto de seguridad, en el nuevo contexto internacional que caracteriza este cambio, creemos que se vinculará más bien a factores económicos y sociales. En ese sentido la agenda de seguridad será la reunión de convergencias, así como de contradicciones entre los dos Estados. Los temas serán en adición a drogas, migración y los relacionados al medio ambiente, ya mencionados, terrorismo, seguridad nuclear, medidas de confianza mutua, gobernabilidad y estabilidad entre otros.
Tal vez es muy pronto para hablar de ello, pero en término de integración es interesante considerar desde el punto de vista estratégico los esquemas de libre comercio en el hemisferio, el papel que jugaría Cuba, los mecanismos de cooperación, y el reacomodo en este espacio. De manera que la agenda es bien amplia y sucederán necesariamente transformaciones, con retos y soluciones en todos los niveles. Como dice la doctora Isabel Jaramillo Edwards, investigadora titular del CEA, el Hemisferio Occidental está caracterizado por la asimetría, por tanto se debiera considerar la simetría que genera igualdad de oportunidades o al menos, soluciones convergentes, que desde diferentes niveles respeten la diversidad y los intereses mutuos.