Cuando los imperios comienzan a resbalar
Así como en la naturaleza tenemos cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno, el ciclo de la vida, o de la existencia, también se divide en cuatro etapas. Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Los imperios no escapan a esta dialéctica.
El gran imperio romano, que se extendía desde Britania, la gran Bretaña de hoy, hasta el golfo pérsico, en la actualidad es solo Roma, la capital de Italia.
El poderoso imperio otomano, que cubría desde Ucrania en el norte europeo, toda la península arábiga hacia el sur y el mediterráneo africano, actualmente es solo Turquía.
Felipe II rey de España en un momento dijo: “En mi imperio nunca se pone el sol” Hoy, España es solo un pedazo de la península Ibérica.
Las presentes generaciones, han visto el esplendor y el dominio casi absoluto del imperio americano. Pero pocos se han detenido a ver y analizar su lento pero constante deterioro.
Los Estados Unidos de América, salieron victoriosos de la primera y la segunda guerra mundial en el siglo pasado.
Antes de esas confrontaciones también habían vencido en otras no menos importantes. España, México, Filipinas, etc.
Pero, paulatinamente han comenzado a deslizarse por una tabla resbaladiza de donde no han podido salirse. Pues continúan cometiendo el mismo error y como dijo Albert Einstein: “Locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”
Continúan quitando y poniendo mandatarios aplicando una democracia selectiva e imponiendo sanciones que no hacen más que radicalizar a los pueblos. Cuba y Corea del norte son dos de los mejores botones de muestra.
Quedó en evidencia que fue una gran mentira del entonces presidente George Bush, su excusa para invadir a Irak por la supuesta posesión de armas de destrucción masiva en poder de Sadam Hussein.
Lo que si es una realidad es que ese pueblo hoy está sumido en el terror de la guerra y en una miseria espantosa.
El expresidente Barack Obama ha reiterado que quisiera volver atrás en el tiempo para resolver el desastre en lo que se convirtió el bombardeo en Libia y el asesinato de Mohamed Gadafi.
El presidente Donald Trump comenzó a retirar las tropas estadounidenses de Siria, dejando atrás, en vez de soluciones, un país totalmente destrozado con millones de refugiados por todo el mundo.
Sin embargo, donde los Estados Unidos de verdad deberían intervenir, pero no con soldados y armamentos bélico sino con inversiones, tecnologías, educación, es en pueblos que, como Haití, El Salvador, Guatemala y Honduras, han caído en manos de las pandillas y se han convertido en una pesadilla donde no se puede vivir.
Pero no, Ahí no hay petróleo ni oro, ni gas, ni coltán. Por lo que prefieren seguir tropezando con la misma piedra.
¿Es una democracia el régimen imperante en Arabia Saudita? ¡Claro que no! En ese país donde rige desde mediados del siglo pasado una monarquía absoluta, no es que se violan los derechos humanos, es, ¡Que no existen!
La homosexualidad, por poner un solo ejemplo, es castigado con la muerte.
Las mujeres son prácticamente esclavas y solo hasta el año pasado se les ha permitido, con muchísimas restricciones, manejar un vehículo de motor.
¿Por qué los Estados Unidos no intervienen en Arabia Saudita y sí le han impuesto sanciones a Venezuela?
Todos conocemos las razones.
En vez de tratar de establecer un dialogo entre las partes antagónicas de un pueblo digno de mejor suerte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció el nombramiento de Elliott Abrams como el encargado de liderar los esfuerzos de EE. UU. en Venezuela.
Para los que no se acuerdan de este personaje, este es el mismo político, escritor y diplomático estadounidense que trabajó para los presidentes Ronald Reagan y George W. Bush. Que fue condenado a dos años de prisión por el escándalo Irán–Contra mientras servía a Reagan, pero fue indultado por George Bush.
Este nombramiento hace que la situación del presidente Maduro en el poder en Venezuela sea críticamente frágil.
Pues el presidente Trump, demuestra con esta acción, que está dispuesto a recuperar el petróleo, perdón, no es el petróleo, es la democracia en la patria de Bolívar. Aunque siga resbalando.
No creemos que el presidente Nicolás Maduro dure un mes más en el poder.
Para peores, estamos en febrero. El mes más corto del año.
Ojalá nos equivoquemos.
Carlos McCoy