Cuando un amigo se va: Rafael Calderón
En 1974 llegué desde el fragor de los Docejuegos al vibrante vespertino La Noticia buscando un chance y con esa familia de la Julio Verne, los Herasme Peña (Silvio, Emilín y Yiyo), logré escribir mis primeras cuartillas sobre béisbol, siendo mis orientadores Luis Fernández y Rafael Calderón.
Calderón revisó mi primera nota sobre voleibol: «Okey…Está bien…A la mar Barahona». Y así, con el visto bueno del «Viejo Calda» comencé a vivir esta adición, está religión que es el periodismo.
Con el paso de los años, la Parca que no perdona, nos toca por tercera, nos deja la bola en la mano y el camino limpio a la última morada de varios compañeros. Cuando un amigo se va, es una muerte distinta a cualquier otra porque quizás teníais la misma edad e historias y planes en común.
La noticia de que un amigo murió, llega en mitad de lo mejor, te envía a la lona y te produce el fatal nocaut.
Rafael Calderón, hermano y colega, me impresiona no solo tu ausencia, sino que falleciese con todo en la vida a medio hacer. Es cuando tomas la dolorosa nota de la complejidad del mundo, y de las verdaderas e inamovibles que son las jugadas rocambolescas. Y de baile, hermano y profesor, tú si sabías, eras clase aparte cuando subías al escenario en el cuerpo de baile de la Soberana Casandra Damirón, dándole tu y Chicha Tejeda caché y elegancia a cada paso en ese ballet folclórico.
Te fuiste a New York, a ponerte al día con el sueño americano y te quedaste ahí, y la vida se fue Viejo Calda en la ciudad que no duerme.
Con estas líneas no te digo adiós. Estoy aquí para sentir tu presencia, para celebrar tu caminar a nuestro lado como en 1974, para festejar que te nos has adelantado a ese lugar donde florecen la ternura y la misericordia.
Nuestras más sinceras condolencias a tus familiares de mi parte y de Fela Balbuena y rezamos para que el buen Señor cuide tu alma de aquellos que quedaron desolados después de tu partida.
jpm-am
muchas gracias por comentar sus vivencias con mi primo y llevarme a esa noche viendo mis primos rafael y mario césar en el madison square garden, en la ciudad de ny cuánto amor y orgullo sentí.
muchas gracias señor bienvenido rojas.
paz al alma de estimado colega
siempre lo recordaremos, porqué su trabajo fue nítido, su sonrisa y su trato afable siempre estará presente en nuestros corazones ♥ de